Cuenta con generación automática de códigos de error, y con cada uso lleva a cabo una comprobación del sistema propio. Dispone de activación retardada para funcionar como reloj de alarma. Y a la inversa, de detenimiento programado para cesar automáticamente el funcionamiento cuando el metabolismo del usuario indica que está dormido.
Otra característica estándar es el que el falo utiliza la conductividad de la piel para medir los niveles de glucosa del usuario, monitorizar los electrólitos de los fluidos corporales y realizar test de colesterol en los sueros. Regula el ciclo de la ovulación. Potencia la memoria. Coordina tu vestuario. Aumenta las millas por consumo de gasolina.
Y en secreto, este agente recita sin voz alta: «… erbio… europio… fermio…».
Lo más fácil es que sea la hermana-huésped quien reciba el premio superior de la feria de las ciencias. No este agente. En cambio, será la hermana-gata quien viaje para competir en las finales celebradas en la ciudad de Washington, Distrito de Columbia. Frustrando el objetivo de la Operación Estrago.
Todos los agentes observan con ansiedad: Bokara, Sheena, Mang, aterrados ante la posibilidad de que ese artefacto milagroso reciba los mayores galardones y usurpe la oportunidad de clasificarse para la competición nacional.
Al momento siguiente, el profesor solicita una demostración del aparato. Exige que le muestren cómo se activa el talo milagroso.
Situada en el foco de las miradas de todos los presentes, la hermana-gata manipula el misil, utiliza el control escondido en la base del artefacto y activa el mecanismo para iniciar la transformación del plástico de color rosa en un tono de rosa más intenso, más cercano al rojo. Al momento siguiente, el falo se pone a latir, a vibrar, a temblar y a estremecerse. El invento se convulsiona, oscila y experimenta sacudidas. El proyecto danza, revolotea y da saltitos. De su interior emerge una dulce melodía musical, el trino de una melodía armoniosa.
Las caras de los numerosos profesores esbozan amplias sonrisas.
La hermana-gata sonríe.
Y de repente, aumenta la intensidad de las sacudidas del falo. La maquinaria empieza a experimentar convulsiones, terremotos, brincos. Un fino penacho de humo de color blanco emerge erráticamente del caparazón de plástico. El falo humeante salta descontrolado, se retuerce salvajemente y suelta un humo oscuro, de color negro.
La multitud de los presentes retrocede un paso y se retira a una distancia segura mientras el falo escupe una llama en miniatura, una llama roja, amarilla y azul. Ahora suenan chillidos lastimeros, nada de dulce música. El falo demoníaco y gritón abandona la mesa de un salto y sale disparado por el suelo de la exposición, persiguiendo a los aterrados jueces. Dejando tras de sí un rastro de humo negro, una cola de cometa de llamas anaranjadas, el falo asesino y chillón suelta escupitajos de plástico derretido y rebota en persecución de los estudiantes espantados. Acosa a los jóvenes aullantes. El falo inflamado y vociferante caza a los muchachos entre chillidos.
Y en ese mismo momento, el diminuto teléfono de la hermana-huésped emite su llamada. Una llamada imperiosa.
La hermana-gata se aplica el teléfono a la oreja y dice:
– ¿Papá?
Esquivando la trayectoria del falo asesino en llamas, la hermana-gata dice:
– ¿Estás en la cárcel?
Y en ese mismo momento, las mandíbulas del agente-yo se abren, sus piernas dan un brinco, y la boca de este agente se cierra con fuerza, afianzándose alrededor del misil en llamas, zas-ñaca. ejecutando un perfecto Bocado del Bulldog. Aplastando el falo renegado. Las muelas desactivan la amenaza.
Todos los presenten golpean las palmas de sus manos entre sí. Un estruendoso aplauso cacofónico. Intentan golpear con las palmas los omóplatos de este agente.
La saliva del agente-yo sabe a soldadura, el aroma de la hermana-gata durante todas las noches que se pasó esforzándose por construir su artefacto. El dulce sabor al trabajo de la hermana-huésped. A todo ese esfuerzo desperdiciado. El aroma amargo de la culpa. Este agente expectora los restos masticados del cohete calcinado.
