Выбрать главу

– No sé cómo agradecértelo -le dijo estrechándole la mano-. Creía que íbamos a morir. Nos has salvado. Lo has salvado.

Finn se quedó junto al avión y vio el sol abrirse paso entre las nubes. Automáticamente, comprobó el avión. Todo estaba bien, ni una sola señal que indicara lo que acababan de vivir. Volvió a entrar sabiendo que lo que fuera que estaba buscando, no estaba allí.

Tal vez habían sido sus padres, o tal vez alguna otra cosa. Volar era como navegar: si un hombre lo hacía mucho, experimentaba cosas que no se podían explicar. Por la razón que fuera, había sobrevivido la noche del accidente. Siempre había pensado que había sido para poder criar a sus hermanos, pero tal vez había habido otro propósito. Tal vez se había salvado para poder encontrar a Dakota.

La amaba. Tener que pasar por una experiencia casi mortal para descubrirlo lo convertía en un idiota, pero podría vivir con ello… siempre que pudiera tener la oportunidad de contárselo.

La amaba. Quería casarse con ella y tener muchos hijos. ¡Tenía que llamar a Hamilton y decirle que quería comprar su negocio! Después, le diría a Bill que le vendía su parte. Pero lo más importante era volver a Fool’s Gold y decirle a Dakota lo mucho que la amaba y cuánto deseaba estar con ella.

Sacó su móvil y llamó a Bill.

– He estado muy preocupado -le dijo su compañero-. ¿Es que no has podido llamar? ¿He tenido que enterarme por la torre de control?

– Ya te estoy llamando.

– Llevas diez minutos en tierra. ¿Qué has estado haciendo? ¿Comprando?

Finn se rio.

– Metiendo a mis pasajeros en la ambulancia. Mira, Bill, me voy. Puedes comprar mi parte del negocio. Tengo que volver a Fool’s Gold ahora mismo.

– Es por esa mujer, ¿verdad?

Finn pensó en Dakota y sonrió.

– Sí. Tengo que pensar cómo convencerla para que se case conmigo.

Hubo una pausa y Bill dijo:

– Se va a alegrar mucho de oír eso.

– ¿Cómo lo sabes?

– Porque la tengo justo a mi lado. Y si su sonrisa sirve de algo, entonces te diré que sí. Acepta.

Dakota utilizó unos prismáticos para ver el cielo. Bill le había dicho en qué dirección mirar y cuando vio la diminuta silueta de un avión, comenzó a saltar.

Cuando Finn aterrizó, ella ya estaba corriendo hacia él. Se reunieron en la hierba, junto a la pista, y aunque Dakota tenía miles de cosas que decirle, ahora mismo lo único que quería era estar en sus brazos. Cuando lo estuvo, se besaron y se sintieron mejor que nunca.

– Te quiero -le dijo él-. Os quiero, Dakota. A ti, a Hannah y al bebé que llevas dentro. Debería habértelo dicho antes.

Estaba tan feliz que pensaba que ni le hacía falta respirar.

– Necesitabas tiempo.

– Me asusté y me marché, pero quiero casarme contigo. Quiero que seamos una familia.

– ¿Aunque eso suponga mucha responsabilidad?

Él asintió y volvió a besarla.

– ¿A quién intento engañar? Nací para ser responsable.

– Eras un chico salvaje y rebelde.

– Lo fui durante quince minutos, pero ahora quiero estar contigo.

Qué palabras más bellas e increíbles, pensó ella. Unas palabras perfectas provenientes del hombre perfecto.

– Yo también te quiero -le susurró.

– ¿Te casarás conmigo?

– Sí.

– ¿Viviremos en Fool’s Gold?

Quería que Finn fuera feliz.

– Tu vida está aquí.

– No, no lo está. Voy a venderle la mitad de mi negocio a Bill. Mis hermanos no lo quieren y puedo usar el dinero para comprar la empresa de Hamilton. Mi sitio está donde tú estás y eso es Fool’s Gold.

Dakota se echó a sus brazos.

– Hannah se pondrá feliz. Te ha echado de menos.

– Yo a ella también -le tocó el vientre-. Y pronto tendrá un hermanito o hermanita a los que mandar.

– Un día tendrás que enseñarnos Alaska -le dijo.

– Lo haré, pero ahora mismo estoy preparado para irme a casa.

* * *

Susan Mallery

Autora de bestsellers románticos, ha escrito unos treinta libros, históricos, contemporáneos e incluso de viajes en el tiempo. Comenzó a leer romance cuando tenía 13 años, pero nunca pensó escribir uno, porque le gustaba escribir sobre filosofía o existencialismo francés. Fue en la escuela superior cuando acudió a clases sobre Cómo escribir una novela romántica y empezó su primer libro, que cambió su vida. Fue publicado en 1992 y se vendió rápidamente. Desde entonces sus novelas aparecen en Waldens bestseller list y ha ganado numerosos premios.

Actualmente vive en Los Angeles, con su marido, dos gatos y un pequeño perro…

***