Se dio la vuelta, parpadeando para contener las lágrimas, mirando por la ventana al mago. Sus manos seguían un patrón y parecía triunfante, como si supiese exactamente qué salvaguarda se había usado y cómo desentrañarla.
Si tan sólo se cansase de estar de pie bajo la lluvia. Cansado y mojado, sintiendo los brazos pesados como plomos. Tan cansado que no pudiese ver bien o pensar para recordar las palabras antiguas y los fluídos movimientos.
MaryAnn observó al mago a través de la ventana, imaginando su fatiga, deseando que estuviese exhausto de permanecer allí de pie, la lluvia cayendo sobre su desprotegida cabeza. Se sentía débil y cansado, y necesitaba desesperadamente salir de allí. Si tenían suerte, estaría un poco asustado por los hombres-jaguar y se los imaginaría atacándole, rasgando su cuerpo con sus terribles dientes, devorando su calavera con un único mordisco…
El mago se tambaleó hacia atrás, levantando una mano hasta su cabeza y devolviéndole la mirada a través de la ventana. La señaló, diciendo algo que ella no pudo oír, pero estaba claro que era una acusación.
– Allí, en los árboles -dijo Solange-. Los has atraído.
MaryAnn observó la pesada canopia donde el bosque se encontraba con la amplia extensión de patio. Un jaguar a medias formado se movía entre las ramas. Era un hombre grande, fuerte, con el cabello desgreñado y la crueldad grabada en su rostro.
Jasmine retrocedió hasta coger el brazo de Solange.
– Ese es el que llaman Sergio. Es terrible. Todos lo escuchan.
Solange asintió.
– Lo recuerdo. Es un buen luchador. Podría haberme matado, pero sabía que podía transformarme y no quiso correr el riesgo -dirigió a Jasmine una pequeña sonrisa sin humor-. Eso nos da una pequeña ventaja.
– ¿Por qué has dicho que yo los atraje? -preguntó MaryAnn, llevándose la mano a la garganta en un gesto defensivo. El mago la estaba mirando, y otra vez movía sus manos en patrones fluidos. Tenía la sensación de que no estaba desenmarañando las salvaguardas sino que intentaba hacerle algo a ella.
Solange la empujó fuera de la ventana.
– Sabe que tú le has detenido. Debemos bajar.
– Yo no le detuve. Sólo deseé que se sintiese un poco cansado.
– Bueno, tus deseos le han retrasado, pero no por mucho tiempo. Quiero que Jasmine y tú vayáis a la habitación segura. -Abrió el camino escaleras abajo-. Acabas de etiquetarte como objetivo. Sergio sabrá que no eres jaguar y que eres peligrosa.
– No soy peligrosa.
– Si puedes romper la concentración de un mago, eres peligrosa. Querrá matarte. Quédate detrás de Jasmine.
Esa era la última cosa que MaryAnn tenía intención de hacer. Jasmine parecía decidida, pero demasiado asustada, MaryAnn quería abrazarla y mecerla.
– Yo también tengo un par de armas -dijo, y sostuvo en alto el spray de pimienta-. No se lo esperarán.
– No dejaré que me lleven esta vez -dijo Jasmine-. No otra vez, Solange.
– Tendrán que matarme para llegar hasta ti, cariño, -le aseguró Solange. Su voz era tranquila y controlada-. Créeme, no voy a dejar que eso pase. Si tenemos suerte, MaryAnn nos habrá dado tiempo suficiente para que se ponga el sol y Juliette vuelva para ayudarnos.
MaryAnn se dio cuenta de que Solange no había nombrado a ninguno de los hombres cárpatos, como si no pudiera, o quisiera, contar con su apoyo. Solange estaba más lastimada de lo que parecía estar Jasmine. MaryAnn le sonrió a Jasmine.
– No te preocupes. Manolito se dará prisa en ayudarnos y también Riordan, aunque vosotras lo conocéis más que yo y probablemente sois bien conscientes de que él nunca dejaría que os ocurriera nada si pudiera evitarlo.
Jasmine bajó la mirada a sus manos.
– No me he tomado el tiempo de conocerlo. He pasado una época de difícil adaptación después del ataque.