El profesor golpea con el zapato los restos chamuscados de la invención y dice:
– Gracias a Dios que no ha pasado mientras alguien lo tenía metido…
Y le concede el honor máximo a este agente. El héroe del día de hoy. El héroe de las Naciones Unidas en Miniatura. El héroe de la feria local de las ciencias.
El total de los reunidos emprende un clamor verbal. Unidos en una sola voz, cantan:
– ¡Pig-me-o! -Cantan-: ¡Pig-me-o! -Cantan-: ¡Pig-me-o!
Cita: «Por todos lados, la babosa del humanitarismo deja su rastro de babas, ocultando la función de la inteligencia y atrofiando las emociones».
Contemplando las ruinas del falo antes amenazador y gritando por el teléfono, la hermana dice:
– Pero, papá, ¿por qué te han detenido?
Y en el mismo momento que supone la mayor victoria estratégica del agente-yo -elogiado estruendosamente por todos, después de conquistar el falo y sabotear los proyectos de la competición-, en ese momento exacto, la hermana-huésped empieza a berrear por el teléfono. Los ojos de la hermana gata-sigilosa empiezan a derramar agua en abundancia.
COMUNICADO TRIGÉSIMO
Empieza aquí el informe trigésimo del agente-yo, número 67, visitando nuevamente el centro de distribución de propaganda religiosa de la ciudad de XXXXX. Sentado entre la multitud de ciudadanos, la muchedumbre perezosa y vacua de ciudadanos del estado de XXXXX. Los miembros filosóficamente laxos, moralmente despreciables y culturalmente agotados de la comunidad de XXXXX. Reunidos a fin de deshacerse del cadáver del diablo Tony para dárselo como alimento a los moradores del suelo.
Nido de serpientes. Guarida americana del mal. Panal de corrupción.
El ataúd que contiene al diablo está situado en la misma posición dentro de la capilla en que antes estuvo ubicado el ataúd del matón amarillo-claro. En la misma ubicación donde antes estuvieron los ataúdes de los delegados tiroteados de Zaire, de Timor Oriental, de Egipto y de Brasil.
Al inicio de la ceremonia, todos los cilindros de parafina con cordeles dentro tienen los cordeles inflamados. El espacio está perfumado por los genitales de las exuberantes formas de vida vegetal. La estatua del hombre sigue muerta, y el yeso sigue derramando pintura roja. Subida al altar de la capilla del culto, la zombi lisiada, el tambaleante esqueleto vetusto, Doris Lilly. Encorvado junto al ataúd que alberga los restos mortales del diablo putrefacto Tony, la estimada señorita Lilly dice, tosiendo con estruendosos ruidos de flema por el micrófono:
– Debido a la ausencia de nuestro ministro laico, Donald Cedar… -Dice-: Me han pedido que diga unas palabras sobre la trágica defunción del reverendo Anthony…
El padre-huésped Don Cedar, la enorme vaca jadeante, está ausente en el día de hoy.
Las zarpas llenas de tics de la madre-pollo, sus garras, se dedican a destrozar pañuelos de papel arrugados y deshacerlos en forma de pedacitos infinitos. La madre-huésped huele a dosis doble extra de Xanax, suda en abundancia y en la pelvis no le zumba la batería de ningún misil. Sus entrañas están vacías de misiles vibradores de plástico.
Para que conste en acta, hasta el día de hoy las habilidades del agente-yo han aniquilado a dos sabandijas americanas, han extinguido a dos parásitos corruptos: el francotirador del instituto y el pedófilo. Y sin embargo no percibo sensación de saciedad. No discierno el cumplimiento de la misión. No estoy satisfecho con esas matanzas, solo soy consciente de los elevados números de sabandijas que quedan por asesinar.
También se encuentran sentados en los bancos de la capilla la hermana-gata y el hermano-puerco.
Está presente la agente Magda, con las manos apoyadas alrededor de su feto escondido.
En medio de los congregados de luto, la progenitora femenina de Trevor Stonefield.