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– El la a conseguir más rápido. -Feeney levantó su taza de café, pero no alcanzó para esconder su sonrisa.

Ella lo dejó pasar. -Vamos a buscar un lugar alquilado, de corto término. De mes a mes, probablemente. Ella no pasaría mucho tiempo ahí. Debe haber instalado un equipo de vigilancia, alimentado desde otro lugar donde haría un cómodo estudio y valoración. Pero estaba allí ayer, personalmente, porque decidió moverse hacia mi.

Eve se vió a si misma, parada ante la ventana de su oficina, mirando hacia afuera. Retrocedió hasta ahí, detrás del estrecho vidrio, y estudió los edificios y ventanas del otro lado de la calle.

– Este tiene mi voto. -Señaló con la luz uno de los edificios. -O si no hubiera espacio disponible en uno de esos niveles… -hizo correr una línea de luz cruzando cinco pisos. -Este edificio. Esos son sus mejores ángulos. Espera un minuto.

Entró en la oficina de Roarke, donde él estaba sentado al escritorio mientras su equipo zumbaba con eficiencia. -Tengo una ubicación prioritaria. -le dijo- Quiero que hagas una lista de uno para poder correr una probabilidad.

– Ya estoy corriendo probabilidades, en los tres. Creo que ésta es tu ubicación.

Ella miró a la pantalla donde él tenía la misma vista, y el edificio que ella había señalado.

– Presumido.

– Ven a sentarte en mi regazo y dilo. Tú buscarías alquileres a corto plazo, me imagino, y podrías querer el detalle de mudanzas desde el último alquiler. Como lo estoy haciendo?

– Te estás animando a hacer de consultor experto, civil, en forma permanente?

– No sería divertido? -El palmeó sus rodillas, pero ella lo ignoró. -Ah, bueno, no hay ventajas adicionales. Tus probabilidades están llegando. Hice esto desde la línea de visión. Fue bastante fácil meter sus datos desde tus archivos en la mezcla y reducirlo considerablemente.

– Espera. -Revisó la lista de nombres que él había dispuesto en pantalla. -Bam! Daily enterprises. Justine Daily, propietaria. Es nuestra chica.

Ella quería moverse, rápido y duro, pero se contuvo. -Vamos a asegurarnos primero. Manda estos datos a mi unidad, quieres? Vamos a tratar de mantener esta investigación razonablamente oficial.

– Por supuesto. Teniente? Voy a ir contigo. Espera, -dijo cuando ella abrió la boca. -Aún si se reduce la chance de que la encuentres ahí, voy a ser parte de esto. Ella me la debe.

– No puedes explotar cada vez que termino golpeada en el trabajo.

– No puedo? – El tono tranquilo había cambiado en su voz, enfriándose. -Ella tiene en mente venir después por nosotros, por ambos, así que estoy en esto. Voy a estar ahí cuando la atrapes. Cuando sea, donde sea que pase.

– Sólo recuerda quien la va a encerrar. -Volvió hacia su oficina. -Feeney, tenemos a Justine Daily en el edificio primario. Los datos están en mi unidad. Busca los antecedentes de ella y su Daily Enterprises.

– Parece coincidir con sus propias iniciales. -Tomó el lugar de McNab en el escritorio de Eve. -Esas son las pequeñas manías que estampan a los tipos malos contra la pared.

– Yo voy a ser la manía que la estampe a ella. -Eve sacó su enlace y requirió la orden de búsqueda y captura y los refuerzos para hacerla cumplir.

En menos de una hora, se estaba moviendo por el pasillo hacia la oficina de Daily Enterprises. Las escaleras estaban bloqueadas, los elevadores retenidos abajo. Todas las salidas estaban cubiertas.

Y ella supo en su interior que no encontraría a Julianna Dunne.

Aun así, vería el lugar, y acomodó a su equipo en el sitio con señales de mano. Sacó su arma, y luego el código maestro para abrir los cerrojos.

Retrocedió.

– Espera. Debe haber pensado en ésto. Contaba con ésto. -Miró con dureza la puerta barata, las cerraduras baratas, y se agachó para estudiarla de cerca. -Necesito algún microanteojo. Un escáner de bombas.

– Piensas que puso una trampa para bobos en la puerta. -Feeney frunció los labios, agachándose con ella. -Ella no había usado explosivos antes.

– Aprendes un montón de cosas para trabajos manuales en prisión.

Feeney asintió. -Sí, lo haces.

– Ves que es todo ordinario?

– Cerraduras viejas. Una mierda débil. Alarma común por la pinta del panel. Quieres llamar a los olfateadores de bombas?

– Tal vez. Estoy tratando pensar como ella, pero no quiero los pedazos de mi equipo desparramados sobre todo este pasillo. -alzó la vista. Roarke estaba moviéndose detrás de ella.

– Porque no me dejas darle una mirada. -El ya lo hacía, acercándose y haciendo bailar los hábiles dedos sobre el panel, el marco de la puerta. Sacó su PPC de un bolsillo, programó un código de tareas, y luego lo conectó al panel con un cable fino como un cabello.