– Aguantaremos solas -dijo Solange. Encontró la mirada de Mary Ann y entendió el regaño, aceptándolo con un lento asentimiento de cabeza y una profunda inspiración-. Sin embargo, es probable que no sea la mejor forma de llevar las cosas. Creo que tenemos que ir al racho e intentar crearnos una vida nueva y diferente.
– ¿De verdad lo piensas, Solange? -preguntó Jasmine. Se presionó una mano contra slu estómago, con miedo en los ojos.
MaryAnn comprendió que la mirada era de temor a decepcionar a Solange con la decisión de tener el bebé, un niño jaguar con sangre casi pura. Solange había visto demasiadas situaciones horribles para ser capaz de mirar alguna vez a un hombre jaguar sin prejuicios y Jasmine lo sabía. Aún así, había sido lo bastante fuerte como para tomar su propia decisión, eso era buena señal.
– Claro que sí. No podemos vivir en la selva para siempre, ahora que los hombres jaguar saben quiénes somos y están dándonos caza. Creo que ya es hora de irnos.
Solange cogió del brazo a Jasmine y le dio un pequeño empujón.
– Muévete. Van a entrar en cualquier momento. MaryAnn, venga. -Se deslizó hasta la ventana con paso determinado, el cuchillo en una mano y la pistola en la otra.
Se giró, maldiciendo.
– Ya vienen. ¡Estad preparadas!
Las puertas delanteras se abrieron de golpe y entró una norme figura, mitad jaguar mitad hombre, cruzando a toda carrera el frío mármol, directo hacia ellas. Lanzó su cuerpo al aire, hacia Solange, gruñendo, con el hocico lleno de dientes de aspecto malvado y las manos curvadas en garras afiladas como cuchillas.
Capítulo 10
Jasmine gritó y se puso la mano sobre la boca para amortiguar el sonido. Trastabilló hacia atrás, buscando a tientas para encontrar la puerta de la habitación segura. Solange se lanzó hacia el jaguar sin vacilación, sacando el arma y disparando mientras corría hacia él. Un segundo jaguar, el que Jasmine había identificado como Sergio, golpeó a Solange por la espalda, desde donde la había acechado sin ser visto ni oído. La derribó golpeándola contra el suelo y quitándole el arma de la mano de un golpe. El ruido era estrepitoso mientras muebles y lámparas chocaban contra el mármol.
Rodaron, Solange cambiando parcialmente para poner la fuerza del jaguar en acción, golpeando a Sergio con una garra afilada mientras él utilizaba su tamaño para mantenerla debajo. El ataque había sido obviamente organizado, sus adversarios habían estudiado las habilidades de Solange. El primer jaguar se tambaleó con los costados moviéndose pesadamente mientras la sangre goteaba constantemente por las dos heridas de bala. Fue directamente hacia Solange para ayudar a Sergio a someterla. MaryAnn lo roció con el spray de pimienta, utilizando estallidos cortos, golpeándole en los ojos, la boca y la nariz repetidas veces. Jasmine la siguió en la lucha, atizándole con una lámpara en la cabeza y conduciéndole hacia atrás.
El primer hombre-jaguar cayó con fuerza, aterrizando entre MaryAnn y Solange. Se manoseaba la cara dando alaridos, rodando a un lado y a otro y dejando marcas de sangre en el mármol.
Solange le dio un puñetazo a Sergio en la garganta, golpeando duramente, usando el peso de su cuerpo tanto como la fuerza de su gato. Le arañó el hocico y le desgarró el vientre. El peso del felino de él la aplastó, y los dientes se le hundieron en la garganta. Se mantuvo inmóvil bajo él, con los costados pesados, los ojos ambarinos desafiantes, el cuerpo rígido y tenso.
Jasmine saltó a través de la habitación tras el arma que se había deslizado por el suelo. Antes de que pudiera alcanzarla llegó el mago, pateando el arma fuera de su alcance y empujándola contra la pared con tanta fuerza que le quitó el aliento.
El salto de Jasmine la había mandado sobre el enorme macho justo cuando otro aparecía en la habitación, completamente transformado, feroz, con los ojos brillantes. Esquivó a Jasmine y golpeó a Sergio apartándolo de Solange. Los dos machos se encararon, chocando tan fuerte que hicieron temblar las paredes.