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– Es que no quiero tu información, carajo…

– ¡Escúchame!

– No -dijo él-. Tú escúchame a mí. Hablé con Ed unas horas antes de que esos hijos de puta lo obligaran a suicidarse. Me previno sobre una conspiración de asesinatos.

– Sí -dije, con el estómago tenso-. ¿Contra quién?

– Ed sólo sabía partes, algo. Especulación.

– ¿Quién?

– Contra el único que puede limpiar la Agencia.

– Alex Truslow.

– Eso es.

– Yo estoy trabajando para él.

– Me alegro. Por él y por la Agencia.

– Gracias. Ahora, necesito algo de información. Hace poco se giró mucho dinero a una cuenta corporativa en Munich. El Commmerzbank.

– ¿De quién es la cuenta?

¿Podía confiar en él o no? Tenía que confiar en las personas en quienes había confiado Ed Moore. Me lancé hacia adelante.

– ¿Estás conmigo o no?

Atkins respiró hondo.

– Sí. Estoy contigo.

– El nombre del que lo recibió era Gerhard Stoessel. La cuenta pertenece a Krafft A.G… Cuéntame lo que sepas. Todo.

Él meneó la cabeza.

– Hay algo que no está bien en lo que dices, Ben. Estás totalmente equivocado.

– ¿Por qué?-¿Sabes quién es Stoessel realmente?

– No -admití.

– ¡Dios! ¿Cuánto hace que no lees los diarios? Gerhard Stoessel es el presidente de Neue Welt, una gran empresa relacionada con propiedades. Se cree que tiene o controla la mayoría de las propiedades comerciales en la Alemania unificada. Y sobre todo, Stoessel es el asesor económico de Wilhelm Vogel, el canciller electo. Vogel ya lo nombró ministro de finanzas en el gobierno. Quiere que Stoessel reconstruya la economía caída de Alemania. Se lo conoce como el Svengali de Vogel, una especie de genio financiero. Pero como dije, hay algo que no encaja en lo que dices.

– ¿Qué?

– La compañía de Vogel no tiene relación alguna con Krafft A.G… ¿Qué sabes de Krafft?

– En parte, ésa es la razón por la que estoy aquí -dije-. Sé que es una gran fábrica de armas.

– Sólo la más grande de Europa. Con central en Stuttgart. Mucho más grande que otras compañías alemanas: Krupp, Dornier, Krauss-Maffei, Messerschmitt-Bölkow-Blohm, Siemens, y no nos olvidemos de Bayerische Motorenwerke. Más grande que Ingenieurkontor Lübeck, los fabricantes de submarinos; o Maschinenfabrik Augsburg-Nürnberg, aeg, mtu, Messerschmitt, Daimler-Benz, Rheinmetall…

– ¿Cómo sabes que Stoessel no tiene relación con Krafft?

– Es la ley. Hace años había una regla de la Oficina Federal de Cartel. La dictaron cuando Neue Welt trató de adquirir Krafft. La oficina decidió que ninguna de las dos podía tener nada que ver con la otra porque eso crearía un gigante incontrolable. ¿Sabes que la palabra "cartel" viene del alemán Kartell? Es un concepto alemán.

– Mi información es correcta, te lo aseguro -dije.

Había estado tratando de recibir los pensamientos de Kent todo el tiempo, en medio de la información. A veces, me llegaba algo. Cada vez que llegaba, me confirmaba lo que yo ya sabía: que me estaba diciendo la verdad, por lo menos la verdad tal como él la conocía.

– Si, y digo si, la información es correcta, y no pienso preguntarte de dónde la sacaste, no quiero saberlo, eso es prueba convincente de que la compañía de Stoessel adquirió Krafft, en secreto, ilegalmente…

Yo me volví para ver si Molly estaba cerca. Sí. Estaba caminando ida y vuelta por el mismo sendero.

Lo que significaba todo eso, pensé sin decirlo, era que el Banco de Zúrich había enviado millones de dólares a una corporación alemana, la firma más grandiosa de propiedades combinada con la mayor fábrica de armas del continente, las cuales estaban en estrecha relación con Wilhelm Vogel, el canciller electo de Alemania, el próximo líder de… de Europa, por lo menos funcionalmente.

Temblé. No quería ni pensar en las ramificaciones del asunto, pero no podía detenerme. Las consecuencias, lo sabía, eran peores de lo que yo mismo había sospechado.

50

__¿Puede haber sido un soborno? -pregunté.

– A Stoessel se lo conoce como el señor Limpieza -contestó Atkins.

– Los "señores Limpieza" son justamente los que suelen aceptar sobornos.

– De acuerdo. No digo que no aceptaría un soborno. Pero el hecho es que la financiación de la campaña se analiza profundamente en Alemania, y muy de cerca… Es para que esos gigantes no controlen la política. Hay varias formas de poner dinero secretamente, pero no hay una sola corporación que se atreva a hacerlo en estos días. La inteligencia alemana vigila de cerca. Así que si tienes pruebas, me refiero a pruebas documentales, lo que tienes es dinamita política.

¿Qué podía decir yo? No tenía documentos. Lo único que tenía eran los pensamientos de Eisler. ¿Cómo iba a contárselo a Atkins?

