Ella se lo imaginó sentado en la silla de los testigos en el juicio de Julianna, hablando de toda esa mierda. Las cosas, dicidió Eve, hubieran sido diferentes si él lo hubiera hecho.
– Después de su arresto, durante el juicio, ella reclamó que usted la había violado y abusado, y usó eso para regatear por una sentencia menor. Usted no quiso ir al estrado para defenderse.
– No, no lo hice. -El bajó la mirada hacia Eve, por debajo del ala amplia de su sombrero. -Alguna vez ha sentido una cosa, teniente, algo que lo avergüence tan profundo que le ponga miedo en la garganta y hielo en sus tripas?
Ella pensó en Dallas, y en lo que se escondía allí. -Sé lo que es tener miedo, Sr. Parker.
– Tenía miedo de ella. Tenía miedo de lo que había hecho con ella. Si yo testificaba sobre lo que había pasado hubiera quedado como un hombre mayor que había cometido adulterio con la hija menor de edad de su propia esposa. En ese momento estaba con apoyo sicológico, empezando a trabajar en aceptar mi responsabilidad. Nada podía hacer por los hombres que había matado. Y el hecho era, que habría sido su palabra contra la mía. Si yo no hubiera estado presente en ese momento, le habría creído a ella.
– Demostró comportamiento violento durante el tiempo que vivió con usted?
– Demonios. -El rió.-Tenía un temperamento como un latigazo, golpeaba rápido y afilado, cortando derecho al fondo. Luego desaparecía. Es fácil ver ahora lo que no vi entonces. Es fría, fría hasta los huesos. Ella me odió desde el momento en que empecé a ver a su madre. Ahora lo veo. Me odiaba en esa forma tan helada de ella, porque yo era un hombre, un hombre que podía dominarla y darle órdenes. Entonces dio vueltas alrededor hasta que tuvo todo lo que quiso. Luego me humilló porque fui débil, humilló a su madre porque me amaba. Salió muy oronda por la puerta y nos dejó destrozados. Justo en la forma en que nos quería.
– Pero usted no se quedó destrozado. -apuntó Eve. -Reconstruyó su vida. Ella lo sabe. Está liquidando viejos asuntos, Sr. Parker. Apuesto fuerte a que usted es parte de ellos.
– Cree que ella va a venir por mi?
– Si, lo creo. Temprano o tarde. Tiene que alertar a su seguridad. Revisar minuciosamente cada nuevo empleado en su negocio y en su casa. Sería inteligente de su parte hablar con las autoridades locales, como lo haré yo, así ellos pueden saber que y quien buscar.
– Esa chica no podía esperar a sacudirse el polvo de Texas de los pies. -El se miró la punta de las botas y sacudió la cabeza. -No la veo regresando aquí para tratar de asesinar a un hombre que vale menos que el polvo para ella. -Suspiró. -Pero tengo sesenta y seis años, soy lo suficiente viejo para saber que no te puedes sentar a rascarte el culo esperando que una serpiente suba por tus pantalones. Pensaba tomarme unas pequeñas vacaciones de negocios, ir a Europa y ver algunas cosas. Puedo adelantarlo.
– Apreciaría si me dejara saber cuando se va y adonde.
El estudió a Eve otra vez. -Usted va a ir a atraparle, no es así, chica de ciudad?
– Sí, señor. Lo haré.
– Creo que lo hará. Pero no se si algo de lo que dije aquí le va a ayudar, y no puedo creer que ella pierda tiempo conmigo. Yo no fui el primero.
– Como lo sabe? -preguntó Eve.
– Ella no era virgen cuando se deslizó en mi regazo esa noche. Al menos ese es un pecado que no cometí.
– Sabe con quien estuvo antes de usted?
Parker movió los pies. -Contar historias de mi mismo, y contarlas de algún otro…
– Esto no es chismorreo. Es una investigación criminal.
– No es cuestión de fastidiarse. -dijo él suavemente, y bufó. -Sospecho que se había revolcado con Chuck Springer. Sé que su madre estaba algo preocupada por eso. Pero según lo que recuerdo, él empezaba a verse con una de las chicas de Larson. Tal vez la de los rulos. Eran chicos, -agregó. -No pensé mucho en eso. Luego cuando empecé a andar con Julianna, no pensé en nada más que ella.
– Sabe donde puedo encontrar a este Chuck Springer?
– Es uno de mis revoltosos. Mire, él es un hombre casado, tiene un niño pequeño y otro en camino.
– Revoltoso? Sería como un vaquero?
Parker se rió, ajustando el ala de su sombrero. -New York, -dijo sacudiendo la cabeza- Que demonios es un revoltoso sino un vaquero?
– Me gustaría hablar con él.
Parker suspiró. -Entonces vamos a cazarlo. -Rodeó el potrero, cabeceando en dirección a los caballos que pastaban dentro. -Tenemos algunos ejemplares finos ahí. Usted monta?
