"En resumidas cuentas, que desde el principio se concebía como un sueño inalcanzable que en el alto nivel de actuación del Estado cuajara una tendencia hacia esta cooperación mutua: la compartida entre esa gente poderosa que figura en primera línea, dentro del marco de sociedad imaginado por el presidente, y usted por la otra parte, como personaje excéntrico. Dando por descontado que ellos son personas de lo más cautas, se estaban divirtiendo a costa suya irresponsablemente. Si llegara a sus oídos que usted, como líder de un movimiento religioso, está reiniciando sus actividades, aun en el supuesto de que lo hubieran acogido corno miembro, creo que promoverían una moción para cortar toda relación con usted.
Patrón prestó su oído atentamente a las palabras de Ogi. Sin embargo, no añadió ningún comentario para abundar en el tema, sino que proporcionó directrices a Ogi y a Bailarina a fin de que realizaran un nuevo trabajo, y con esto dio por concluida la conversación. Los dos jóvenes se retiraron del estudio-dormitorio, y se pusieron a preparar una cena que ya resultaba tardía. En la cocina, próxima al comedor, tomaron del frigorífico lo que se les vino a la mano para esta tarea.
– Esta noche Patrón se encontraba bien, ¿eh? -comentó Bailarina, mientras se repartía el trabajo con Ogi-. ¡Quién lo iba a decir, después de que Guiador haya caído desplomado, y sin que al parecer su cabeza pueda recuperarse… sin que se pueda hacer nada… sin que exista ya pasado ni futuro, como dice Patrón… y cuando parecía que también este último sólo daba señales de acabamiento, quejándose entre estertores de fiebre…! Pero, pasados estos diez días, ha sido entrar tú a trabajar aquí, y ya parece él restablecido, e incluso se pone a hablar de un nuevo movimiento de la iglesia., Estoy hondamente persuadida de que él es de una personalidad asombrosa. ¿No te parece? Aunque a estas alturas, tampoco es como para quedarme asombrada.
Ogi estaba salteando con mantequilla unas rodajas de cebolla finamente cortadas; y le entraron ganas de responder así: "Si a estas alturas no te vas a quedar asombrada, cierra el pico de una vez". Y en tal punto Bailarina, con su agudeza de siempre, añadió algo con sentido para completar lo anterior. Ella estaba cortando en filetes finos un trozo de muslo de ternera, como paso previo para preparar un rápido arroz con curry que tuviera un toque magistral de auténtica cocina, mientras, como de costumbre, mostraba a través de su boca entreabierta aquella lengua brillante de saliva, que Ogi veía con cierta añoranza transida de dolor.
– Por lo que he estado pensando, el hecho de que Patrón te haya hablado con franqueza, es bueno tanto para ti como para él, creo.
Lo que les había dicho Patrón para orientarles en la tarea que les confiaba era esto:
– Yo, de entre todos los que han unido su fe a la mía, solamente en muy pocos de ellos llegaría a poner mi confianza, y a buscar apoyo. ¡Y es que ni en mí mismo puedo confiar!
Ogi no se hacía idea en realidad de cómo se podía continuar esa conversación, pero reaccionó con su simpatía e imperturbable sonrisa.
– Y hablando de Ogi -continuó Patrón-, él ha puesto aquí un pie como extensión de su anterior empleo, y trabaja para nosotros, pero opino que aún no ha dado el salto a nuestro campo. Bien, pienso que por ambas partes estamos de acuerdo en eso. Me gustaría que a partir de mañana empecéis esta tarea. Quiero explicároslo, pues para eso os he hecho venir a Bailarina y a ti. Tengo una serie de fichas relativas a personas, escritas a mano por mí, que integran un catálogo de nombres. Ante todo voy a pedirle a Bailarina que me haga un par de copias de cada ficha, para quedarme yo luego con los originales.
Dicho esto, Patrón recogió de encima de la mesa aquellos papeles en forma de tarjetas, que habían dado la impresión de ser demasiado pequeños como papel de carta, y se los entregó a Bailarina. Ella entonces, con un quiebro sensible de su cuerpo, desapareció camino de la sala de estar; pero con la energía de un relámpago, regresó al rato de nuevo.
– La tarea que os encomiendo es que restablezcáis el contacto con la gente que me respalda y que figura en la lista, principalmente de Tokio y sus alrededores, pero también hay algunos que se han dispersado por otras regiones.
Aunque Patrón, por su edad, debía de tener una incipiente presbicia, lo que hacía era aproximar a su enorme cara las fichas que ya le había devuelto Bailarina, y, poniéndoselas al sesgo, las examinaba minuciosamente. Bailarina, que se había mantenido junto a Ogi -ambos de pie-, se adelantó unos pasos en dirección a Patrón, frunció ligeramente el ceño y, como si fuera una colegiala que repasa un extracto de su papel para una función escolar, se aplicó a estudiar con toda atención aquellas copias. Por cierto, a Ogi no le causó una especial impresión favorable la escritura de aquel hombre, mucho mayor que él, y que se había educado en una época previa a los ordenadores con sus procesadores de texto; ya que, contra lo que cabía esperar, su caligrafía consistía en unas líneas de caracteres trazados con torpeza infantil. Pero ante todo había algo que quería preguntarle a Patrón, quien con tanta ufanía como serenidad les había mostrado una lista de sus nuevos seguidores.
– Viniendo al tema del Salto Mortal suyo y de Guiador…, y estoy empleando el término usado por los medios de comunicación de aquel momento, ¿no es cierto que recibieron críticas de los fieles de esa iglesia, a quienes ustedes habían abandonado a su suerte? A la facción radical, que sufrió arresto y persecución, no se le dio ocasión de hacer declaraciones, aunque no todos los radicales fueron apresados, y con motivo del juicio surgieron sorpresivamente muchas agudas observaciones. Incluso por parte de otros creyentes más moderados que constituían el núcleo de la secta, hubo denuncias, según creo.
"Entre las personas de esta lista, que le dan respaldo como nuevos seguidores, y aquellos otros de la secta, ¿qué relación media? Estos que lo respaldan actualmente, ¿son simpatizantes que mantienen su relación con usted aun ahora, habiendo permanecido ellos en el seno del grupo religioso? De ser así, el abandono por parte de ustedes de dicho grupo vendría a significar que ustedes cortaron su relación con creyentes de un nivel no muy profundo, pero todavía se conserva la relación con ciertas personas especiales, ¿verdad? Y aun dejando al margen las declaraciones que hicieron al gran público en general, valiéndose de la televisión, ¿no vendría a resultar que usted mintió ante el presidente de la fundación? Pues yo le trasmití lo que había oído decir a usted: que con el Salto Mortal se había separado completamente de la iglesia; es más: que se habían hecho enemigos de ella.
Patrón, por primera vez en ese día, orientó su cuerpo directamente hacia Ogi. Incorporando el torso y enderezando la cabeza, parecía querer borrar su imagen de vulnerable anciano, para dar la impresión de una gran fiera llena de fuerza combativa, que reafirmara su dignidad.
– Yo no he mentido -exclamó Patrón con voz elástica-. Los nombres que hay en esa lista son los de las personas que nos escribieron cartas personales a Guiador y a mí en estos diez años posteriores a nuestro abandono de la iglesia. De ahí se han excluido todos cuantos parecían haber tenido relación con nuestra actividad antes de esa época.