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MaryAnn luchó contra su apretón, abriendo la boca con intención de insultarle, tan herida que deseaba acurrucarse en un agujero y echar tierra sobre ella, tan furiosa que podría golpearle de nuevo en la cara con sus afiladas uñas, pero algo en él llamó su atención. Hizo a un lado sus sentimientos heridos y forzó a su mente a entrar en razón.

– Manolito, ¿te duele la cabeza?

Él asintió, presionándose con fuerza las sienes.

– No debería experimentar un dolor como este. No lo entiendo. -A menos que sea el lobo. A menos que sea esta mujer, pretendiendo hacerse pasar por mi compañera cuando en realidad es un títere del vampiro, para conducirme a mi destrucción.

Ella captó eso y se sobresaltó tanto que estuvo a punto de salir de su mente, temiendo que él la lastimaría aún más con sus insultos, pero entonces captó un sonido. Un zumbido. Como un millón de insectos, sólo que mucho peor de lo ella estaba experimentado en su cerebro. El aliento se le quedó atascado en la garganta. El instinto le decía que tenía salir de allí con rapidez, pero se obligó a tranquilizarse. Era psíquica. Tenía la capacidad de leer las mentes. Lo había echó durante años; sólo que no había sido consciente de lo que hacía. No había nada que temer. Solo tenía que averiguar cómo lo hacía.

Exhaló con fuerza y se extendió hacia él, llenando sus pensamientos de él, deseando que se sintiera mejor, deseando substraer su dolor y ver qué… o quién… le estaba haciendo daño. El zumbido se hizo más fuerte, mucho más alto, en su cerebro, haciéndola sentir tan enferma que corrió hacia la barandilla y se inclinó sobre ella, pero aguantó, decidida a empujar más allá. Voces. Suaves. Insistentes. Gateando de arriba abajo por la mente de él. Apuñalando su cerebro.

– Manolito. -Le cogió la mano y la sujetó con fuerza-. Estamos siendo atacados. estás siendo atacado. Puedo oírles. Están intentando conseguir que me mates.

Él no vaciló, su mano envolvió la de ella.

– El no-muerto. Maxim busca de atraparme en el otro lado. -Todo cobraba sentido ahora, y en cierto modo era un alivio saber que no estaba loco. No se había vuelto contra su compañera. No se le había ocurrido que sería vulnerable en la tierra de las sombras, pero ahora debía pensar en ello. Su cuerpo humano estaba vivo, y una parte de su espíritu había regresado entre los vivos, lo cual quería decir que los muertos estarían al tanto de que él ya no pertenecía del todo a su mundo.

– ¿Cómo puede hacerlo cuando está muerto?.

– El espíritu de Maxim todavía está en la tierra de las sombras y ahí es donde está mi espíritu. Debe estar atacándome desde el interior. -La empujó cerca de él-. No quiero que los últimos recuerdos que tengas de tu compañero sean de rechazo y furia. No puedo creer como Maxim ha podido alcanzar a un anciano tan experimentado en la batalla como se supone que soy yo. Caí bajo su influencia como un inexperto polluelo. -Alzó la mano de ella llevándose los nudillos a su boca-. Perdóname, MaryAnn. No te habría lastimado por nada del mundo. Es mi privilegio protegerte, pero en la primera prueba, te he fallado.

– No, no lo has hecho -dijo ella-. Simplemente dime cómo vamos a hacer que se detenga. -Porque lo que sea que estuviera haciendo Maxim, hacía que Manolito sufriera; podía verlo en sus ojos, podía sentirlo en su mente-. Dime que quieres que haga.

– Tengo que entrar totalmente en ese mundo, y mi cuerpo será vulnerable a un ataque. Si te matan, o destruyen mi cuerpo, estaré perdido. Deben tener un plan.

Ella alzó la barbilla.

– Puedo ir allí contigo. Estoy bastante segura de saber como hacerlo.

Él negó con la cabeza.

