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La barrera de Katzen lo rodeaba a él y a Paige, atrapando a Adam en el lado opuesto del pasillo. Los ojos de Adam brillaban rojos mientras golpeaba la barrera, pero ni siquiera su poder podía abrirnos camino. Clay paseó a nuestro lado, moviendo sus manos sobre la barrera, tratando de encontrar una violación. Yo abrazaba a Savannah mientras comprobaba si tenía huesos rotos. Ella parecía bien, sólo un poco magullada y aturdida.

Katzen siguió pisando fuerte el suelo, moviéndose unas pulgadas con cada golpe -Dime cuando me acerco, bruja. Sabes que te encontraré. Todo lo que tienes que hacer es moverte y serás atrapada. Ese es el problema con los hechizos de bruja, ¿verdad? Sólo puedes defenderte. No puedes devolver el golpe.

Una forma brilló a unos metros de Katzen. Paige, moviendo los labios.

– ¡Paige! -Grité, advirtiéndole que se revelaba.

Antes de que Katzen pudiese darse vuelta, una pelota encendida bajó en picado del techo, lo golpeó en el pecho, y explotó. Él se tambaleó, tosió, su ropa se chamuscó. Movió su cabeza alrededor, buscando a Paige. Uno de sus cortos dreadlocks [13] se encendió y golpeó su mejilla, dejando una huella roja y brillante. Él gruñó y dio palmadas al fuego, luego miró alrededor otra vez. Paige se había ido.

– Bien hecho, bruja -dijo él-. ¿Has estado leyendo manuales de hechiceros?

Él comenzó a decir más, luego se detuvo, dándose vuelta como si algo le hubiera saltado a la vista. Sus labios se torcieron en una lenta sonrisa. Seguí su mirada fija a la celda de Leah. La sonrisa de Katzen se ensanchó, y extendió su mano, murmurando unas palabras. Hubo un clic, demasiado suave para que oídos humanos lo oyeran. Entonces la puerta de Leah crujió y se abrió unos centímetros. Dentro, ella se sentó, su revista deslizándose al suelo. Avanzó hacia la puerta, la abrió, y salió.

DEMOSTRACIÓN

– Te estás perdiendo toda la diversión, querida -dijo Katzen cuando Leah salió de su celda-. Por qué no pones a la muchacha en un lugar seguro mientras trato con esto.

Leah parpadeó, momentáneamente desorientada mientras exploraba el pasillo, su mirada cruzándose con las figuras desconocidas de Clay, Adam, y Paige. Corrí a Savannah de mi regazo y me puse de pie. Leah vio el movimiento y se dio vuelta.

– Debería haberlo adivinado -dijo ella-. Bienvenida de vuelta, Elena.

Clay avanzó hacia nosotros, tratando de no llamar su atención hasta que estuviera bastante cerca para embestir. Al otro lado de la barrera invisible, Adam se paseaba, sus ojos ardiendo sin llamas. Di un paso en frente de Savannah.

– Ni siquiera lo pienses -dije.

– ¿Leah? -dijo Savannah, todavía pareciendo aturdida. Ella luchó y se puso de pie detrás de mí-. ¿Pue… puedes ayudarnos?

Leah sonrió-.Por supuesto que puedo.

Me lancé hacia Leah. Algo me golpeó detrás de la cabeza. Cuando me tiré hacia adelante, todo se volvió oscuro. Volví a la consciencia cuando me golpeé contra el suelo de cemento. Los brazos de Clay estaban alrededor de mí, tirándome.

– Savannah -dije, poniéndome de pie.

Me tambaleé, todavía aturdida por el golpe. El cuarto daba vueltas. La sangre goteaba caliente por mi espalda. Clay trató de estabilizarme, pero lo aparté.

– Ayuda a Savannah -dije.

Clay agarró a Savannah, quién ahora estaba de pie delante de nosotros. Pero su mano no entró en contacto. Se detuvo en seco como cuando él había golpeado la barrera invisible alrededor de Katzen y Paige.

– Ninguna interferencia de ti, werewolf -dijo Katzen-. No necesitamos a tu clase o al demonio de fuego. Toma a tu amigo y a tu compañera, y vete antes de que esta bruja afile mi apetito por un desafío más fuerte.

Me tambaleé hacia adelante y choqué con la barrera que rodeaba a Savannah y a Leah. Mi cabeza todavía giraba. Cuando aporreé mis puños contra la pared invisible, la fuerza de mis propios golpes me envió tropezando atrás. Cuando Clay me agarró, vi algo en el suelo. Un libro, probablemente de la celda de Katzen. La esquina estaba pegoteada con sangre. Mi sangre. Lo contemplé. Un libro. Leah me había golpeado con un ordinario libro, lanzado con fuerza bastante para dejarme pasmada y sangrando. Miré a Savannah y el miedo me llenó.

