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– ¿Hadas de picnic? -Pregunté, luego atrapé un olorcillo que contestó mi pregunta-. Jeremy -Agarré un muslo de pollo y saqué un pedazo-. Me están malcriando.

– Lo mereces.

Sonreí abiertamente -¿Lo hago, verdad?

Despachamos la comida y el vino en menos de diez minutos. Entonces me recliné sobre la hierba y suspiré, contenta y saciada por primera vez en casi dos semanas. Cerré mis ojos y el primer tirón seductor de sueño me recorrió. Sueño. Sueño ininterrumpido. El final perfecto para un día perfecto. Rodé contra Clay, sonriendo dormilonamente, y dejando que las ondas de sueño me atraparan. De prontó me aclaré.

– No podemos dormir aquí fuera -dije-. No es seguro.

Los labios de Clay rozaron mi frente -Me mantendré despierto, querida.

Cuando abrí mi boca para discutir, la voz de Jeremy vino desde la distancia -Ambos pueden dormir. Estoy aquí.

Vacilé, pero Clay me empujó hacia abajo, entrelazando sus piernas alrededor mío y amortiguando mi cabeza con su brazo. Me abrigué en su calor y me dormí.

***

Era ya tarde cuando Jeremy nos dio un codazo despertándonos. Clay gruñó entre ronquidos pero no se movió. Bostezé, rodé, y seguí rodando hasta que quedé sobre mi otro costado, con lo cual me volví a dormir. Jeremy nos sacudió más fuerte.

– Sí, sé que todavía estás cansado -dijo cuando Clay se quejó de manera ininteligible-. Pero Elena tiene que hablar con los demás hoy. No puedo posponerlo hasta mañana.

Clay refunfuñó en voz baja.

– Sí, sé que podría -dijo Jeremy-. Pero sería grosero. Ellos han estado esperando todo el día.

– Necesitamos…-comencé.

– Traje ropa.

– Tengo que cepillar…

– Hay un peine y enjuague bucal con la ropa. No, no volverán a su cuarto o sospecho que no los veré hasta la mañana. Nos vemos en quince minutos. Los estaré esperando.

***

La reunión se haría en el cuarto de Adam y Kenneth. Cuando cruzamos el aparcamiento, vi a Paige pasear por la acera que se derrumbaba. Sus brazos estaban cruzados, probablemente contra el fresco aire nocturno, pero parecía como si se sostuviera en una represa de preguntas que había estado esperando medio día para lanzar contra mí. Justo lo que necesitaba -No, no era justo. Por supuesto, Paige estaba ansiosa de hablarme. Yo había estado en el campo enemigo. Yo había visto contra qué luchábamos. Era comprensible que ella ardiera con preguntas sobre el complejo, mis captores, los otros presos -Oh, Dios. Ruth. Paige no sabía de Ruth. La semana pasada había sido tal revoltijo que había olvidado completamente que Paige se había puesto en contacto conmigo antes de que Ruth muriera. Por lo último que ella había oído, su tía estaba viva. ¡Maldición! ¿Cómo podía haber sido tan insensible? Paige había estado esperando noticias de su tía. Ella lo había aplazado mientras Jeremy trataba mis heridas, considerando mí tiempo para ducharse, luego vino a preguntar sobre Ruth. ¿Y qué había hecho yo? Yo había escapado por la ventana del dormitorio.

– Tengo que hablar con Paige -dije.

– Permanence a la vista -gritó Clay mientras trotaba hacia ella.

Cuando me acerqué, Paige se giró y asintió con la cabeza, reconociendo mi presencia, pero no diciendo nada. Su cara era inexpresiva, cualquier molestia escondida bajo un manto de buenos modales.

– ¿Cómo te sientes? -preguntó-. Jeremy dice que tus heridas no son demasiado graves.

– Sobre lo de antes -dije-. Yo -yo no pensaba- ha sido un infierno de un día -Sacudí mi cabeza-. Lo lamento, es una excusa piojosa. Tú querías saber sobre su tía. Nunca pensé… yo debería haber…

– ¿Ella se ha ido, verdad?

– Lo siento tanto. Pasó después de que perdimos el contacto, y olvidé que no lo sabías.

