Jeremy debe haber estado pensando la misma cosa porque comenzó diciendo, -Antes de que comencemos, tenemos que aclarar una cosa. No quiero sonar suspicaz pero…
– No pidas disculpas -dijo Cassandra-. Debes ser suspicaz.
Jeremy asintió con la cabeza -Aunque Adam con tanto esmero los clasificara a cada uno, verán, podríamos necesitar más… pruebas concretas.
Dije -Para ponerlo sin rodeos, ¿cómo sabemos que ustedes son lo que dicen ser? Dices que eres un vampiro, pero…
– Todos saben que los vampiros no existen -dijo Cassandra.
– Es un poco difícil de tragar -dije-. Vampiros, brujas, chamanes, demonios.
– ¿Te escuchas a ti misma? -dijo Paige-. ¿No crees en lo sobrenatural? ¡Eres un werewolf!
– Un presunto werewolf.
Paige puso los ojos en blanco -Aquí vamos otra vez. Todavía no crees que seamos brujas, ¿verdad? incluso después que hicimos múltiples hechizos para salvar tu vida…
– ¿Salvar mi vida? -Chisporroteé-. Tú eras la que paseaba por un vestíbulo de hotel en camisón de noche, demasiado impaciente por ver al chico malo que fisgoneaba desde detrás de la puerta número uno.
Adam se rió. Paige le lanzó una mirada destellante.
– Bueno -dije-, voy a fingir que creo en vampiros y brujas. ¿Cómo sé que realmente lo son? ¿Saben cuántos wackos andan por ahí creyendo que son vampiros? Confíen en mí, no quieres saberlo. Los mantendría despiertos toda la noche.
– Los he visto -dijo Cassandra-. Barra de labios negra, esmalte de uñas negro, absolutamente, cero sentido de estética. ¿De dónde sacaron la idea de que los vampiros son daltónicos? -Ella levantó su lapicera y me la ofreció-. Puedes apuñalarme con esto. Sólo que no en el corazón, por favor.
– Demasiado sucio -dije.
Ella se echó hacia atrás en la silla, sus ojos sobre mí como si nadie más estuviera en el cuarto. Yo podía sentir la curiosidad en su mirada fija mientras se movía a través de mi rostro, estudiándome. Sus labios se curvaron en una sonrisa, aún más fría, pero ahora teñida de un interés amistoso.
– Podría morderte -dijo ella.
– Yo podría morderte de vuelta.
La sonrisa tocó sus ojos color de avellana -Interesante pensamiento. ¿Qué crees que pasaría? ¿Un híbrido de vampiro/werewolf? ¿O no tendría ningún efecto? Intrigante idea, pero poco práctica en este momento. Podríamos comparar colmillos.
– Definitivamente, una cosa de chicos.
Ella se rió -Exactamente.
– Tal vez podrías explicarme entonces -dije-. Si eres un vampiro…-.Miré la luz del sol que entraba por la ventana.
– ¿Por qué no exploto en una nube de polvo? A menudo me lo he preguntado. Como Adam diría, “Maldición, otro mito que se fue al diablo”. Estoy completamente feliz de que este en particular no sea verdadero. Una eternidad sin vacaciones en las playas del Caribe sería más de lo que podría manejar. Fue mucho más desalentador cuando descubrí que no podía volar. Pero en cuanto a una demostración, tal vez esta sirva.
Cassandra puso su mano izquierda en la mesa, levantó la lapicera, y lo enterró en su palma extendida, más o menos 2 centímetros en su mano. Ruth se estremeció y miró lejos. Cassandra examinó el daño con frío detalle, como si hubiera apuñalado el tablero.
– Un pobre trabajo -dijo ella-. A diferencia de los werewolves, no tenemos una súper fuerza. Esto es el mejor que yo pueda hacer, pero debería demostrar mi punto.
Tiró la lapicera, luego levantó su palma para dejarme examinar. El pinchazo estaba tan limpio como un agujero hecho con una uña en un pedazo de cera. Cuando miré, los bordes de la herida se estaban juntando, la carne reconstituyéndose. Dentro de un minuto, su piel estaría lisa e intachable.
– Nada dolor, nada sangre, ningún alboroto -dijo ella-. ¿Lo suficientemente bueno?
– Sí -dijo Jeremy-. Gracias.
– ¿Mi turno? -dijo Paige-. ¿Qué puedo hacer para convencerte, Elena? ¿Conjurar un demonio?
– ¡Paige! -Los ojos de Ruth se ensancharon alarmados. Rápidamente se giró hacia nosotros-. Déjenme asegurarles que no conjuramos demonios. Además de encantamientos de autodefensa simples, las brujas practican sólo magia benévola.
– Y que no hace ningún daño, es lo que quiere decir -murmuró Cassandra.
Ruth susurró algo a Paige, quién asintió con la cabeza, se encogió de hombros, puso los ojos en blanco, claramente adoptando la defensa popular de los jóvenes: “Estúpidos, sólo estaba bromeando.” ¿Habría estado bromeado? No acerca de conjurar un demonio, ¿sino acerca de ser capaz de hacerlo? Ruth dijo que sólo practicaban la llamada magia blanca. ¿Era eso todo lo que podrían hacer? ¿O todo lo que debían hacer? O, tal vez ¿Cierta aprendiza de bruja, no era demasiado feliz con su papel predefinido como descendiente directo de la Buena Bruja del Norte? Hmmm.
– Es suficiente de demostraciones -dijo Jeremy-. Ahora mismo, me gustaría saber más sobre esos hombres que acecharon a Elena.
– Oí sobre eso -dijo Adam, sonriendo abiertamente hacia mí-. La primera baja de guerra. Buen trabajo. Me siento envidioso.
– Deberías estarlo -dijo Paige.
Ruth les echó un vistazo a los dos con una mirada el 90 por ciento de afecto exasperado y el otro 10 por ciento de suave advertencia. Se callaron tan rápidamente como si hubieran recibido un azote en la lengua. Ruth hizo una pausa, como asegurándose de que iban a estar tranquilos, luego comenzó su historia.
AGENDA
Cinco semanas atrás, un chamán había sido secuestrado y se había puesto en contacto con Kenneth vía proyección astral -fuera eso lo que fuera. Cuando se puso en contacto con Kenneth, él estaba malherido. Un chamán nunca era físicamente lo bastante fuerte para empezar, por lo que no costaba mucho dañar a uno, o algo parecido, según lo Ruth explicó. Debido a su débil condición, su comunicación fue entrecortada y a veces incoherente. De lo que Kenneth pudo distinguir, el chamán había sido secuestrado por dos hombres y llevado a un recinto a dos días conduciendo desde su hogar en Virginia. Allí, otros dos hombres lo habían interrogado acerca de sus poderes y habilidades. En los primeros días de su cautiverio, el chamán había tenido la fuerza suficiente para proyectarse astralmente a través del recinto por la noche, buscando pistas sobre quién lo había capturado y por qué. Había aprendido los nombres de los dos hombres que lo habían interrogado, Lawrence Matasumi y Tyrone Winsloe. El nombre de Winsloe no significaba nada para el chamán o para Kenneth. Por lo visto los acontecimientos actuales no estaban demasiado arriba en la escala de prioridades del chamán.
Mientras este chamán se había proyectado astralmente, había encontrado que no era el único ser sobrenatural que estaba en el recinto. Sus captores tenían un medio demonio capaz de teletransportarse, que probablemente era Houdini, entre su personal. También había oído que un hechicero les asistía, aunque nunca vio al hombre. En cuanto a los otros cautivos, cuando se proyectó astralmente por primera vez, encontró una bruja, dos medio demonios, y un sacerdote Vudú. Entonces la bruja desapareció y se dio cuenta de que otra, una bruja más fuerte había sido señalada como blanco para que tomara su lugar.
Era todo lo que chamán sabía. Había prometido ponerse en contacto con Kenneth nuevamente al día siguiente, pero nunca lo hizo. Cuando Kenneth comunicó la información a Ruth, Paige reconoció el nombre de Winsloe y usó Internet para detectar a Lawrence Matasumi, un renombrado investigador de parapsicología.
– ¿Han tenido algo de suerte encontrando a esos hombres? -preguntó Jeremy cuando Ruth terminó.
– ¿Encontrarlos? -dijo Adam-. Infiernos, no. Imaginamos que nos esconderíamos y rezaríamos para que ellos no nos encontraran.
– Realmente, hemos estado debatiendo acerca de ese asunto -dijo Ruth, no haciendo caso o no oyendo el sarcasmo de Adam.