– Ellos hacen las cosas con amor -le comentaba un padre a su hijo. -¿Ves cómo el monasterio está más bello que nunca?
Diez años después, ya había más de ochenta novicios. Nunca se supo si el comentario del viejo monje fue verdadero o si había encontrado una fórmula para hacer que el entusiasmo le devolviese al monasterio su dignidad perdida.
ELÍAS Y LA SEGUNDA OPORTUNIDAD
Carlos Castaneda cuenta cómo el maestro de su maestro, Julián Osorio, Se transformó en un nagual -una especie de hechicero, según ciertas tradiciones mexicanas.
Julián trabajaba como actor en un teatro itinerante en el interior de México. Sin embargo, la vida de artista no era más que un pretexto para escapar de las convenciones impuestas por su tribu: la verdad, lo que más le gustaba a Julián era beber y seducir a las mujeres -cualquier tipo de mujer-que encontraba durante sus presentaciones teatrales. Exageró tanto, le exigió tanto a su salud, que terminó contrayendo tuberculosis.
Elías, un hechicero muy conocido entre los indios yaquis, daba su paseo vespertino cuando encontró a Julián tirado en el campo; sangraba por la boca, y la hemorragia era tan intensa, que Elías -que era capaz de ver el mundo espiritual-percibió que la muerte del pobre actor ya estaba próxima.
Usando algunas hierbas que llevaba en la bolsa, consiguió detener la hemorragia. Después, se volvió hacia Julián: