– Ah -dijo él- Pero en realidad, los franceses son alemanes con mejor comida
Nos entendimos, nos seguimos viendo para tomar un trago o cenar hasta que me transfirieron a París El parecía creer en mi disfraz de Departamento de Estado, por lo menos no lo cuestionaba Tal vez sospechaba que estaba con la Agencia, pero no lo sé En una o dos oportunidades cuando estaba cenando con los amigos de la cIa en el Auerbachs Keller, uno de los pocos restaurantes decentes de la ciudad, muy popular entre los extranjeros, entró por la puerta y me vio, pero no se me acercó Tal vez intuyó que yo no quena presentarlo Eso era algo que me gustaba de él periodista o no, nunca trataba de forzar a la gente a decirle cosas ni hacia preguntas impertinentes acerca de lo que yo estaba realmente haciendo en Leipzig Era sincero hasta la brutalidad -lo cual era fuente de mucho humor entre los dos-, pero al mismo tiempo era capaz de demostrar un tacto extraordinario Los dos estábamos en el mismo tipo de trabajo, razón por la cual me sentía bien con el los dos buscábamos y recogíamos información La única diferencia era que yo lo hacia del lado más sombrío y peligroso de la calle
Ahora, que lo miraba en la televisión de la casa de Ed, levante el teléfono Eran más de la una y media de la mañana pero alguien contestó en la oficina de la CNN en Washington, sin duda un residente joven que me dio la información que yo estaba necesitando
Nos encontramos a la mañana siguiente, muy temprano, y desayunamos juntos en el Mayflower. Miles Preston estaba alegre y encantador como siempre
– ¿Te volviste a casar? -me preguntó después de la segunda taza de café- Lo que le pasó a Laura en París No sé como sobreviviste a eso
– Sí -lo interrumpí- Mi mujer se llama Martha Sinclair. Pediatra
– ¿Doctora, en? Eso es problemático, Ben Una esposa debería tener apenas la inteligencia suficiente como para entender la inteligencia de su esposo, y la estupidez suficiente como para admirarla
– Tal vez Molly sea demasiado inteligente para mi ¿Y tú, Miles? Creo recordar que siempre tenias toda una fila de mujeres detrás de ti
– Nunca me animé a dar el mal paso En fin, ojala se pudiera caer en los brazos de una mujer sin caer en sus garras, ¿no? -Rio bajito e hizo un gesto al camarero para que trajera la tercera taza -Sinclair -murmuró-, Sinclair ¿te casaste con la hija del propietario del Negocio de la Compañía? ¿Es la hija de Harrison Sinclair? Espero que no
– Es ella
– Entonces, tienes mis condolencias ¿Lo lo mataron, Ben?
– Sutil como siempre. Miles ¿Por qué preguntas?
– Lo lamento Perdóname Pero en mi profesión, no puedo pasar por alto ciertos rumores
– Bueno, yo esperaba que pudieras ayudarme tu a mi -le dije- No sé si lo asesinaron o no Pero tú no eres el primero en sugerirlo Y para mí no tiene sentido mi suegro no tenía enemigos personales Por lo menos, que yo sepa
– Pero no tienes que pensar en términos personales Piensa en términos políticos
– ¿En qué sentido?
– Harrison Sinclair era un conocido fanático de la idea de ayudar a Rusia
– Mucha gente no quiere eso
– De acuerdo -dije- Muchos estadounidenses no quieren tirarle dinero a los rusos, buen dinero y todo lo demás Especialmente en un momento de dificultades financieras globales
– No hablaba de eso Hay gente no, digamos fuerzas, Ben, que quieren el colapso total de Rusia
– ¿Qué tipo de fuerzas?
– Piensa en esto Europa del Este es un desastre Está llena de valiosos recursos naturales y de disidentes Muchos europeos del Este olvidaron ya el estalinismo y quieren la dictadura otra vez. Así que la cosa está lista para la cosecha ¿No fue Voltaire el que dijo "El mundo es un vasto templo dedicado a la Discordia'"?
– No entiendo del todo
– Alemania, hombre, Alemania La ola del futuro Estamos a punto de ver el nacimiento de una nueva dictadura alemana Y no va a ser accidental, Ben Hace mucho tiempo que la planifican Y para esos planes, la idea de una Rusia fuerte es la peor de las posibilidades Tienes que acordarte de la forma en que la rivalidad Alemania-Rusia moldeó gran parte de la historia de Europa en este siglo, sobre todo las dos guerras mundiales Una Rusia débil asegura una Alemania fuerte Tal vez, no digo más que tal vez, tu suegro, que siempre apoyo la idea de una Rusia fuerte y democrática, se les metió en el camino A proposito, ¿quién está designado para reemplazarlo?
– Truslow
– Mmmm ¿Un duro, no es cierto, el tal Alex? No exactamente un favorito de la vieja guardia No me sorprendería que se resbalara él también Bueno, tengo que ir a jugar al squash Soy soltero ya me entiendes, tengo que estar en forma Las damas de tu país están cada vez más exigentes
Una hora después en el Aeropuerto Nacional, mientras esperaba el taxi aéreo a Boston, dejé un mensaje en la oficina de Alexander Truslow, en el que aceptaba una reunión.
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El taxi, un viejo taxi con una manija menos en la puerta derecha, manejado por un hombre que casi parecía psicótico, se detuvo en el edificio de mis oficinas a las nueve menos cuarto Yo había tomado un taxi a casa desde el aeropuerto, me había cambiado de ropa -Molly no había vuelto del trabajo-, y luego había ido directo a Putnam amp; Stearns Apenas quince minutos tarde
Darlene me miró con furia y dijo
– Tenía una llamada en conferencia telefónica a las nueve, ¿se acuerda?
– Me atrasé en Washington -le dije- Negocios ¿Podrías llamar y pedir disculpas y conseguir otro horario?
– ¿Y Sachs? Lo esperó casi media hora
– Mierda ¿Me consigues su número? Yo mismo lo llamo
– Además -agregó mientras me alcanzaba un papelito rosado-, llamó Molly Dijo que es urgente
Me pregunte qué podía ser tan urgente Molly nunca me llamaba a esa hora, a esa hora siempre estaba en el hospital
– Gracias -dije y entré en la oficina, pasé junto a las enormes Muñecas Big Baby y me dejé caer en mi sillón de cuero Me quedé ahí un rato pensando si debía pedirle a Darlene que arreglara lo de la conferencia telefónica inmediatamente, pero en lugar de eso marqué el número de Molly Nada Le dejé un mensaje
Tenía bastante trabajo que hacer, y mi retraso había empeorado las cosas, pero no estaba en condiciones de concentrarme en leyes de patentes Levanté el tubo para comunicarme con la oficina de Bill Stearns, pero luego cambié de opinión, y colgué. Mi encuentro con Truslow había sido arreglado para la mañana siguiente De todos modos, Stearns seguramente ya lo sabría
Tengo una de esas esculturas fabricadas con alfileres que son imposibles de describir a menos que uno las haya visto antes Se las llama "juguete de ejecutivos" Hice una impresión de mi puño con miles de alfileres, luego admiré la escultura tridimensional durante un rato Mi otro juguete de ejecutivo es un aro de basquet electrónico, montado en un elegante tablero de acrílico, colgado en la pared del otro lado del escritorio. Arrojé una pelota de cuero blanca y negra contra el aro y emboqué El aro chilló con una voz febril y electrónica:
– ¡Buen tiro! -Luego dejó escapar los hurras de una multitud enfervorizada Muy fuera de lugar en una firma de lujo como Putnam amp; Stearns
– De nada -le respondí
Diez minutos más, y nada de Molly
Hubo un sonido suave en la puerta y entro Bill Stearns, con sus anteojos de lectura a lo Benjamín Frankhn
– Voy a ver a Truslow -le dije
Me detuve, lo miré fijo y sentí que se me cortaba el aliento