– Nada que tenga más piernas que yo. -respondió Eve y lo hizo aullar de la risa.
– Y usted? -le preguntó a Roarke-
– Lo hice.
Eso detuvo a Eve en seco. -En un caballo? Montaste un caballo?
– Y sobreviví. En realidad, es estimulante. Te gustaría.
– No lo creo.
– Solo hay que hacerles saber quien es el jefe. -le dijo Parker.
– Son más grandes, son más fuertes. Yo diría que son los jefes.
El rió por lo bajo, luego gritó a uno de sus hombres. -Donde está Springer?
– En las pasturas del este.
– Sería una buena cabalgata -dijo Parker coloquialmente -Puedo sentarla sobre un caballo bonito y tranquilo.
– Voy a fingir que usted no está amenazando a un oficial de policía.
– Usted me gusta, chica de ciudad. -Sacudió un pulgar. -Vamos a tomar un Jeep-.
Probablemente era un paseo estimulante. Ciertamente a Eve le pareció que Roarke lo disfrutaba. Pero en lo que a ella concernía, estaban saltando a través de un peligroso terreno lleno de grandes bovinos, mierda de vaca, y cualquiera podía estar acechando en la alta hierba.
Ella vió otro Jeep. En la plana llanura podía haber estado a media milla, y acercándose, cabalgando a lo largo de una línea de vallas, un trío de hombres a caballo. Parker giró hacia ellos, dando un bocinazo. El ganado se apartó del camino con mugidos de protesta.
– Necesitamos hablar contigo, Chuck.
Un hombre delgado y de huesos marcados en el uniforme ranchero de botas, jeans, camisa a cuadros y sombrero, hizo girar su montura. Se acercó al trote, lo que hizo que Eve fuera cautelosamente hacia la puerta más alejada del Jeep.
– Jefe- Cabeceó hacia Roarke y se tocó el ala del sombrero dirigiéndose a Eve. -Señora.
– Esta dama de aquí es la teniente Dallas, policía de la ciudad de New York. Necesita hablar contigo.
– Conmigo? -El tenía un rostro alargado, con un bronceado intenso y dorado como un ciervo. Mostraba una expresión confundida. -Nunca he estado en la ciudad de New York.
– Usted no está en problemas, Sr. Springer, pero puede ayudarme en una investigación. -Y como demonios se suponía que iba a entrevistarlo cuando él estaba allá arriba de ese caballo? -Si puede darme unos minutos de su tiempo.
– Bueno. -El se movió en la montura. Esta crujió. -Si el jefe lo dice.
Desmontó, con más crujidos, y con una fluidez que hizo pensar a Eve en agua deslizándose sobre rocas. Mantuvo las riendas en una mano y su caballo bajó la cabeza y empezó a masticar pasto.
– Es con respecto a Julianna Dunne. -empezó Eve.
– Escuché que había salido de prisión. Dijeron que había asesinado a un hombre.
– Su cuenta subió a tres en este momento. -corrigió Eve. -Usted la conoció cuando ella vivía en esta área.
– Síp.
– Tuvo algún contacto con ella desde que se fue?
– Nop-.
– Ustedes eran amigos cuando ella vivía aquí.
– No exactamente.
Eve esperó. El ritmo de una entrevista en Texas, decidió, era enteramente diferente al de New York. -Que eran exactamente ustedes, Sr. Springer?
– Yo la conocía. Era la hijastra de mi jefe. Mi jefe, también. No le he visto el pelo desde que se fue. Ni había razón para que lo hiciera. Jefe, tengo que terminar con la cerca.
– Chuck, la teniente Dallas está tratando de hacer su trabajo. Ahora si estás pensando que me voy a mosquear sobre algo que pasó entre Julianna y tú cuando eran adolescentes cabezas huecas, olvídalo. Me conoces lo suficiente, y también sabes lo suficiente de lo que me sucedió a mi. -Hizo una pausa y Chuck frunció el ceño mirandose las botas. -Me imagino que no me tienes rencor por eso. Es agua pasada. La teniente quiere saber si te tumbaste a Julianna.
El hombre se ruborizó. Eve observó, fascinada, como el rojo oscuro aparecía bajo el profundo bronceado. -Aw, Jake T., no puedo hablar de ese tipo de cosas con una mujer.
Eve sacó su placa. -Hable con la placa.
– Sr. Parker, -empezó Roarke. -Creo que podemos recorrer un poco el campo. Tengo un rancho de ganado en Montana y algún interés en el proceso.
– Mire donde pisa. -Advirtió Parker, y se bajó. -Chuck, haz lo correcto.
Porque se sentía estúpida sentada en el Jeep sola, Eve se arriesgó a bajarse. El caballo inmediatamente levantó la cabeza, topándola en el hombro. Ella no lo golpeó con el puño cerrado que mantenía al costado, pero faltó poco.