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Yu estaba sentado junto a él, también de paisano. Tampoco había dormido en toda la noche. Tras obtener los resultados de la prueba de la fibra a primera hora de la mañana, el subinspector puso en marcha los procesos rutinarios para pasar de inmediato a la acción, pero Chen le ordenó que esperara.

A instancias de Chen, los policías destacados tanto dentro como fuera de la sala iban también sin uniforme. El inspector jefe ordenó que no pasaran a la acción hasta recibir su aviso. Yu no les había dicho nada acerca del otro caso, el caso del vestido mandarín rojo.

Y Chen tampoco sabía qué contarle a Yu, pero decidió no preocuparse de eso hasta después del juicio. Incluso entonces, la conveniencia de actuar sin dilación continuaba siendo discutible. Sería demasiado drástico. La posible avalancha de especulaciones sobre represalias políticas iría en contra de los intereses del Partido.

Chen comenzó a preguntarse si debería haber asistido al juicio. Pese a los terribles delitos cometidos, no podía evitar ver las cosas desde el punto de vista de Jia. La justicia podía ser una cuestión de perspectivas, tal y como habían comentado la noche anterior. Sin embargo, fueran las que fuesen las injusticias que sufrió Jia durante la Revolución Cultural, era preciso poner fin al asesinato de personas inocentes en el presente.

Gang Hua, el abogado defensor de Peng, se había levantado para pronunciar su alegato final.

Gang solicitó la indulgencia del tribunal basándose en la cooperación de Peng con el Gobierno, en su devolución de los fondos estatales y en su desconocimiento de la conducta deshonesta de sus empleados. Concretamente, Gang hizo hincapié en lo que definió como «circunstancias históricas».

– Es cierto que Peng consiguió los terrenos por menos de su valor, y que pensaba vender los pisos a un precio más alto. Pero el valor de las propiedades inmobiliarias en Shanghai ha aumentado enormemente desde entonces, y este aumento no sólo ha afectado a su proyecto. En cuanto a la regulación sobre el uso de los terrenos, no se especificó al iniciarse la construcción, ni tampoco se fijaron cantidades concretas para compensar a los residentes. Sólo se propuso una escala de posibles compensaciones. Para poder garantizar una puntual finalización del proyecto, Peng contrató a una empresa especializada en traslados, cuyos empleados, quizá movidos por un celo excesivo, se comportaron de un modo demasiado brusco sin que Peng tuviera conocimiento de ello.

»Somos conscientes de que algunos de los vecinos de la manzana nueve oeste sufrieron molestias, e incluso resultaron heridos, pero, a fin de cuentas, este proyecto inmobiliario va en interés del pueblo. ¿Cómo pueden seguir viviendo los habitantes de Shanghai como en la obraSetenta y dos familias que habitan una casa shikumen de dos plantas? China ha emprendido con éxito una reforma sin precedentes. Por tanto, aunque Peng debería responsabilizarse de los errores cometidos en el proyecto del complejo residencial, no podemos pasar por alto las circunstancias históricas. Visto desde una perspectiva más amplia, podríamos decir que la actividad comercial de Peng ha contribuido a la prosperidad de la ciudad. Si van a la manzana nueve oeste el año que viene, verán una hilera tras otra de edificios nuevos.

Era un discurso inteligente, que incluía todo cuanto podía decirse para presentar a Peng como un hombre de negocios que había cometido errores, algunos de ellos bienintencionados, debido a las «circunstancias históricas». El discurso no incluía, por supuesto, lo que no podía decirse: que todas las prácticas corruptas se llevaron a cabo gracias a los contactos de Peng con altos cargos del Partido.

Hubo distintas reacciones entre el público de la sala. Algunos se pusieron a cuchichear entre ellos: a muchos vecinos sólo les interesaba la compensación económica que se les debía.

Entonces Jia se levantó y se dirigió a la parte delantera de la sala para pronunciar su alegato final.

Mientras subía al estrado, Jia recorrió con la mirada los rostros del público hasta reconocer a Chen sentado al fondo. El abogado asintió con la cabeza de forma casi imperceptible, y a continuación bebió un sorbo de agua de una botella de plástico. Parecía lleno de confianza y de convicción. Su rostro había adquirido una extraña transparencia, como si su otro yo fuera a hacerse cargo de la situación.

