LA CERTEZA, LA ESCUELA Y LA DUDA
Buda estaba reunido con sus discípulos cierta mañana, cuando un hombre se aproximó:
– ¿Existe Dios? -le preguntó.
– Existe -respondió Buda.
Después del almuerzo se aproximó otro hombre:
– ¿Existe Dios? -quiso saber.
– No, no existe -dijo Buda.
Al caer la tarde, un tercer hombre hizo la misma pregunta:
– ¿Existe Dios?
– Usted tendrá que decidir -respondió Buda.
Cuando el hombre se marchó, un alumno comentó, indignado:
– Maestro, ¡qué absurdo! ¿Cómo da usted respuestas diferentes para la misma pregunta?
– Porque son personas diferentes, y cada una llegará a Dios por su propio camino. El primero confiará en mi palabra. El segundo hará todo para probar que estoy errado. Y el tercero sólo cree en aquello que es capaz de escoger por sí mismo.
EL PATO Y LA GATA
– ¿Cómo es que usted se inició en la vida espiritual? -preguntó uno de los discípulos al maestro Sufi Shams Tabrizi.
– Mi madre decía que yo no estaba lo suficientemente loco como para internarme en un hospicio, ni era lo suficientemente santo para entrar en un monasterio -respondió Tabrizi. -Entonces decidí dedicarme al sufismo, donde aprendemos a través de la meditación libre.
– ¿Y cómo le explicó eso a su madre?
– Con la siguiente fábula: alguien le acercó un patito a una gata para que la gata lo tomara a su cargo. Este seguía a su madre adoptiva por todas partes, hasta que un día, ambos llegaron frente a un lago. Inmediatamente el patito entró en el agua, mientras que la gata, desde la orilla, gritaba: ¡Sal de ahí! ¡Te vas a morir ahogado!
"Y el patito respondió: no, madre, descubrí lo que es bueno para mí, y esto es que estoy en mi ambiente. Voy a continuar aquí, aunque tú no sepas lo que significa un lago."