Sonrió recordándolo, y Culpepper lo imitó con un poco más de énfasis que los demás. La aguja del reloj se aproximaba al punto rojo.
—Sí, el Proyecto Westchester y ahora éste— nuestra nación estará segura. ¿Se dan cuenta de qué arma magnífica pone en nuestras democráticas manos el cronar? Para examinar un solo aspecto, consideren qué pasó en los subproyectos Coney Island y Flatbush (están mencionados en las hojas que han recibido) antes de que se apreciaran los empleos del cronar en toda su magnitud.
"En aquellos experimentos iniciales no se sabía aún que la tercera ley de Newton —a toda acción corresponde una reacción igual y contraria— vale para el tiempo igual que para las otras tres dimensiones del espacio. Cuando se excitó el primer cronar hacia el pasado durante un noveno de segundo, el laboratorio entero fue impelido al futuro por un período idéntico y volvió en condiciones… irreconocibles. Eso de paso, ha impedido las excursiones al futuro. El equipó parece sufrir alteraciones asombrosas y no hay ser humano que pueda sobrevivir a ellas. Pero, ¿se dan cuenta de lo que podríamos hacerle a un enemigo sólo en virtud de esa propiedad? Enviar una masa adecuada de cronar al pasado cuando estuviera adyacente a una nación hostil empujaría a esa nación al futuro, toda a la vez, a un futuro del que regresaría poblada sólo de cadáveres.
Miró hacia abajo, se puso las manos detrás y se balanceó sobre los talones.
—Por eso —continuó—ven ustedes dos esferas. Una de ellas, la de la derecha, está equipada con cronar. La otra es falsa, con exactamente la misma masa, y sirve como contrapeso. Cuando se excite el cronar, se sumergirá millones de años en nuestro pasado y tomará fotografías de una Tierra que era todavía semilíquida, semigaseosa, solidificándose rápidamente en un sistema solar más o menos incipiente.
"Al mismo tiempo, la esfera falsa será impelida millones de años al futuro, de donde retornará muy cambiada, por razones que no comprendemos totalmente. Chocarán en lo que para nosotros es ahora y rebotarán hasta aproximadamente la mitad de la distancia cronológica del primer viaje, donde nuestro aparato de cronar registrará datos de un planeta casi sólido, plagado de terremotos y tal vez con formas de protovida en ciertas moléculas complejas.
"Después de cada colisión, el cronar volverá a aproximadamente la mitad del número de años recorridos antes, recogiendo automáticamente información cada vez. Los períodos gelógicos e históricos que esperamos que toque están numerados de I a XXV en sus hojas: habrá más de veinticinco, naturalmente, antes de que las esferas se inmovilicen, pero los científicos creen que los períodos después de ese número serán tocados un tiempo tan breve que los datos no serán aprovechables. Recuerden que hacia el final las bolas apenas vibrarán antes de aquietarse; de modo que incluso si rebotan siglos en uno y otro sentido, casi no será observable. Veo que hay una pregunta.
La mujer delgada, de traje gris, que estaba sentada junto a Culpepper se puso de pie.
—Yo… yo sé que no viene al caso—comenzó—pero no he podido intercalar mi pregunta en la discusión en ningún momento pertinente. Señor Secretario…
—Secretario en funciones —corrigió el hombrecito de negro con tono simpático—. Soy sólo el secretario en funciones. Continúe.
—Bien; yo quería decir… Señor Secretario… ¿Hay alguna manera de que se reduzca nuestro tiempo de examen post-experimental? Dos años es mucho tiempo para pasarlo dentro de Pike's Peak simplemente por miedo de que uno de nosotros haya visto lo suficiente y tenga tan poco patriotismo como para ser peligroso para la nación. Una vez que nuestros artículos hayan pasado censura, me parece que se nos podría permitir regresar a nuestros hogares después de un período de seguridad de, por ejemplo, tres meses. Yo tengo dos hijos pequeños y aquí hay otros que…
—¡Hable sólo por usted, señora Bryant! —rugió el hombre de Seguridad—. Su nombre es señora Bryant, ¿verdad? ¿La señora Bryant del Women's Magazine Syndicate? ¿La señora Alexis Bryant? —Parecía estar haciendo diminutas notas a lápiz en su cerebro.