Sin embargo, esa impresión podía deberse a la luz matutina que entraba a raudales por las vidrieras, pensó Chen.

– Si nos atenemos al discurso de mi docto colega, el veredicto parece del todo previsible -empezó diciendo Jia-. Peng será penalizado por una mala gestión comercial, y los vecinos de la manzana nueve oeste recibirán compensaciones para sus traslados. Ya me imagino los titulares de los periódicos: «El Gobierno municipal exige justicia para el pueblo». O «El Bolsillos Llenos Número Uno de Shanghai, Peng, recibe su castigo». Así que no hay más que hablar. Unos estarán satisfechos con la compensación que se les debe, otros se trasladarán al nuevo complejo de pisos, otros hablarán sobre la caída de los advenedizos, y otros, por fin, se alegrarán de que no se hable más del caso.

»Con todo, un veredicto tan "satisfactorio" puede dejar muchas cosas sin explicar.

»¿Cómo pudo Peng, alguien que vendía empanadillas en la calle Chapu hace cinco o seis años, convertirse en el Bolsillos Llenos Número Uno de Shanghai? No es un mago de los que convierten en oro todo lo que tocan, pero, como sabemos, tiene sus contactos. ¿Y cómo pudo Peng conseguir los terrenos para construir su complejo residencial cuando varios promotores más cualificados que él también habían presentado sus ofertas? Peng sólo cuenta con estudios primarios, pero, como sabemos, tiene sus contactos. ¿Cómo pudo Peng, tras haber obtenido el permiso estatal para "mejorar las viviendas", negar a los vecinos originales el derecho a volver a sus pisos, pese a afirmar que respetaría ese derecho en su propuesta comercial? Como sabemos, tiene sus contactos. ¿Cómo pudo Peng conseguir la autorización del Gobierno para echar por la fuerza a los vecinos "por cualquier medio que fuera necesario"? Pese a que los traslados forzosos eran algo nuevo en la ciudad, la gente no tardó en entender el significado de "por cualquier medio que fuera necesario". Pero, como sabemos, Peng tiene sus contactos.

»¿Y qué contactos son ésos?

»Quizá no hace falta que entre en detalles aquí. Diga lo que diga, hay quien afirmará que esto es irrelevante.

»Al fin y al cabo, cualquier cosa puede explicarse y justificarse. Una persona, que casualmente está sentada en esta sala, me ha dicho que la nuestra es una época de perspectivas. Todo depende de la perspectiva que se adopte, pero esa persona olvidó añadir que quienquiera que ostente el poder controlará la perspectiva.

Jia se refería inequívocamente a él, pensó Chen. Volvió a frotarse las sienes.

– Mi docto colega se ha referido a una situación específica -continuó diciendo Jia-. Las circunstancias históricas. No es un término que él haya inventado. Todos hemos leído sobre este tema y hemos oído hablar de él, sobre todo con relación a la Revolución Cultural, ¿no les parece?

– ¿Lo interrumpimos? -susurró Yu al oído de Chen-. ¿Adonde quiere ir a parar con su discurso?

– No, no creo que vaya demasiado lejos. Esperemos un poco más.

Fue un juicio sin precedentes, en el que un abogado chino emergió triunfante tras enfrentarse por su cuenta a todos los funcionarios del Partido que se ocultaban detrás de Peng. Jia merecía su momento de gloria: puede que fuera el único consuelo que iba a recibir su maltrecho ego. Además, Chen no quería que el juicio se viera afectado por el caso del vestido mandarín rojo. Se trataba de dos casos distintos, que no guardaban relación alguna.

– Estamos aquí, por supuesto, para hablar de los asuntos sociales y políticos relacionados con este caso -siguió diciendo Jia-. Pero ¿qué hay de la gente que ha sufrido pérdidas irrecuperables? Los padres de Zhang Pei, por ejemplo, que murieron a causa de las terribles condiciones que se vieron obligados a soportar después de ser expulsados de su hogar. O Lang Tianping, por citar otro ejemplo, que quedó paralítico después de recibir una brutal paliza durante la «campaña de demolición» que llevó a cabo la empresa encargada de los traslados. O Li Guoqing, cuya novia lo abandonó cuando fue detenido por enfrentarse a los matones de la tríada contratados por Peng.