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En secreto, nervioso, este agente recita en voz baja los elementos:

– Mercurio, molibdeno, marihuana…

Se encuentra presente toda mi generación de agentes: Magda, Tibor y Ling. Tanek, Chernok y Sheena. Bokara, Oleg y Otto. Vaky, Metro y Mang. Todos encogidos en espera de su inevitable desaparición, con radiantes expresiones sonrientes en la cara. Abordando a los babuinos americanos e invitándolos a que examinen más de cerca la «Máquina de la paz».

Muchos ciudadanos de Estados Unidos sumidos en la ignorancia se acercan a este agente y le preguntan si es realmente el famoso Pigmeo que ejecutó el rescate en la escuela. El reverenciado Pigmeo, renombrado por haber frustrado la matanza de los delegados. Los curiosos mirones hacen cola para obtener un papel con la marca autográfica de este agente. Se apiñan densamente rodeando el débil tic-tac de la máquina letal.

Los labios rojos de cera de la acompañante Doris Lilly sonríen. Los agentes congregados sonríen.

El día de hoy es la culminación de una vida entera. El propósito determinado como mejor servicio al Estado.

Infiltrado en la guarida misma, en la colmena, en la mina de los depredadores americanos. Para asesinar a los viles caciques.

Para vengar la salvaje matanza terrorista de los progenitores del agente-yo.

A fin de borrar el recuerdo de la hermana-gata, la máquina de pensar del agente-yo recita:«… escandio, estroncio, Esther Williams…».

Recita:

– … librio, litio, látex…

Recita:

– … radio, radón, Rachel Stodard…

Con la mano estampa la palabra «Pigmeo» encima de los papeles. Con la mano agita las manos que le ofrecen los desconocidos americanos.

Al momento siguiente, una voz dice:

– Eh.

Una voz femenina. La cara de la hermana-huésped.

Insertada entre la multitud de sabandijas americanas a asesinar… la hermana-gata. En este momento preciso… la hermana se hace presente. Y haciendo la mueca de una media sonrisa, la hermana-huésped dice:

– Tú te cargaste mi proyecto de ciencias… -Dice-: Y yo he venido a devolverte el favor.

La voz estridente del agente-yo habla con tono agudo e insiste en que es de una importancia crucial que la hermana-gata huya de este local. Que escape volando en este mismo instante. Y a continuación se pone a susurrar con la voz comedida y explica que la «Máquina de la paz» va a detonar muy pronto, provocando una lluvia de muerte encima de todos los asistentes.

La hermana-gata se limita a hacer girar el cráneo en una dirección y a hacerlo rotar en la contraria, a continuación repite la rotación craneal para llevar a cabo el gesto que significa «no».

Para que conste en acta, este agente es lanzado al centro de una gigantesca crisis personal. Muy contento de matar a infinitos puercos americanos al azar, entre agarrones y empujones, muchedumbres de roedores americanos. De vengar a los progenitores del agente-yo… De borrar la influencia de la vil cultura estadounidense que corrompe a los moradores del globo… De borrar el apetito que tienen los ciudadanos americanos hambrientos de consumir todos los recursos mundiales…

Solamente soy incapaz de incluir en la matanza a la gloriosa hermana-gata.

Los ojos de todos los compañeros-agentes se posan sobre este retablo. Recelando de la situación aparente.

Con un susurro agudo, la voz del agente dice:

– Afectuosa camarada. -Dice-: Es necesario que salgas de inmediato de esta ciudad.

Este agente explica que encerradas dentro del recipiente de la «Máquina de la paz» hay muchas fortunas en papel moneda americano de curso legal. Numerosos kilogramos y libras de peso de papeles monetarios de dinero estadounidense. Dinero robado de los platos de la contribución de la comunidad de la capilla del culto. Una vasta fortuna de riqueza en metálico, comprimida encima de una carga explosiva en miniatura. En un momento inminente, que ya casi ha llegado, el artefacto explotará duchando a todos los asistentes con una lluvia de cantidades masivas de unidades de papel moneda americano.