La señora Bryant se sentó de nuevo junto a Culpepper, apretando contra su corazón su copia del Código de Seguridad enmendado, el panfleto especial sobre el proyecto Brooklyn y la delgada hoja mimeografiada. Culpepper se retiró cuanto pudo hacia el brazo opuesto de su sillón. ¿Por qué todo le pasaba a él? Y, además, para empeorar las cosas, esa loca lo miraba llorosa como si esperara compasión. Culpepper dirigió la vista adelante y cruzó las piernas.
—Deben permanecer dentro de la jurisdicción del Proyecto Brooklyn porque esa es la única manera de que Seguridad pueda tener la certeza de que no ocurran filtraciones importantes de información antes de que el aparato haya sido modificado hasta hacerlo irreconocible. Usted no estaba obligada a venir, señora Bryant… usted se ofreció. Todos ustedes son voluntarios. Después que sus editores los eligieron para cubrir el experimento, todos tuvieron el derecho peculiarmente democrático de rehusar. Ninguno lo hizo. Ustedes reconocieron que rechazar este infrecuente honor habría demostrado su incapacidad de pensar en términos de Seguridad Nacional, habría significado, en realidad, una crítica del mismo Código de Seguridad en el aspecto del tiempo usual de examen de dos años. ¡Y ahora esto! Para alguien considerada hasta esta ocasión tan capaz y digna de confianza como usted, señora Bryant, salir a estas horas con una solicitud tal, me hace… —La voz del hombrecito se hizo un susurro—… casi me hace dudar de la eficacia de nuestros métodos de selección en Seguridad.
Culpepper afirmó su enfado con un cabeceo hacia la señora Bryant, que se mordía los labios y trataba de evidenciar tremendo interés en las actividades del laboratorio.
—La pregunta no era pertinente. No lo era en absoluto. Ocupó un tiempo que yo intentaba dedicar a una discusión más detallada de los aspectos populares del cronar y sus posibles aplicaciones en la industria. Pero la señora Bryant tenía que soltar su pequeño desahogo femenino. A la señora Bryant no le importa que nuestra nación esté rodeada cada día por más hostilidad, más peligro. Estas cosas no le interesan en absoluto a la señora Bryan. Toda su preocupación son los dos años de su vida que su país le pide que rinda para que el futuro de sus propios hijos sea más seguro.
El secretario en funciones alisó su traje negro y se calmó. Disminuyó la tensión en la cabina.
—La activación tendrá lugar en cualquier momento ahora, de modo que mencionaré brevemente los períodos más interesantes que registrará el cronar y de los que esperamos los datos más útiles. El I y el II por supuesto, ya que son los períodos en los que la tierra estaba tomando su forma actual. Luego el III, el período Precámbrico de la era Proterozoica, hace mil millones de años, la primera edad en que hay rastros claros de vida, en su mayor parte crustáceos y algas. El VI, hace 125 millones de años, cubre el Jurásico medio de la era Mesozoica. Esta excursión a la llamada Edad de los Reptiles puede proporcionarnos fotografías de dinosaurios y resolver el viejo misterio de su coloración, y también fotografías, si hay suerte, de la primera aparición de mamíferos y aves. Finalmente, el VIII y el IX, el Oligoceno y el Mioceno del Terciario, marcan la aparición de los primeros antecesores del hombre. Desgraciadamente, el cronar va a estar oscilando tan rápido para entonces que las posibilidades de un registro fidedigno…
Sonó un gong. La aguja del reloj tocó la marca roja. Cinco de los técnicos, abajo, movieron palancas y, casi antes de que los periodistas pudieran inclinarse hacia adelante, las dos esferas ya no se vieron a través del grueso plástico de la cortina. Los lugares que habían ocupado estaban vacíos.