– No. Es demasiado peligroso. Yo puedo transportarme al mundo de las sombras, porque mi espíritu estaba enclavado allí, pero tú estás viva y allí no hay sitio para ti. Repararían en ti desde el mismo momento en que entraras. Creo que pueden matarte en ese lugar.

– Y yo creo que te está matando a ti en ese mundo ahora mismo.

– No me matará. -Le cogió la barbilla-. Escúchame, MaryAnn. Esto es importante. Me molestó descubrir que estaba cambiando, convirtiéndome en lobo, como tú estás cambiando y convirtiéndote en cárpato, pero no por las razones que piensas. No por las razones que te di. Sea cual sea la influencia de Maxim en mí, en este momento mis pensamientos son claros. Otras mujeres psíquicas se han transformado exitosamente en cárpatos. Fue un proceso doloroso, pero están saludables y felices y parecen aceptar sus vidas de buen grado. No espero menos para ti.

Se inclinó para depositar un beso en la parte superior de su cabeza.

– Descubrir al lobo cambiaba la ecuación. No hay precedentes. No tenemos ni idea lo que podría ocurrir si te convierto. No tenemos idea del efecto que el lobo tendría en mí. Puedo ver que soy más agresivo y autoritario, y ya me habías indicado que tenías problemas conmigo en esa área. No quiero correr riesgos con tu vida. Hasta que sepamos más, tenemos que ser precavidos. Podría volverme peligroso. Podrías morir. Simplemente no lo sabemos.

MaryAnn se apoyó en él, necesitando tocarle, comenzando a dar alas al pánico. Había algo incorrecto en la forma en que sus ojos enfocaban.

– Quédate conmigo, -le susurró, aferrándose a su mano-. Quédate conmigo, Manolito.

– Tengo que regresar allí. Sea lo que sea lo que Maxim esté haciendo lo hace en el prado de las nieblas y fantasmas, sivamet. No puedo estar en dos lugares al mismo tiempo y combatirlo.

– Entonces voy contigo.

– No puedes. Mi cuerpo humano aún estará aquí desprotegido. Enviaré un mensaje a mi hermano para que venga de inmediato y te lleve a un lugar seguro. El sabrá qué hacer con mi cuerpo. -Le acunó el rostro entre sus manos, haciendo un alto en su piel sedosa-. Eres la persona más importante en mi mundo, MaryAnn. No puedo ponerte en peligro. Por favor haz lo te digo y espera aquí donde estarás protegida por Riordan hasta que regrese. No puedo preocuparme por ti y combatir a Maxim al mismo tiempo.

Ella miró fijamente a sus oscuros y brillantes ojos, comprendiendo que no había nada que pudiera hacer para detenerlo. Creía que tenía que protegerla, y lo haría. Moriría por ella. Mataría por ella. Haría cualquier cosa por ella. Sin importar las consecuencias para él, iría adonde el vampiro tenía todas las ventajas.

La sonrisa de él fue gentil, la yema de su pulgar le rozó el labio inferior.

– ¿Qué te hace pensar que tiene ventaja, csitri?.

– Es más cruel que tú y mucho más astuto. Y ha tenido tiempo para planearlo.

La sonrisa de él se amplió, hasta parecer lobuna.

– No creo que tengas que preocuparte por quien sea más cruel o astuto. Ha tenido tiempo para planearlo, pero cuenta con que yo intentaré permanecer en este mundo. Enviará a otros aquí. Vendrán, así que no salgas hasta que Riordan esté aquí para escoltarte.

Ya estaba desapareciendo, su espíritu deslizándose sigilosamente, lejos de ella, lejos del mundo de los vivos. MaryAnn intentó agarrarse a él, pero no tenía sentido. Se había ido, y sólo quedaba su cuerpo, una concha vacía, desvanecido y desdibujado, sin vitalidad. Aún tuvo suficiente fuerza para sentarse apoyando la espalda contra la barandilla, y entonces eso también se desvaneció y oyó su llamada.

Riordan. Tengo suma necesidad de ti. MaryAnn está desprotegida, y el vampiro enviará todo lo que disponga para matarla. Debes llegar hasta ella.