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De pronto, Solange levantó la mano, se puso de pie con el cuerpo rígido, Jasmine se presionó una mano contra la boca para suprimir un grito de alarma.

– Está bien, cariño -le aseguró Solange.

– Están aquí -susurró Jasmine-. Fuera. Y aún quedan un par de horas hasta la puesta de sol.

– Lleva a MaryAnn a la habitación segura -le ordenó Solange-. Espérame allí.

– MaryAnn estará muy bien ayudando aquí afuera -dijo MaryAnn-. No voy a esconderme de esos hombres. Si se atreven a venir aquí a haceros daño…

– Nos violarán y matarán. Eso es lo que harán -dijo Solange con voz dura-. Aquí vivimos según las leyes de la selva, matar o morir, y tienes que prepararte para hacer justamente eso. Ve con Jasmine.

Jasmine empujó hacia atrás la silla y alargó la mano bajo la mesa en busca del arma pegada allí. MaryAnn abrió los ojos como platos. Obviamente, se habían estado preparando para el ataque.

– Iré arriba -dijo Jasmine-. Tú defiende la planta baja, Solange. MaryAnn, no podrán abrir ninguna brecha en la habitación segura. Si las cosas se ponen feas, lucharemos por abrirnos camino hacia allí, así que déjala sin cerrar tanto tiempo como puedas.

– Me quedaré con vosotras -dijo MaryAnn-. Sé cómo disparar un arma.

– Riordan y Juliette colocaron salvaguardas en la casa -dijo Solange, sin preocuparse en malgastar tiempo discutiendo con ellas-. Jasmine, comprueba las ventanas. Mantente oculta. Si te ven y te reconocen, puede que eso les empuje a hacer alguna locura para entrar, pero si rompen las ventanas, dispara a matar. ¿Me entiendes? Sin vacilar.

– No vacilaré -le aseguró Jasmine.

– Iré con ella -añadió MaryAnn.

Jasmine parecía tan joven y asustada. Su embarazo la volvía aún más vulnerable.

Solange atrajo a Jasmine hacia ella y la miró a los ojos.

– Mantente a salvo, primita.

– Tú también. -Jasmine dio un ligero beso en la mejilla a Solange y después giró y se apresuró escaleras arriba.

MaryAnn la siguió, pero hizo una pausa parar observar cómo se movía Solange por la enorme cocina hacia el salón. La mujer parecía un lince, hermoso, poderoso y mortal. Era imposible no admirarla o confiar en ella.

– Nos sacará de esta -le aseguró Jasmine.

– No lo dudo.

Aún así, siempre era bueno tener un plan de emergencia. Tenían que resistir hasta que Manolito, Riordan y Juliette pudieran despertarse y llegar hasta ellos. Echó un vistazo al reloj. En poco menos de dos horas. Las salvaguardas deberían aguantar hasta entonces.

– Uh oh -dijo Jasmine, mirando por la ventana y empujándose contra la pared-. Tienen a alguien ahí fuera y parece que sabe lo que hace.

MaryAnn arriesgó una rápida mirada. El hombre no era un jaguar: su complexión no era la adecuada. Era bajo y delgado, el cabello rapado era rubio. Estaba de pie frente a la casa, con las manos en el aire, dibujando gráciles patrones con las manos. Sólo había visto algo así una vez y se congeló hasta los huesos.

– Un mago -susurró la palabra.

– Está derribando las salvaguardas ¿verdad? -dijo Jasmine.

– Eso parece.

Solange soltó una palabrota. Había vuelto para deslizarse tras ellas.

– He contado cuatro hombres-jaguar. Reconozco a uno de ellos. Es un luchador poderoso, Jazz. Conoce nuestro olor. Nunca había visto al que has identificado como hechicero. Debe haber sido traído específicamente para desentrañar las salvaguardas cárpatas.

– Lo que significa que están aquí por una razón -dijo Jasmine, ahogándose de miedo, la voz le temblaba-. Han venido aquí a propósito por nosotras ¿no es cierto, Solange? Por mí.

– Cálmate, cariño -dijo Solange-. Sabes que dan caza a cualquier mujer con sangre jaguar, particularmente a aquellas que pueden transformarse. Las dos estamos en edad de tener hijos: llevamos la línea de sangre más pura y podemos cambiar.