– Está caliente. -confirmó.

– Atrás. Retrocedan. -Eve le hizo gestos al equipo mientras sacaba su comunicador. -Limpien de civiles este piso, los que están directamente arriba y abajo.

– Eso no va a ser necesario, teniente, si me das un minuto aquí. -Roarke ya tenía el panel abierto para el momento en que ella volvió.

– Deja esa mierda en paz. -Dio dos zancadas hacia él y se detuvo. Ya lo había visto desactivar dispositivos mucho más destructivos que una puerta explosiva.

– Aquí. -El le habló calmo a Feeney mientras trabajaba con relucientes herramientas plateadas. -Puedes verlo?

– Sip, lo veo. No es mi campo, pero he visto algunos trabajos caseros en mis tiempos.

– Aficionado, pero efectivo. Lo hubiera hecho mejor de tener más tiempo, agregando un par de secundarios, o un seguro falso al final. Esto es poner una zancadilla cuando la puerta se abriera. Muy elemental. Ella tiene un desvío, por supuesto, no se hubiera arriesgado a arruinar su manicura si sus dedos salían volando.

Susn manos estaban firmes como rocas. Se detuvo sólo una vez, para sacudir su cabello fuera de su cara. Cuando lo hizo, Eve vió el frío brillo de concentración en él.

– No es particularmente poderoso. No hubiera matado a nadie que estuviera a cinco o seis pies atrás. Eso es todo. -Guardó sus herramientas, levantándose.

Eve no le preguntó si estaba seguro. El siempre estaba seguro. Ella dio la señal de todo despejado al equipo, y luego se consintió a si misma dejando su código en el bolsillo. Y pateó la puerta.

Barrió desde la puerta con su arma, y luego le hizo gestos a Feeney de ocuparse del baño adjunto.

Había un par de sillas raídas, un escritorio abollado. Y un perfume en el aire que era femenino y caro. Ella había dejado un centro de comunicaciones y un pequeño y exótico arreglo floral fresco.

Eve fue hacia la ventana, miró afuera, a través de la calle, y dentro de su propia oficina. -Habrá necesitado equipos. Puedes ver bastante desde aquí a ojo desnudo. A un buen equipo no lo iba a dejar atrás. Empiecen a golpear puertas, -ordenó sin volverse. -Hablen con los otros inquilinos, vean quien la conocía. Encuentren al administrador del edificio, y triáganlo aquí. Todos los discos de seguridad del edificio. Feeney, revisa el enlace y el centro de datos.

– Señor. -Peabody se aclaró la garganta. -Esto estaba en las flores.

Le alcanzó a Eve un pequeño envoltorio marcado “eve dallas”. Dentro había una tarjeta escrita a mano y un disco de datos. La tarjeta rezaba:

Con mis mejores deseos por tu rápida recuperación. Julianna.

– Puta. -gruñó Eve, dando vueltas al disco en su mano. -Feeney, dispersa a los hombres. No la vamos a encontrar hoy. Peabody, llama a los barredores.

Giró el disco en su mano otra vez, y luego lo metió en la unidad del escritorio. -Correr datos. -ordenó.

El rostro de Julianna nadó en la pantalla, con ojos azules y rubia, y el parecido con su propio y estilo que era uno de sus aspectos desde que había empezado su último despliegue de muerte.

– Buenos días, teniente. -Hablaba con el perezoso y un tanto arrastrado acento de Texas que Eve recordaba. -Estoy asumiendo que este saludo es correcto. Dudo que hayas logrado dejar atrás esta pasada noche, pero tengo tanta confianza en tus habilidades que estoy segura de que vas a estar jugando después de esta tarde. Sintiéndote mejor, espero. Y si estás viendo esto, has detectado y desactivado mi pequeño regalo de bienvenida. En verdad era sólo una diversión.

Inclinó su cabeza y continuó sonriendo. Pero eran sus ojos lo que Eve estudiaba. Ojos que eran como hielo sobre un profundo y vacío agujero.

– Tengo que decirte que agradable es verte otra vez. He pensado mucho sobre ti durante mi… rehabilitación. Estaba tan orgullosa cuando me enteré de tu promoción a teniente. Y la de Feeney a capitán, por supuesto. Pero nunca sentí totalmente la misma conexión con él como lo hice contigo. Hay algo aquí, no?

Se echó hacia atrás, con determinación en el rostro. -Algo profundo y extraño entre nosotras. Un verdadero lazo. Un reconocimiento. Si tú crees en la reencarnación, tal vez fuimos hermanas en otra vida. O amantes. Piensas sobre esas coasa? Probablemente no -dijo con un gesto de la mano. -Tú eres más una mujer de mente práctica. Es atractivo, en cierta forma. Tu nuevo esposo pudo encontrar esa parte de tu atractivo? Oh, mis tardíos mejores deseos en cuanto a eso. Ya hace casi un año, no? Desde el feliz evento. Bueno… el tiempo pasa.