Los ojos de Paige se alejaron de los míos, dándose vuelta para mirar fijamente el aparcamiento. Luché por algo que decir, pero antes de que pudiera pensar en algo, ella habló, su mirada todavía se fijaba en algún punto remoto.

– Yo lo sabía -dijo ella, su voz tan distante como su mirada fija-. Sentí que se había ido, aunque había esperado equivocarme -hizo una pausa, tragó, luego sacudió su cabeza bruscamente y se volvió a mí-. ¿Cómo pasó?

Vacilé. Ahora no era el momento para la verdad. No antes de que hubiera hablado con Jeremy primero.

– Un ataque cardíaco -dije.

Paige frunció el ceño -Pero su corazón-

– ¡Bienvenida de vuelta! -gritó Adam desde más allá del aparcamiento.

Me di vuelta para verlo correr hacia mí, sonriendo abiertamente.

– Te ves bien -dijo Adam-. Bien, excepto esos cortes. Los recuperaremos para esto. ¿Cómo están tus brazos? Las quemaduras, quiero decir. Nunca tuve oportunida para explicarlo. Fue sin querer, lo cual supongo que te imaginas, ya que Clay no me mató por ello. De todos modos, lo siento. Realmente lo siento.

– Para ser sincera, me había olvidado de ello.

– Bueno. Entonces olvida que lo mencioné -se dio vuelta cuando Clay nos alcanzó-. ¿Cómo es que no me llevaste? Podría haber ayudado con el rescate.

– No hubo ningún rescate -dijo Clay, colocando su brazo alrededor de mi cintura-. Mientras trataba de encontrar un camino hacia dentro, Elena escapó. Todo lo que hice fue proporcionar un coche para escapar.

– ¿Lo ves? -dijo Cassandra cuando se unió a nosotros-. Les dije que Elena era una muchacha creativa.

Paige puso sus ojos en blanco al oír el uso de “muchacha”, pero Cassandra la ignoró.

– Felicitaciones, Elena -dijo ella, poniendo una mano fría sobre mi brazo-. Me alegro de verte y con tan buen aspecto.

Ella sonaba como si lo quisiera decir de verdad. Me detuve. ¿Por qué no lo querría decir? ¿Porque yo había soñado que ella había aconsejado a los demás abandonarme y hubiera hecho un juego para conseguir a Clay? Un sueño, me recordé. Una manifestación de mis propias inseguridades. La sonrisa que de bienvenida de Cassandra era bastante genuina. Si el brazo de Clay pareció apretarse alrededor de mí, pues probablemente era una coincidencia. O mi imaginación.

– Deberíamos comenzar esta reunión -dijo Paige-. Lo haremos corto. Estoy segura de que estás agotada, Elena. No te molestaremos con detalles esta noche. Lo prometo.

LEALTADES

En la reunión, Jeremy resumió lo que mi fuga agregaba a nuestro conocimiento. Combinando mi información con la de Clay, teníamos un cuadro bastante bueno de la geografía intrerna y externa del complejo. Quizás lo más importante, era que sabíamos dónde encontrar a nuestros enemigos. Dado el tamaño y complejidad del funcionamiento, era improbable que ellos movieran pronto el campamento. Por lo que, razonó Jeremy, podríamos tomarnos un tiempo para planear una estrategia de infiltración, acabar con la amenaza de manera permanenete, y liberar a Ruth y a los demás.

Cuando Jeremy dijo esto, comprendí que todos asumían que Ruth todavía estaba viva. ¿Por qué no lo harían? Yo no había dicho otra cosa.

– Ruth -uh- ella no lo hará -dije.

– ¿Qué? -La mirada de Adam se movió hacia Paige-. Quieres decir que ella-

– Ella se ha ido -dijo Paige, su hondonada voz hueca y débil.

– Mierda -Adam caminó hacia Paige y puso su brazo alrededor de sus hombros, luego me miró-. ¿Qué sucedió?

Ahora estaba atrapada. ¿Mentiría delante de todo el grupo, aún sabiendo que ellos pronto conocerían la verdad luego de que le hubiera explicado todo a Jeremy? ¿O sería honrada y dejaría a Paige preguntándose por qué le había mentido sólo minutos antes? ¿Cómo me había metido en este lío? Bien mejor dejar limpio el asunto antes de hundirme aún más profundo.