18 horas: El Caudillo se trasladará en tren especial a la estación Príncipe Pío y de aquí, en un coche con escolta militar, al Palacio de Oriente. Entrará por la Puerta del Príncipe.
22 horas: Radiotelevisión Española anunciará, con cintas de radio y vídeo pregrabadas, el feliz término del golpe y los preparativos para el Domingo de Pascua.8 horas; La fuerza pública ocupará la plaza de Oriente para controlar a la concurrencia.
10 Horas: El Caudillo aparecerá en el balcón del Palacio Real, junto con el Rey y la Reina. El público saludará como de costumbre, agitando el pañuelo.
14 horas: Desfile de la Victoria por el Paseo de la Castellana, donde el Caudillo y sus Majestades recibirán los debidos honores.
¡Viva Franco! ¡Arriba España!
Bernal leyó el documento en un estado de estupefacción absoluta. ¿Se trataba de una broma? ¿Ó es que querían en serio desenterrar a Franco en el Valle de los Caídos? ¿O era el «Caudillo» aludido algún sustituto del antiguo dictador.? Sin decir una palabra, pasó el papel a Varga, que lo leyó asimismo en silencio.
Cuando hubo terminado, Bernal le preguntó:
– ¿Crees que va en serio?
– Te diría que no si no hubiera visto una de las insignias con las iniciales SDG.
– Aún con esa prueba, en la Secretaría pensarán que Va de coña; y si están complicados, razón de más para que insistan.
– ¿Qué podemos hacer, jefe?
– Encontrar algunos nombres de conspiradores. Ni en el plano ni en el programa se cita ninguno. ¿Crees que es un plano militar?
– Podría ser de policía, aunque de tamaño reducido -dijo Varga-. ¿Cree usted que Santos pensaba publicar esto?
– Estoy casi seguro. Sin duda esperó a que encajaran todas las piezas para que la noticia fuera más sensacional, pero se demoró demasiado.-¿Piensas que se infiltró en la organización? -preguntó Varga.
– ¿Cómo, si no, pudo hacerse con un ejemplar del programa? Tiene que haber una lista de nombres en alguna parte y tenemos que encontrarla enseguida. De lo contrario no sabremos en quién confiar, en principio, y la necesitamos además para convencer a las autoridades de que el golpe va en serio. Si les enseñamos sólo esto, se reirán de nosotros. Hay que volver arriba y empezar a llamar a los bancos para ver si hay otra caja en depósito.
Doce del mediodía
Bernal comprobó que Elena había vuelto ya, tras encontrar una pensión para los padres de Marisol.
– Siento tener que encargaros a los tres un trabajo bastante aburrido -dijo-. Hay que llamar a todas las sucursales bancarias, pedir que se compruebe la lista de los clientes que utilizan la caja de seguridad y averiguar si hay algún depósito a nombre de Santos. Vamos a coger el listín telefónico y a elegir un banco por barba. Cierran al público a las dos. Un detalle: sería conveniente preguntar por dos nombres: Raúl Santos López y María Soledad Molina Romanos. Podría estar a nombre de la chica, ya que la llave la encontramos en su casa.
– Llamaré a la centralita para que nos den cuatro líneas durante las próximas dos horas y media -dijo Paco-. Precisamente acaban de llamar para preguntarnos si nos gustaría encargarnos de otro caso.
– Espero que aceptes estar de guardia durante un rato, Paco. Ya tenemos suficiente con el que llevamos entre manos.
– Dicen que por ahora, procurarán arreglárselas como puedan, pero que tienen la esperanza de que podamos ayudarles después del fin de semana.
– Ya veremos -dijo Bernal.
Fue un trabajo laborioso, y no sólo porque muchos de los directores de sucursal bancada se mostraron prudentes a la hora de dar información, sino también porque insistían en llamar a su vez para estar seguros de que hablaban con la DGS. Otros habían salido, seguramente a tomar unas tapas con los clientes importantes, y los subdirectores se resistían a tomar iniciativa alguna. Bernal recordó el consejo del director con que se entrevistara y llamó a los fabricantes catalanes de la llave que habían encontrado en el piso de Marisol. No le ayudaron mucho, puesto que suministraban a ocho bancos y vendían cajas al por menor. España tenía más bancos que ningún país europeo y los más grandes tenían una cantidad desmesurada de sucursales. A partir de las dos y cuarto fueron encontrándose, en medida creciente, con que no podían comunicar de ninguna forma con las entidades.
Dos y media de la tarde
– Bueno, tal vez haya valido la pena el esfuerzo -dijo Bernal-. Continuaremos mañana por la mañana si no damos con otra solución.
– ¿Qué espera encontrar en la caja? -preguntaron Elena y Ángel casi a la vez.
– Lo que buscaban los intrusos -dijo él-. Cuando veamos el contenido podremos detenerles -no le pareció prudente enseñarles los documentos que había encontrado, aunque pidió a Navarro que se quedara cuando dijo a Elena y Ángel que podían marcharse a comer.
– Paco, échale un vistazo a esto. Lo encontramos Varga y yo en la caja de seguridad del banco de la Gran Vía.
Navarro lo leyó en silencio y con crecientes muestras de estupor.
– Pero ¿esto va en serio, jefe?
Bernal le enseñó la insignia con la SDG.
– Lo encontró Varga bajo la cama de Marisol.
– Esto es increíble. ¿En serio van a desenterrar a Franco?
– Bueno, ya han ocurrido antes estas cosas. Recuerda que todos los años, en el día de San Fernando, el cadáver embalsamado de Fernando III se expone al público en la catedral de Sevilla. Yo lo vi un año y es asombrosamente pequeño; y por una ironía del destino, el matador de moros tiene la cara y las manos negras como la pez, y es posible que los ojos sean de vidrio. Todavía tiene en la mano la espada y la esfera. Es un espectáculo extraordinario, teniendo en cuenta que murió en 1252. Y ahí tienes también al general Perón, que paseaba el cadáver embalsamado de Evita en un ataúd con tapa transparente. La tuvo en un ático de Madrid durante años y hasta se dijo que iba de vacaciones con ella y con la segunda mujer. Y ese cadáver fue su pasaporte para volver a la Argentina. Es difícil calcular el efecto que provocaría la visión del cadáver momificado del Caudillo entre las masas concentradas en la plaza de Oriente. Pero recuerda que descendemos de un pueblo que en el siglo dieciséis se creía aquello de el Cid, que allá en el siglo once, participó en una batalla contra los moros después de muerto, sujeto a la silla. ¿No te parece de película? Todo tan bien preparado y bien montado.
– Seguramente lo exhibirán un día, dos días -dijo Paco-, y entiendo que hayan elegido el Domingo de Pascua a causa del valor simbólico de la Resurrección, pero no más.
– Así santificarán toda esta bufonada y la mezclarán con las procesiones religiosas. Una vez se haya desvanecido la conmoción inicial, no tendrán que preocuparse por los símbolos. Habrán tenido tiempo de sobra para consolidar su situación y exterminar a la oposición, que no podrá organizar ninguna defensa en plenas vacaciones, sobre todo con las telecomunicaciones en manos de los golpistas. Se aprovecharán de que casi todas las personalidades principales del poder estarán fuera de la ciudad y, en todo caso, es posible que incluso acaben apoyándoles.
– Hay que hacer lo posible por impedirlo -dijo Paco, y Bernal se sintió aliviado al ver aquella reacción-, pero ¿cómo, sin los nombres?