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– Lo siento, päläfertül, no puedo salvarle. Es una gran pérdida para la gente jaguar.

– Por supuesto que puedes salvarle. Hablé mucho con Gabrielle cuando estuve en las Montañas de los Cárpatos. ¿La recuerdas? Trabajaba para el príncipe intentando dar con una solución para tantos alumbramientos de niños muertos. Ella era humana. Cuándo la hirieron tan gravemente, uno de los hombres salvó su vida convirtiéndola. Habrías convertido a Solange si hubiera sido necesario. Pude leerlo en tu mente.

– Eso fue diferente. -Estaba tan débil, que su cuerpo flaqueaba. Parpadeó rápidamente para mantenerse centrado, pero su visión se enturbiaba. En el momento en que lo hizo, los colores se empañaron.

– ¿Cómo de diferente? Si Luiz es jaguar, debe ser psíquico. ¿No es la especie del jaguar el origen de muchas habilidades psíquicas?.

– No lo entiendes.

– Lo que entiendo es que si Luiz fuera una mujer con habilidades psíquicas moverías cielo y tierra para salvarle la vida. Pero como es un hombre no tiene valor para ti.

El jaguar acarició con la nariz mano de MaryAnn. Está bien. Estoy cansado.

– No, -dijo de repente Jasmine-. Sálvale. Él salvó a Solange. Si no hubiera llegado cuando lo hizo, Solange estaría muerta, o esos horribles hombres la tendrían en su poder. Por favor. Si eres mi hermano como dices, te lo pido por favor.

Manolito cerró los ojos brevemente.

– No conoces el corazón de éste hombre.

– Pero tú sí, -dijo MaryAnn-. Tú sacaste al vampiro de su mente. Viste sus recuerdos, viste cómo era. ¿Merece la pena salvarle?

Capítulo 11

– No sabes lo que le estás pidiendo, MaryAnn. La longevidad no es siempre algo bueno. La vida de un hombre de los cárpatos es extremadamente difícil. Puedes estar pidiendo algo que no desea.

– Entonces pregúntale. No le dejes morir simplemente porque sea un hombre.

Manolito suspiró. Ella tenía razón, pero aun así, no podía imaginar lo que era para un Cárpato conocer lo escasas que eran las probabilidades de encontrar a su compañera. Ella no había vivido siglos sola.

– Tendré que alimentarme, MaryAnn. ¿Ambas estáis dispuestas a contribuir? Porque no puedo hacer esto sin sangre. -Estaba desesperado por alimentarse. El mundo a su alrededor se iba apagando rápidamente. Él se estaba apagando. Cuando bajó la mirada a sus manos, estas estaban grises y volviéndose transparentes.

MaryAnn miró a los brillantes ojos de Manolito, viendo las diminutas llamas rojas y sintió su corazón saltar. Siempre olvidaba que no era humano, incluso cuando le pedía que hiciera cosas que no eran en absoluto humanas. Inspiró profundamente y asintió.

Manolito volvió su atención hacia Jasmine. La chica estaba sentada en el suelo, acariciando la piel moteada más para confortarse a sí misma que para mantener a Solange calmada.

– Creo que puedo hacerlo -agregó sin mirarle-. Dime qué hacer.

– Dame tu mano.

Jasmine extendió lentamente su brazo. Los dedos de Manolito se fijaron a su alrededor como un grillete. Los susurros comenzaron en su cabeza. Suaves. Insidiosos. La tentación mordiéndole.

Ella tragó e intentó soltarse de un tirón.

– Espera. Espera. Olvidé decírtelo. Estoy embarazada. ¿Esto hará daño a mi bebé?

Manolito dejó caer su mano como si le quemara. Su mirada se volvió negra obsidiana, su boca se congeló en una línea firme.

– No tienes derecho a ofrecer sangre, o luchar con jaguares. No, no tomaré tu sangre. Debes tener mucho cuidado para proteger al niño.

Antes de que Jasmine pudiera replicar, Luiz resolló jadeante y el jaguar cambió, los huesos crujiendo, el cuerpo se retorció mientras la muerte le alcanzaba.

MaryAnn soltó un suave y alarmado sollozo y se arrodilló, apoyándose sobre el ancho pecho para escuchar un latido. Inmediatamente comenzó la RCP [1].

– Haz algo, Manolito. No puedes dejarle morir.

