Su estómago dio un curioso vuelco.
– Me mordió, ¿verdad? No fue un sueño en absoluto. -Y si lo había hecho, ¿por qué se sentía más excitada que traicionada?
– Tú eres lo que mantiene a mi hermano vivo -dijo Riordan, con sus ojos negros fijos en la marca-. Como su compañera estás bajo la protección de mi familia, una hermana ha de ser amada y cuidada. Hiciste lo que ningún otro podía haber hecho.
– No saltemos a sacar conclusiones -protestó MaryAnn-. Ni siquiera llegué a hablar con ese hombre.
– Esta marca indica que eres su compañera -reiteró Riordan.
Ella negó con la cabeza.
– Podía significar que tomó mi sangre y yo era alérgica al anticoagulante. Podría ser la picadura de algún bicho. -Casi gruñó ante la desesperada y demasiada absurda sugerencia, pero esto no podía estar ocurriendo, no era real.
– Por supuesto es aterrador -dijo Juliette-. Es inesperado para todos nosotros, pero al menos sabes porqué has estado tan afectada. Los compañeros no pueden estar lejos el uno del otro mucho tiempo sin tocar sus mentes. Extiéndete hacia él.
– No soy la compañera de nadie, Juliette -dijo MaryAnn-. Ni siquiera me gustan demasiado los hombres. Los únicos que he visto y de los que he oído hablar a diario no son muy agradables. No soy material de compañera, y por favor no os toméis esto a mal, pero particularmente, no por uno de los hermanos De la Cruz. Son demasiado difíciles.
Riordan le lanzó una breve sonrisa.
– Lo compensamos de otras maneras.
MaryAnn no pudo devolver la sonrisa. Toda la idea era absurda, pero estaba comenzando a creérsela.
– ¿Para que estemos sintiendo las mismas emociones, no tendría que ser el vínculo increíblemente fuerte? Tu hermano nunca me habló en realidad. Si fuera su compañera, ¿no se habría presentado al menos?
– No si creyera que rehusarías su reclamo -dijo Riordan, ignorando la mirada de advertencia de Juliette-. Pudo ocultar sus intenciones.
MaryAnn frunció el ceño.
– Me habría negado. Tengo una vida en Seattle que es importante para mí. Este no es mi ambiente, obviamente tampoco querría estar con un hombre tan exigente como es tu hermano. Naturalmente que me habría negado.
– Lo cual explica porque no dijo nada. Manolito nunca habría aceptado tu rechazo, pero estás bajo la protección del príncipe y su segundo al mando. También eres la mejor amiga de Destiny. No solo Mikhail y Gregori te hubieran apoyado, sino también el compañero de Destiny, Nicolae, y su hermano Vikirnoff así como su compañera, Natalia. Manolito habría esperado el momento adecuado, permaneciendo cerca y esperando hasta que ya no estuvieras rodeada por tus protectores.
MaryAnn se frotó las palpitantes sienes.
– Me siento enferma y mareada. Todo arde. ¿Es él? ¿O soy yo?
– Creo que es él el que está sintiéndose enfermo. Todavía siente los efectos de la herida y el veneno. Necesita ayuda rápido. He tocado su mente y está muy confuso. No sabe dónde está o qué es real o que no. No cree que yo sea su hermano porque no sé nada de su compañera. Eso quiere decir que no recuerda lo que hizo o cómo los ató sin tu consentimiento. Probablemente se esté preguntando qué te ha ocurrido y por qué no has ido a ayudarle.
MaryAnn se hundió en el colchón e inspiró profundamente. Era una mujer práctica; al menos le gustaba pensar que lo era. Todo era un enorme desastre, pero si era verdad, entonces Manolito de la Cruz estaba vivo y tenía problemas. La necesitaba. Compañeros aparte, no podía dejarle solo y herido en la selva, al igual que no habría podido abandonar a la hermana de Juliette.
– Dime qué debo hacer.
– Extiéndete hacia él.
No sabía lo que había esperado, pero esto no. Acción. Palabras suaves. Un Jeep.
– ¿Extiéndete hacia él? -repitió-. ¿Estás loca? No tengo ninguna capacidad telepática. Ninguna en absoluto. Ni siquiera soy psíquica. Tú tendrás que extenderte e intentar hablar con él.
Juliette sacudió con la cabeza.
