Un año antes Hillary ya había intentado la escalada y había fracasado por completo. Así y todo, los ingleses reconocieron su esfuerzo y lo invitaron a hablar ante una numerosa concurrencia.
Hillary comenzó a relatar sus dificultades, y a pesar de los aplausos, decía sentirse frustrado e incapaz. Sin embargo, en un momento dado, dejó el micrófono, cayó en la cuenta de la talla de su empresa y gritó:
– ¡Monte Everest, me has vencido esta primera vez. Pero te conquistaré el próximo año, por una razón muy simple: tú ya has llegado al máximo de tu estatura, mientras que yo todavía estoy creciendo!
EL PRECIO DE LA PREGUNTA
El rabino vivía enseñando que las respuestas están dentro de nosotros mismos. Pero sus fieles insistían en consultarlo acerca de todo lo que hacían.
Un día, el rabino tuvo una idea: colocó un cartel en la puerta de su casa, y escribió:
RESPONDO CADA PREGUNTA POR 100 MONEDAS
Un comerciante decidió pagar. Le dio el dinero al rabino, mientras comentaba:
– ¿No le parece que es un poco caro cobrar tanto por una pregunta?
– Me parece -dijo el rabino. -Y acabo de responderla. Si quieres saber más, tendrás que pagar otras cien monedas. O busca la respuesta dentro de tí mismo, que es más barato y más eficaz.