De la silla de ruedas colgaban algunas bolsas de plástico. En el camino, nos contó que ésas eran todas sus pertenencias; dormía bajo los toldos y vivía de la caridad ajena.
Llegamos al lugar indicado; allí estaban reunidos otros mendigos. La mujer sacó de las bosas de plástico dos paquetes de leche larga vida, y los distribuyó entre el grupo.
– Hacen caridad conmigo, preciso es hacer caridad con los demás -nos comentó.
YO SÓLO QUERÍA ENCONTRAR A DIOS
El hombre llegó exhausto al monasterio.
– Estoy buscando a Dios hace mucho tiempo -dijo. -Tal vez usted pueda enseñarme la manera correcta de encontrarlo.
– Pase a ver nuestro convento -dijo el padre, tomándolo de la mano y conduciéndolo hacia la capilla. -Aquí están las más hermosas obras de arte del siglo XVI, que muestran la vida del Señor y de Su gloria junto a los hombres.
El hombre aguardó, mientras el padre explicaba cada una de las bellas pinturas y esculturas que adornaban la capilla. Al final, repitió la pregunta:
– Muy bonito todo lo que ví. Pero me gustaría aprender la manera más correcta de encontrar a Dios.
– ¡Dios! -respondió el padre. -Dice usted muy bien, ¡Dios!