– No puedes ser una compañera sin ser psíquica, MaryAnn. Gregori y Destiny reconocieron tu potencial. Con el intercambio de sangre, Manolito habrá establecido un vínculo privado de comunicación.
– Vale. Rebobina. ¿Qué quieres decir con mi potencial? -De repente estaba furiosa. Temblando por ello. La traición era amarga en su boca-. ¿Me estás diciendo que me manipularon para que fuera con ellos a las Montañas de los Cárpatos porque pensaron que probablemente fuera la compañera de uno de los hombres? ¿Destiny? ¿Gregori?
Juliette envió a su compañero una plegaria silenciosa de ayuda. Se sentía como si estuviera caminando por un campo de minas y tropezando a menudo.
Él encogió sus anchos hombros de forma práctica.
Dudo que Destiny tuviera la más ligera idea, pero Gregori ha compartido la sangre de MaryAnn. Él lo habría sabido. No podemos permitirnos perder a ninguno más de nuestros hombres. Sabes que la situación es desesperada. Naturalmente que Gregori la llevaría a una reunión esperando que fuera la salvación de alguien.
Juliette resistió el impulso de ofenderse ante su despreocupada admisión.
Desarrollará un amor por él si está destinada a estar con él. Ese es nuestro modo de vida. Tú te resististe a estar conmigo. Que yo recuerde, te escondiste profundamente dentro de tu jaguar e intentaste escapar a tu destino. Eres feliz conmigo, Juliette, como ella lo será con Manolito. El tiempo se encarga de muchas cosas.
Aún así es injusto que un hombre pueda dictar el destino de una mujer.
Es igual de injusto para el hombre. Él tampoco tiene elección le recordó Riordan. Y si mucho más que perder.
– Me siento tan traicionada -dijo MaryAnn-. Creí que Destiny me conocía, que me entendía. No se les hace esto a los amigos. -El dolor coloreaba su voz, pero no pudo evitarlo. Había confiado en Destiny, la había ayudado a superar su pasado de modo que pudiera encontrar una nueva vida con su compañero elegido. Incluso había abandonado la excitación y sofisticación de su amada ciudad de Seattle y se había dirigido a los remotos y bárbaros bosques de las Montañas de los Cárpatos sólo para asegurarse de que Destiny encontrara la felicidad.
Juliette negó con la cabeza.
– Destiny es nueva en la sociedad cárpato. Dudo que lo haya sabido, y mucho menos que hubiera permitido que fueras colocada en semejante posición. Gregori habrá sentido que su protección aseguraría que no fueras molestada contra tu voluntad. La mayoría de los hombres creen que una mujer se enamorará de su compañero. El tirón entre ambos es fuerte y la atracción física es formidable.
– ¿Ha habido alguna vez alguna mujer u hombre que no se enamorara de su compañero? -Porque si Manolito era el suyo, podía verse a sí misma yendo a la cama con él, pero vivir con él era un asunto totalmente distinto.
– Como en cualquier especie, tenemos algunos que no nacen del todo bien. Nadie sabe por qué o cómo ocurre, pero sí, ha habido aberraciones -admitió Riordan-. Manolito está dedicado a su compañera. Nunca la deshonraría con otra mujer. Hemos esperado mucho más tiempo del que puedas alguna vez comprender por nuestras mujeres, y, aunque puedas creernos despóticos y prepotentes, apreciamos y colocamos a nuestras mujeres por encima de todo lo demás.
La sinceridad en su voz la hizo sentirse un poco mejor. Y Juliette no era un pelele. Era solo que MaryAnn encontraba toda esa testosterona un poco irritante. Los hermanos De la Cruz exigirían completa sumisión en todos los aspectos. No podía verlos comprometiéndose tanto. Incluso el mismo tono de sus voces la ponían al límite. No podía imaginarse a sí misma con ninguno de ellos como marido. Podían ser guapos, pero ella probablemente desarrollaría úlceras intentando estar con uno de ellos.
– Eso es admirable, Riordan, de verdad que si. -Ella también podía ser sincera-Pero no estoy segura de que tengas claro lo que significo para tu hermano. Si puso su marca en mí -luchó por no ruborizarse, recordando el calor de su boca y la reacción de su cuerpo ante él-, entonces lo hizo sin mi consentimiento. No sé por qué tu sociedad creería que eso está bien, pero en la mía está mal.