Jasmine negó con la cabeza.

– Yo no. No puedo.

– No quieres hacerlo. No es lo mismo. Dame el arma, Jasmine. -Solange extendió la mano.

Jasmine negó con la cabeza, esta vez con más energía.

– No. La necesito.

– Hablo en serio. Dámela.

MaryAnn se estremeció ante el acero en la voz de Solange.

– Jasmine, no hay necesidad de dejarse llevar por el pánico. Al mago le llevará algún tiempo desentrañar las salvaguardas. Después de que Juliette y Riordan las pusieran en su lugar, Manolito vino conmigo temprano por la mañana y añadió las salvaguardas. Dale a Solange el arma y vamos a buscar algo frío para beber, esperaremos abajo, cerca de la habitación segura. Si colocamos algún tipo de alarma en las escaleras no tendremos que vigilarlas. Podremos concentrarnos en defender la parte baja, un área menor. Será más fácil y podremos dejar un camino despejado hasta la habitación segura. Sin importar cómo, estaremos bien hasta que lleguen los cárpatos.

Mantuvo la voz tranquila y los rasgos de la cara serenos, disolviendo la tensión que se había alzado en la habitación.

Solange le sonrió.

– Tienes razón. Dejemos que jueguen un poco bajo el ardiente sol. Nosotras estamos dentro, donde tenemos un montón de comida y agua y cobijo de la lluvia. Está empezando a caer otra vez. El pobre mago parece un perro mojado.

La sonrisa de Jasmine fue débil, pero consiguió sonreír mientras ponía el arma en la mano de su prima.

– ¿Qué es exactamente un mago? ¿Y por qué está aquí?

Ambas mujeres miraron a MaryAnn. Ella se mordió el labio y se encogió de hombros.

– No estoy totalmente segura. Sólo puedo decirte que aprendí un poco de aquí y allí cuando estaba en los cárpatos. Juliette o Riordan podrán explicarlo mejor. Por lo que yo sé los magos son parecidos a los humanos, pero con poderes psíquicos y la habilidad de tejer magia. Eran amigos de los cárpatos y compartían gran parte de su conocimiento. Algo pasó y hubo una guerra entre los cárpatos y los magos.

– Eso fue hace años -admitió Solange-. Oí algo sobre el tema a alguno de los contadores de historias cuando era pequeña, pero creí que hacía tiempo que se habían ido de este mundo.

– Aparentemente no -dijo MaryAnn.

– ¿Y todos están contra la especie cárpato? -preguntó Jasmine-. ¿Eso significa que lo están los jaguares también?

– Por lo que he observado, Jasmine -dijo MaryAnn-, ninguna raza es por completo buena o mala. Muchos no odian simplemente porque otros lo hagan. Conocí a un hombre jaguar que me salvó la vida y estaba muy preocupado por lo que le estaba pasando a su gente. Estoy segura de que hay magos que no aprueban lo que está ocurriendo. Es probable que muchos ni lo sepan. Los vampiros son completamente malvados, y una vez se han infiltrado e influenciado a todo el mundo, alteran el equilibrio natural.

– Entonces los vampiros usan las tendencias violentas de nuestros machos para corromperlos y terminar con nuestra especie -dijo Solange, con un deje sarcástico en la voz.

– No todos los machos son malos, Solange, y recalcar una y otra vez que lo son, influenciando a Jasmine para que tema una vida normal, no está bien.

– No has visto lo que hacen esos hombres.

– Sé honesta, ¿no es sólo una pequeña parte? ¿Un grupo pequeño? Creo que los otros hombres-jaguar han estado tratando de detenerlos. Si ese es el caso, estás condenando a los mismos hombres que están trabajando para detener esto.

– Nunca he conocido a ninguno de esos míticos hombres -dijo Solange, luego lanzó un vistazo a Jasmine-. Pero quizás los haya.

– Muchos hombres se sacrifican por el bien común. Yo misma vi a Manolito ponerse delante de una mujer embarazada y recibir un cuchillo envenenado por ella. Él murió, c-casi murió. -Las emociones llegaron con rapidez y la abrumaron antes de que pudiese detenerlas. No estaba preparada para la pena y el dolor que se precipitaron sobre ella, acabando con toda lógica y razón.