– Déjala ir -dije-. Es sólo una niña.

Leah puso los ojos en blanco -No me tires toda esa mierda de la ‘niña inocente’, Elena. Savannah tiene doce años. Apenas una niña. Y apenas inocente -Ella se rió de Savannah-. Pero no me importa eso. Cuidaré de ti.

Savannah me miró luego a Leah, todavía aturdida. En ese momento comprendí de lo que había sido capaz Leah, organizando todos esos acontecimientos de objetos voladores y culpando a Savannah. Ella había tratado de hacerse la única aliada de la muchacha, la única a quién ella aceptaría pasara lo que pasara. Además, Leah se había aliado de alguna manera con Katzen, tal como Paige había sospechado. Juntos habían organizado el espectáculo de entero horror de la noche que me escapé. ¿Pero con qué objetivo? No importaba. Ahora mismo todo lo que importaba era que Paige estaba atrapada con Katzen, y Savannah estaba en peligro de irse con Leah. Yo no podía hacer mucho con la primera parte, pero la segunda…

– Ella es inocente -dije-. Inocente de todo lo que pasó aquí. Por qué no le cuentas quién atacó realmente todos esos guardias, quién mató realmente a Ruth Winterbourne. Objetos volantes… un medio demonio telekinético. Hmmm, ¿Podría haber allí una conexión?

– Pero… -Savannah parpadeó mirándome a mí, luego a Leah-. Tú -no harías eso.

– Por supuesto que no -dijo Leah-. Yo nunca te hubiera hecho daño, Savannah.

– ¿No? -Dije-. ¿Y los cristales que volaban? ¿Piensas que cosquilleaban? Pero no estabas allí, ¿verdad? Cómodamente apareciste después de que hubo terminado.

La mirada fija de Savannah pasó de Leah a mí y luego de vuelta.

– De acuerdo -dijo ella tranquilamente-. Si eres mi amiga, Leah, entonces déjalos ir. Dile que deje ir a Paige. Ella no hizo nada malo. Déjales ir e iré con vosotros.

– No puedo hacer eso, Savannah -dijo Leah-. Ellos no te entienden. Ellos te llevarán y, cuando las cosas se estropeen, no entenderán. Soy la única…

– ¡No! -gritó Savannah.

Su cuerpo se sacudió. Durante un momento, pensé que Katzen la tenía otra vez. Me lanzé hacia la barrera, luego vi la mirada en la cara de Savannah. Sus ojos ardían y sus rasgos estaban torcidos de rabia. Sus labios se movieron.

Leah extendió una mano hacia la muchacha, luego se congeló a mitad del movimiento. La confusión vaciló en sus ojos, luego una creciente comprensión, luego una pequeña muestra de miedo. Ella no se movió. Ni siquiera un músculo. Miré a Savannah. Sus ojos estaban fijos en Leah.

– Mi Dios -susurró Paige-. Ella la ha ligado.

Katzen no pareció notar que Paige había reaparecido, rompiendo su hechizo de cobertura. En vez de eso, contempló a Savannah, luego comenzó a reírse.

– Ahora hay poder -dijo. Él miró a Paige que estaba sentada en el suelo-. Ese es un hechizo de agarre, bruja. Tal vez deberías haberle pedido lecciones antes de que decidieras lanzarme uno. Demasiado mal. Yo habría disfrutado de una verdadera prueba.

Él chistó su mano y Paige voló hacia la pared. Ella golpeó el suelo rodando y desapareció. Katzen renovó su búsqueda pisando fuerte. Detrás de ellos, Savannah esaba de pie de espaldas a la acción, ligando a Leah. Adam, Clay, y yo mirábamos, indefensos, nuestra atención partida entre las dos batallas.

Paige brilló cuando lanzó un hechizo. Katzen giró a tiempo para verla a un metro detrás de él, y sus pies volaron, agarrándola en el estómago antes de que ella terminara las palabras. Resollando, Paige rodó fuera de su camino y luchó para ponerse en pie. Ella repitió el hechizo. Otra esfera encendida hizo erupción de la nada, golpeando a Katzen entre los homóplatos y haciéndolo caer de sus rodillas. Mientras él caía, levantó sus manos y Paige fue lanzada por el aire, precipitándose contra el techo. Ella dijo algo y el hechizo del hechicero se rompió repentinamente, dejándola caer al suelo con un ruido sordo y discordante de huesos. Ella rodó y desapareció detrás de otro hechizo de cobertura.

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[13] Hace referencia a un corte de pelo: Rastafaria.Original dicen de jamaica y símbolo de la cultura Rasta.