Ella no tenía ni idea de lo que estaba pidiendo. El otro mundo estaba tan cerca. Estaba muerto de hambre. Agotado. Las sombras se movían por todas partes en la habitación. MaryAnn le miró con sus enormes ojos oscuros, tan confiados. Tenía mucha fe en él. Más de la que él tenía en sí mismo, con los susurros empujando al fondo de su mente y su propio cuerpo debilitándose. Parpadeó y se obligó a concentrarse.

Escúchame, hombre-jaguar, puedo hacerte cárpato. Nunca volverás a ser jaguar, aunque vivirás y podrás cambiar. Debes comprender que este regalo es uno oscuro. Si no encuentras la otra mitad de tu alma, con el tiempo perderás las emociones y los colores y vivirás sólo con los recuerdos. Necesitarás sangre para sobrevivir. Tendrás que vivir bajo las reglas de nuestro príncipe y jurarás tu lealtad y protección, tu misma vida, a él y a nuestra gente. Tendré tu vida en mis manos. Seré capaz de tocar tu mente a voluntad y encontrarte sin importar dónde estés. Si nos traicionas, te mataré sin remordimientos tan rápido como sea posible. Tienes la elección de ir a otro lugar y buscar la paz o permanecer en este mundo y continuar tu lucha.

Este no era un asunto menor. Sería responsable para siempre de cualquier cosa que Luiz decidiera hacer. Era una obligación que pocos hombres deseaban. Conocían los riesgos, y sabían lo que era cazar y matar a antiguos amigos. Permitió el acceso a Luiz en sus recuerdos, en aquel largo, y aparentemente corredor sin fin de oscuridad. No había modo de describir al hombre jaguar cómo sería; sólo podía mostrarle el desvanecimiento de las emociones, los siglos de caza y espera, dependiendo sólo del honor y luego de los recuerdos del honor. Fue tan honesto como fue capaz.

Aún no he acabado con mi lucha por salvar a mi gente.

Luiz estaba muy lejos, pero se aferraba a la vida. Extrañamente, cuanto más se retraía el espíritu de Luiz, más claro se volvía el mundo de sombras alrededor de Manolito. Las voces se hicieron más fuertes. La habitación se quedó quieta. Sombras de pieles tensas y bocas abiertas, con clavos afilados por dientes, se deslizaron por las paredes y el suelo. El hambre quemó y arañó, desgarrándole cada célula y órgano del cuerpo. Se sintió delgado y tenso más allá de la resistencia.

Manolito hizo un esfuerzo por concentrarse sólo en Luiz.

Ellos ya no serán tu gente. Tu sangre serán los cárpatos. Los jaguares te evitarán. Estate seguro de que entiendes en qué te estás metiendo antes de elegir.

No puedo permitir que los vampiros continúen acosando y cazando a mi gente tanto si mi sangre es cárpata, como humana o jaguar. Somos los mismos, luchando por encontrar una vida y vivirla bien. Elijo la vida.

Será doloroso. Muy doloroso.

Y MaryAnn sería testigo. ¿Cómo podía no asustarse a muerte? Todo en él se moría por parar, coger a su compañera e irse, pero era imposible hacerlo, no después de fundirse tan profundamente con Luiz, sabiendo la clase de hombre que era y la dura lucha que había llevado a cabo para salvar a su gente, para honrar a sus mujeres. Manolito no podía abandonarle al lamti ból jüti, kinta, ja szelem, el prado de la noche, nieblas y fantasmas, tampoco podía esperar mucho más o el hombre volvería solo medio vivo, como Manolito tenía la certeza de que le ocurría a él.

Elijo la vida.

Manolito puso una mano disuasoria en el hombro de MaryAnn para impedirle continuar la RCP. Simplemente se hizo cargo con su mente, manteniendo el corazón de Luiz latiendo y el aire moviéndose a través de sus pulmones.

– No puedo hacer esto sin sangre.

MaryAnn podía ver que Manolito estaba débil y pálido, su piel casi gris. Se tambaleaba de debilidad. Era aterrador estirar el brazo y ofrecer la muñeca, pero confiaba en él; incluso con las llamas rojas destellando en las profundidades de los ojos oscuros, confiaba en él con su vida.

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[1] RCP: reanimación cardiopulmonar es un conjunto de maniobras destinadas a asegurar la oxigenación de los órganos cuando la circulación de la sangre de una persona se detiene (parada circulatoria).