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Lucas se hallaba terminando un informe al final de la jornada cuando Starke se levantó de la silla, esperó hasta que el resto de la clase comenzó a desfilar y se acercó al muchacho.

—Martino…

Lucas alzó la vista, sorprendido pero no sobresaltado.

—¿Si, mister Starke?

—Hum… No eres miembro del Club Físico, ¿verdad?

—No, señor.

El Club Físico existía como otra excusa para hacer una fotografía de todo el grupo y colocarla en el libro del año.

—Bien, he estado pensando que quizá el club debiera realizar algunos experimentos especiales. Fuera de la clase. Podría incluso idear algunas demostraciones y ponerlas en práctica ante una asamblea. Creo que el resto del cuerpo estudiantil podría sentirse interesado. — Todo esto era pura invención, que se le había ocurrido en el impulso del momento, y Starke quedó asombrado de sí mismo —. Me pregunto sobre si tú desearías sumarte a eso.

Lucas sacudió la cabeza.

—Lo siento, mister Starke. Como tengo que entrenarme para el equipo del fútbol y trabajar por la noche, no dispongo de mucho tiempo.

Ordinariamente, Starke no habría insistido más. Ahora dijo:

—Vamos, vamos, Martino. Frank Del Bello pertenece también al equipo, y sin embargo, es un miembro del club.

Por alguna razón, Lucas sintió como si Starke estuviera tentando y exponiendo un nervio. Después de todo, por lo que Lucas Martino sabia hasta ese momento, no tenía ninguna base racional para considerar la clase de física más importante que sus otros cursos. Pero reaccionó aguda y velozmente.

—Me temo que no estoy interesado en ciencia popular, mister Starke.

Se había dejado pasar por alto el hecho de que pertenecer al club tal como era y seguir el nuevo programa de Starke eran dos cosas diferentes. No estaba interesado en sutiles puntos argumentativos. Claramente comprendía que iba en pos de algo enteramente distinto y que Starke, teniendo aún reunido todo su impulso, no cesaría de acosarle.

—No creo que demostrar la desintegración nuclear dejando caer un corcho en una serie de ratoneras tenga algo que ver con la física. Lo siento.

De repente fue un momento difícil para ambos. Starke no estaba acostumbrado a que le detuvieran una vez había comenzado algo. Lucas Martino vivía para los hechos, y los hechos de las circunstancias no le permitían sino una sola posición, tal como él veía las cosas. En un sentido muy real, el uno y el otro sintieron la masa del contrario oponerse resistencia, y ambos supieron que de eso habría de derivarse algo violento a menos de que encontrasen algún medio neutro de separarse.

—¿Cuál es tu idea de la física, Martino?

Lucas vio en esto una oportunidad y la aceptó agradecidamente. Comprobó que le conducía más lejos de lo que había pensado.

—Creo que es la cosa más importante del mundo, señor — dijo, y se sintió como un hombre que ha tropezado en un umbral.

—Eso cree, ¿eh? ¿Por qué? — preguntó Starke, y con ello metafóricamente cerró la Puerta detrás de él.

Lucas trató de encontrar palabras.

—El universo es una estructura perfecta. En el todo se halla en equilibrio. Es completo. Nada puede ser añadido ni sustraído.

—¿Y qué quiere decir eso?

Poco a poco los hechos fueron encajando en la mente de Lucas Martino. Ideas, medio pensamientos, fragmentos de formulación que no conseguía reconocer como fragmentos de una filosofía, todas estas cosas súbitamente se colocaron en un orden sistemático y natural mientras escuchaba lo que acababa de decir en un impulso. Por vez primera desde el día en que se presentó en aquel laboratorio con un cuaderno de notas blanco y sin emplear, comprendió exactamente lo que hacía allí. Comprendió algo más que eso: se comprendió a sí mismo. La imagen de sí mismo quedó completa, acabada para siempre.

Eso le dejó en libertad de volverse hacia otra cosa distinta.

—¿Bien, Martino?

Lucas respiró hondamente, y comenzó de manera titubeante.

—El universo está construido en formas perfectamente encajadas. Cada vez que uno modifica la posición de una, afecta a todas las demás. Si añade algo en su lugar, tiene que sustraerlo de alguna parte. Todo cuanto hacemos ha sido hecho hasta ahora, ha sido realizado modificando la posición de las piezas del universo. Si supiéramos pon exactitud dónde encaja todo, y lo que el removerlo haría a todas las otras piezas, podríamos efectuar las cosas más eficazmente. Esto es lo que la física hace: investigar la estructura del universo y darnos un sistema para manejarlo con él. Es la cosa más básica. Todo depende de ella.

—Eso es para ti un artículo de fe, ¿no?

—Es que las cosas son así. La fe no tiene nada que ver con ello.

La respuesta brotó rápidamente. No había comprendido en absoluto qué había querido decir Starke. Estaba demasiado absorto en la comprobación de que acababa de saber para qué estaba hecho él.

Starke había tenido que afrontar en otras ocasiones discursos cuidadosamente ensayados. Por lo menos cada año tenía que afrontar uno de algún brillante muchacho que había visto una película sobre Young Tom Edison. Sabía que probablemente Martino no pretendía hacer lo mismo que aquellos otros, pero le habían engañado ya más de una vez. De manera que envolvió al muchacho en una prolongada ojeada antes de decir algo.

Vio a Lucas Martino devolviéndole la mirada de la misma manera como los muchachos de dieciséis años toman sus irrevocables votos cada día.

Eso disturbio a Starke. Le hizo sentirse incómodo, y por primera vez en su vida le obligó a retroceder.

—Bien. Así, pues, ésa es tu idea de la física. Tienes el propósito de continuar en el Tecnológico de Massachussets, ¿no?

—Si puedo conseguir el dinero que se necesita para ello, y mis notas no son demasiado elevadas, ¿verdad?

—La cuestión de las notas poca importancia tendrá si te preocupas de ello. El semestre no está ni mucho menos a punto de acabarse. Y el dinero no constituye ningún problema. Hay toda clase de becas científicas. Si te falla eso, probablemente podrás lograr incorporarte a uno de los grandes equipos como G.E.

Martino sacudió la cabeza.

—Es un problema de tres factores. El nivel de mis notas no será así de elevado, por mucho que me esfuerce en los dos próximos años. No deseo verme atado a la compañía de nadie, y tercero, las becas no lo cubren todo. Es necesario disponer de prendas decentes para acudir al colegio, y necesitas tener en el bolsillo el suficiente dinero para divertirte de vez en cuando. He oído hablar del M.I.T. Ningún ser humano puede estudiar todos sus cursos y al mismo tiempo trabajar para ganar dinero. Si uno va allí, tiene que estar allí las veinticuatro horas del día. Y yo aspiro a conseguir mi doctorado. Eso significa un minimum de siete años. No, iré a Nueva York después de haberme graduado aquí y trabajaré en el restaurante de tío Luke hasta que haya podido ahorrar algo de dinero. Seré un residente de Nueva York y estudiaré en el colegio superior. Allí procuraré obtener buenas notas, y de esa manera me será posible conseguir la beca para Massachussets.

Este plan se desarrolló fácil y espontáneamente. Starke no hubiera podido adivinar que había sido concebido en ese mismo instante. Martino había situado juntos los hechos, había visto cómo encajaban y qué acción indicaba. Era así de fácil.

—Has hablado de ello con tus padres, ¿verdad?

—Aún no. — Por vez primera se mostró vacilante —. Va a ser duro para ellos. Pasará bastante tiempo antes de que pueda enviarles algo de dinero.

Y además de eso, aunque él no podía decírselo a un extraño, la vida de la familia cambiaría para siempre, nunca más volverla a ser de nuevo lo que había sido.