La hermana-sigilosa se limita a devolverme la mirada, sin parpadear.

Y este agente explica que en el momento en que el artefacto se dispare, los codiciosos ciudadanos capitalistas se empezarán a pelear para reunir el lucro inmundo. Un millón de centenares de manos se arrebatarán entre ellas el sucio dinero.

La hermana-sigilosa sigue mirando, sin parpadear.

De acuerdo con el procedimiento estipulado por la Operación Estrago, todo ese dinero está contaminado con la neurotoxina. En el plazo de diez días el catalizador provocará la muerte de todos los individuos expuestos a ella. No habrá cura. No habrá escapatoria. Se espera que el dinero contaminado y puesto en circulación genere infinitas víctimas adicionales. Todos los presentes morirán. Todos los que acepten ese dinero… morirán. Se predice que el dinero americano tóxico se extenderá hasta matar a todos los capitalistas.

La hermana-gata hace una pose, con el músculo del ceño agarrotado con expresión de fatiga. Pone los ojos en blanco y dice:

– O sea, que me estás diciendo que eres un terrorista…

No, este agente explica que él es un agente que promueve la libertad de su gloriosa patria natal.

– Ya, claro -dice la hermana-huésped-. No es que no te crea -dice la hermana-gata-. Pero aun así me voy a cargar tu proyecto. -Y al momento siguiente, la hermana se abalanza hacia delante. Hurga con las manos para agarrar el cubo de basura de la «Máquina de la paz». Forcejeando para volcar el recipiente, intenta frustrar la ejecución de la máquina letal.

En el mismo momento, el vetusto esqueleto Doris Lilly avanza entre los presentes. Los dedos del cadáver afligido y marchito agarran los rizos grises propios y tiran de ellos para revelar un cuero cabelludo afeitado. Una calva reluciente. La boca del cadáver expectora la prótesis dental haciendo que salga rebotando por el suelo de la exposición. Sus labios encerados se retuercen, y todo su cuerpo nervudo asume una posición de espantoso ninja asesino, la postura de los guerreros más elevados de las artes marciales. Y a continuación organiza todos sus músculos en la posición de ataque de la Patada Mortal de la Cigüeña Gigante. Y suelta un grito de ataque.

Y en el mismo momento, la hermana activa su sirena antiviolaciones y la pone a emitir un aullido que perfora los tímpanos. Un estruendo cegador que llena toda la ubicación.

La esclava de Wal-Mart Doris Lilly se revela como superagente infiltrada, agente secreta tapada para garantizar el éxito de la Operación Estrago. Su esqueleto huesudo irradia poder, posicionado para lanzar el golpe letal sobre la hermana-gata.

Los pies del agente-yo y sus codos voladores se elevan y aterrizan, cata-plas, haciendo la maniobra del Golpe Doble del Cóndor que Planea y bloqueando el golpe letal. Este agente hace tambalearse al talento superior de la superagente Doris Lilly. La musculatura corporal del agente-yo comete una traición total. Traiciona a la propia máquina de pensar de este agente.

En un solo instante vertiginoso, la señora Cadáver regresa a su posición de lucha. A modo de refuerzos se le unen al flanco los brazos listos para matar del agente Tibor. Se pone a respaldarla con sus patadas letales y cortantes el agente Mang. Chernok. Sheena. Todos los agentes se posicionan junto a la superagente con la única oposición del agente-yo.

La sirena emite sus aullidos.

Se lanzan entonces el Vuelo de la Ardilla Arborícola, zum-paf, la Hiena Voladora, ras-pum, el Pisotón del Elefante, ziuuu-bum, el Zarpazo del Lince, ras-raca. La atmósfera se convierte en un revuelo de muchos puños centelleantes, de infinitos pies que golpean. El enorme palacio de asambleas abovedado se llena de gritos de todos los espectadores apiñados. Hay un enorme tumulto por escapar a toda velocidad entre dedos que se clavan y dientes que muerden.