– ¡Cuán sabios son ustedes! -dijo Bankei. -Aprendieron a distinguir lo correcto de lo incorrecto, y pueden estudiar en cualquier otro lugar. Pero este pobre hermano no sabe qué es lo que está bien o lo que está mal, y sólo me tiene a mí para que se lo enseñe.
Los discípulos nunca más dudaron de la sabiduría y generosidad de Bankei, y el ladrón nunca más volvió a robar.
GANDHI SALE DE COMPRAS
Mahatma Gandhi, después de haber conseguido la independencia de la India, fue de visita a Inglaterra. Paseaba con algunas personas por las calles de Londres, cuando se sintió atraído por la vidriera de una famosa joyería.
Y allí se quedó Gandhi, mirando las piedras preciosas y las joyas ricamente trabajadas. El dueño de la joyería lo reconoció de inmediato, y salió a la calle, a saludarlo:
– Me honra mucho que el Mahatma esté aquí, contemplando nuestro trabajo. Tenemos muchas cosas de inmenso valor, belleza, arte, y nos gustaría obsequiarle algo.
– Sí, estoy admirado con tantas maravillas -respondió Gandhi. -Y todavía estoy más sorprendido de mí mismo, pues a pesar de saber que puedo recibir un presente tan valioso, aún puedo vivir y ser respetado sin necesidad de usar joyas.
CAZANDO DOS ZORRAS
El estudiante de artes marciales se acercó a su profesor: