– Ay, eso es muy duro.
– Si, luego tendrás que desnudarte ante una reunión general para probar que es una sucia mentira y mi venganza estará completa. -Ella lo miró. -Ella no es sólo lo que tú llamas una loca. Es lista y manipuladora. No la subestimes.
– No lo hago. No te subestimo a ti, Eve. Pero pienso, que por un ratito entre una cosa y la otra, que te has subestimado a ti misma.
– si, lo hice, y no gusta que me lo tiren en la cara. Okay. Me voy a casa. Tengo muchas cosas que hacer y en poco tiempo.
Trabjó primero con él, estudiando los datos de la seguridad del hotel y del evento mismo que él ya tenía preparados. Ella tiró preguntas, y él devolvió respuestas con la habilidad del hombre que sabía que tenía el plato.
El Regency no era un castillo urbano como era su Palace Hotel. Era enorme, moderno, y más equipado para la clientela de negocios de alto nivel que para los ricos de moda.
Tenía sesenta y ocho pisos, cincuenta y seis de los cuales tenían habitaciones para huéspedes. Los otros tenían oficinas, tiendas, restaurantes, y en los centros de conferencias, los salones de fiesta.
En el séptimo piso había un bar/restaurante informal y una piscina, que quedaba al aire libre durante el buen tiempo. Los dos niveles más altos tenían ocho penthouse en suite, y sólo eran accesibles por elevadores privados. El gimnasio, nivel cuatro, esta abierto para todos los huéspedes del hotel y para miembros registrados. La entrada, desde el interior del hotel o desde la puerta deslizante exterior, requería un código.
Los salones de fiesta estaban en los pisos nueve y diez, con entradas del interior y exterior. El evento tendría lugar en el salón Terraza, denominado así por su amplia terraza embaldosada.
– Muchas formas de entrar, muchas formas de salir. -declaró Eve.
– Eso es un hotel para ti. Todas las salidas están aseguradas. Hay cámaras de seguridad en la totalidad de las áreas públicas. Barrida completa.
– Pero no las habitaciones de huéspedes.
– Bueno, la gente es quisquillosa con su privacidad. Tienes vista en todos los elevadores, en pasillos. Podemos agregar monitores si te parece necesario. Yo diría que ella debe preferir más mezclarse con el personal o con los asistentes al evento que con los huéspedes del hotel. Va a querer dejar el edificio después de que su trabajo esté hecho, no terminar en un agujero cerrado adentro.
– De acuerdo, pero mantendremos un hombre monitoreando todos los registros. Quiero que haya, a lo largo del sector de oficinas, habitaciones listas en un área asegurada tan cerca del salón como sea posible.
– Lo tendrás.
– La seguridad del hotel estará totalmente dedicada a esto. No quiero alertar al resto del plantel, o a la gente ajena al evento. Cuanto menos chance tenga ella de oler el asunto, mejor.
– No tienes la intención de decírselo a Louise entonces?
Lo había considerado, debatido, pesado los pros y los contras. -No, no lo haré. Vamos a plantar policías entre los concurrentes, los camareros, incluso en tu seguridad. Arregla con tu catering o quien sea por servidores extra. Nadie te cuestionará por eso.
– Yo diría que no. -reflexionó él.
– Vamos a necesitar examinar las otras funciones en el hotel esa noche. Vas a tener dos convenciones, y una boda. Ella podría deslizarse dentro a través de una de esas.
– Vamos a dejarlo aquí. Lo siento, tengo una holo-conferencia en unos minutos. Tengo que tomarla, ya la reprogramé dos veces.
– Está bien, tengo mucho que hacer.
– Eve.
– Sí, que?
El se inclinó hacia ella y presionó sus labios sobre la cabeza de ella. -Tenemos unas cuantas cosas que necesitamos hablar.
– Sólo estoy medio enojada contigo ahora.
El sonrió contra su pelo. -Esa es una de varias. Por ahora solo diré que estaba medio enojado contigo cuando Mira cayó por mi oficina esta mañana.
Ella no levantó la mirada, pero se quedó muy quieta. -Yo no le pedí que lo hiciera. Exactamente.
– Pero se me ocurrió, casi enseguida, que tú querías que ella me hablara conmigo porque estabas preocupada. Sabías que el viaje a Dallas estaba rondándome, tal vez más de lo que yo mismo pensaba. Así que gracias.
– No hay problema.
– Y sería mezquino de mi parte hablar de gratitud y apuntar que enviándola a ella sin habérmelo mencionado, pasaste sobre mi cabeza y lo hiciste a mis espaldas.
Ahora ella levantó la mirada, y sólo giró los ojos. -Que bueno que eres un hombre demasiado grande para hacer eso.
– Verdad que si? -Se inclinó y le dio un fuerte beso, luego la dejó sola.
– Vamos a ver quien tiene la última palabra en esto. -comentó ella, se echó el cabello hacia atrás y cambió su enfoque hacia el spa y los datos de transporte. Podía ganar esta pequeña batalla para atrapar a Julianna antes de que tuviera chance con Roarke.
Una hora después ella estaba de nuevo molesta y frustrada. Había conseguido por medio de intimidación y amenazas sacar las listas de reservaciones de dos de los resorts spas de su lista. Los otros se mentuvieron firmes en la línea de protección de la privacidad de sus huéspedes. Y lo mismo hicieron las compañias de transporte privadas.
Presionar a través de una orden internacional para liberar los datos era problemático y consumía tiempo. El caso era lo bastante caliente para que el juez al que ella había acudido para ello estuviera más comprensivo que irritado. Pero eso tomaba tiempo.
Otra ventaja para Julianna, pensó Eve. Ella no tenía que saltar a través de los aros de la ley.
Se paseó, controló su unidad de muñeca, mientras esperaba la orden para extraer sus datos de la ranura.
– Problemas, teniente?
Miró hacia atrás, adonde él estaba apoyado en la jamba de la puerta que separaba sus oficinas. Se veía muy alerta, y muy complacido consigo mismo.
– Se suponía que tenías que dedicarle tiempo a alguien.
– Lo hice. La reunión salió muy bien. Y la tuya.
– Problemas burocráticos. -Miró hacia su computadora. -Esperando por papelerío.
" -De que tipo?
– Del tipo legal. Código de privacidad. Ya nadie abre la boca ante una placa, especialmente una placa extranjera. Y esos lujosos lugares de spa tienen los malditos labios sellados sobre quien va a ir a esculpirse las caderas o levantarse la barbilla.
– Ah, bueno, si eso es todo.
– No. Pensé que sería un poco más fácil y un poco más rápido. Esto es sólo una corazonada, y no te voy a poner a deslizarte bajo la ley para acceder a datos por una corazonada.
– Cuando le dedicas tanto tiempo y energía a un ángulo, es más que una corazonada.
– Sé que ésto es algo que ella hará. Tal vez no ahora, pero pronto. Necesita este tipo de cosas y New York es muy riesgoso. Necesita mimarse, recompensarse, antes de venir por ti. No se tomó tiempo en Denver, y podría haberlo hecho. Quiere algo más prestigioso, más exclusivo. Con más… como lo llamas tú? Cachet. Así que es Francia o Italia o algo en el Viejo Mundo. No va a salir del planeta. Es demasiado nuevo para ella.
– Pudiste conseguir la orden?
– Si, si, está llegando. Finalmente. Protocolo, políticos, mierda.
– Entonces que diferencia hace, en el gran esquema, si empiezas a acumular datos ahora, o cuando tengas el documento en tu mano.
– Es la ley.
Y en menos de tres días, pensó Eve, era altamente probable que la mujer que ella cazaba tratara de asesinar a Roarke. No porque lo conociera a él. No porque lo odiara a él. Sino porque ella rechazaba la ley y todo lo que significaba.
Porque quería revancha.
– Es duro para ti, estar tan conflictuada sobre algo que tú quieres que sea blanco y negro. Pero incluso la ley tiene sombras, Teniente, Y ambos las conocemos muy bien.
Ella se rindió y entró en el gris. -Ella usa sus propias iniciales. No le gusta dar su identidad. La lista, en orden de porcentajes de probabilidades ya está descargada en mi máquina.
– Muy bien. Vamos a encontrarla. -El se sentó en el escritorio de ella, y se enrolló las mangas de su prístina camisa blanca. -Realmente empezar un encabezado es sólo un tecnicismo.
Ella se dijo a si mismo que pensaría sobre eso después.
– Estoy buscando reservaciones empezando desde ayer y para las próximas cuatro semanas. Yo podría haberla empujado a la relajación más rápido. Tal vez ella vaya por esto después de ganar la guerra.
– Vamos a revisar por el próximo mes entonces. L’Indulgence primero? Sobreprecio con un plantel refrescantemente eficiente. Sus índices se han estancado en los últimos dos años. Se está pasando de moda.