– Por esa misma razón -dije-, unos miles de millones de dólares o marcos alemanes metidos en el país ilegalmente tienen que ser enormemente valiosos para un candidato. Pero no lo entiendo. Pensé que Vogel era un moderado, un populista.

– Caminemos -dijo él. Yo miré a Molly por el rabillo del ojo. Empezamos a caminar. Ella nos siguió, sin acercarse. -De acuerdo. -Atkins inclinó la cabeza sin

dejar de caminar. -La economía alemana está en medio de una crisis de dimensiones desconocidas desde la década del veinte: rebelión en Hamburgo, Fránkfurt, Berlín, Bonn… todas las ciudad importantes, y muchas de las más chicas también. Los neonazis están en todas partes. Hay una ola de violencia en el país. No la pueden parar. ¿Me sigues?

– Sí.

– Así que justo en ese momento, elección. Elección importante. Y, ¿qué pasa unos días antes del día de elecciones? Caída general de la Bolsa. Una catástrofe completa. La economía alemana… bueno, lo ves a tu alrededor… leíste sobre esto en los diarios, seguramente. Todo está en ruinas. Tierra yerma. Una depresión en cierto modo peor que la Gran Depresión de los Estados Unidos en la década del treinta.

"Los alemanes se aterrorizan. Pánico. Se echa al que había antes, claro, y se elige una nueva cara. Un hombre del pueblo. Un político de honor, antes maestro de escuela, hombre de familia, que va a restaurar el orden, que va a arreglarlo todo. Salvar a Alemania. Hacerla grande otra vez.

– Sí -dije-. Así fue como llegó Hitler al poder en 1933: en medio del desastre de Weimar. ¿Estás sugiriendo que Vogel es nazi?

Por primera vez, Kent rió, más un bufido que una risa franca.

– Los nazis o, para decirlo con más exactitud, los neonazis, son asquerosos. Pero son extremistas. No representan a nada que se parezca a una mayoría en el electorado alemán. Creo que los alemanes se ríen de ellos. Sí, Hitler fue una realidad, no lo niego. Pero hace años de eso y la gente cambia. Los alemanes quieren ser grandes de nuevo. Quieren volver a su status de potencia mundial.

– ¿Y Vogel…?

– Vogel no es el que dice que es.

– ¿Qué quiere decir eso?

– Eso era lo que yo estaba tratando de sacar a la luz cuando le di esos documentos a Ed Moore. Yo sabía que él era un buen hombre, que podía confiar en él. Un hombre que estaba fuera de la Agencia. Fuera de lo que está pasando. Y especialista en política europea.

– ¿Y qué descubriste?

– Me transfirieron aquí unos meses después de la caída del Muro. Me asignaron la misión de hacer archivos sobre agentes de la kgb, Stasi, todo eso. Había rumores, sólo rumores, te advierto, que decían que Vladimir Orlov había sacado grandes sumas de dinero del país. La mayoría de los tipos de bajo nivel no sabía una mierda. Pero cuando traté de recabar información sobre Orlov, descubrí que el paradero estaba marcado como "desconocido" en todos los bancos de datos.

– Protegido por la CIA -aclaré.

– Correcto. Raro, pero cierto. Pasa. Pero después, investigué a un tipo de la kgb, un funcionario bastante alto del Directorio Principal y… creo que el tipo estaba desesperado por conseguir dinero, en serio… me dijo que había un archivo sobre corrupción en la CIA. De acuerdo, sí, sí. ¿La CIA está corrupta? ¿Sale el sol de mañana? Un grupo de funcionarios, no me acuerdo del nombre. No tiene importancia.

"Pero lo que me hizo pensar fue que me dijo que había un plan estadounidense, de la CIA, decía él, para manipular la Bolsa alemana.

Asentí y sentí que el corazón me saltaba en el pecho.

– En octubre de 1992, la Bolsa de Frankfurt aceptó crear una sola Bolsa centralizada en Alemania, la Deutsche Bórse. Dada la relación estrecha entre los países de Europa, la forma en que se relacionan ahora las monedas europeas a través del Sistema Monetario, una caída en la Deutsche Börse devastaría a toda Europa, me dice el tipo. Especialmente en estos días de programas comerciales y seguros, ahora que el comercio por computadora es frenético. No había corredores de circuito en el mercado alemán. Las computadoras están programadas para vender automáticamente, disparando ventas masivas. Y además, en aquel momento había una gran inestabilidad monetaria, desde que el Bundesbank, el Banco central alemán, se vio forzado a elevar las tasas de interés. Así que el resto de Europa caería inmediatamente. Eso lastimaría las valuaciones de las acciones. Los detalles no son tan importantes. El punto es que ese tipo de la kgb dice que hay un plan en marcha para destruir y minar toda la economía europea. El tipo era un genio de las finanzas, así que le presté atención. Dijo que los disparadores estaban listos, que lo único que haría falta era una infiltración súbita de capital y…

– ¿Dónde está el tipo, el de la kgb?

– Sarampión. -Kent sonrió con tristeza y se encogió de hombros. Es decir: una muerte preparada para que parezca natural. -Uno de los suyos, supongo.