"No creas que pienso criticar a tus padres," dijo ella con una expresión entre inocente y astuta al mismo tiempo. "Yo nunca soñaría con hacer algo que implicara dañarlo de cualquier modo."
Él asintió graciosamente con la cabeza.
"Es sólo que" – ella se acerco, como si compartiera un grave secreto- "mejor dicho pienso que podrías bien llevarte con ser asesino si así eligieras."
Él tosió – no para aclarar su garganta y no porque no se sintiera bien, mejor dicho era porque estaba condenadamente sorprendido. Penelope poseía carácter tan gracioso. No, no era correcto. Ella era desconcertante…Sí, eso parecía resumirla. Muy pocas personas realmente la conocían; ella nunca había desarrollado seguramente una reputación como una conversadora esterlina. Estaba casi seguro que ella podía estar tres horas en un baile sin arriesgarse a decir más allá de una silaba.
Pero cuando Penelope estaba en compañía de alguien con quien se sentía cómoda – y Colin comprendió realmente que era privilegiado para contarse entre aquel número – ella tenía un ingenio agudo, una risa astuta, y pruebas de una mente muy inteligente, en verdad…
Él no estaba sorprendido de que ella nunca hubiera atraído a ningún pretendiente serio para su mano; ella no era una belleza de ninguna manera, aunque examinándola de cerca resultara más atractiva de lo que él la había recordado. Su pelo castaño tenía un poco de rojo, destacado amablemente por el brillo de las velas. Y su piel era completamente encantadora – la tez suavemente dorada perfecta – que las señoras para conseguirla extendían arsénico por toda su cara.
Pero el atractivo de Penelope no era generalmente del tipo notado por los hombres. Y su comportamiento normalmente tímido y de vez en cuando hasta tartamudo no hacia exactamente el escaparate su personalidad.
De todos modos, era demasiado mala su carencia de la popularidad. Ella hubiera sido una excelente esposa para cualquiera.
"Entonces tu dices," reflexionó él, volviendo su mente atrás a la materia a mano, "¿entonces yo debería considerar una vida de delito?"
"Nada por el estilo," contestó ella, con una sonrisa recatada en su cara. "Sólo que yo mejor dicho sospeche que conseguirías salirte con la tuya." Y luego, de improviso, su apariencia se torno seria, y silenciosamente dijo, "envidio eso."
Colin se sorprendió sosteniendo su mano y diciendo, "Penelope Featherington, pienso que deberías bailar conmigo."
Y luego Penelope lo sorprendió riéndose y diciendo, "Es muy dulce de tu parte pedirlo, pero no tienes que bailar nunca más conmigo."
Su orgullo se sintió herido de una extraña forma. ¿"Qué demonios quieres decir con eso?"
Ella se encogió de hombros. "Es oficial ahora. Soy una solterona. Ya no existe razón de bailar conmigo sólo por modales para que no me sienta excluida."
"No bailaba contigo por eso," protestó, pero él sabía exactamente que esa era la razón. Y la mitad del tiempo él solo recordaba pedirlo porque su madre lo había empujarlo " con fuerza en" en la espalda y recordándole.
Ella le dio una mirada ligeramente compasiva, lo que lo irritó, porque nunca había pensado ser compadecido por Penelope Featherington.
"Si piensas," dijo él, sintiendo su columna rígida, "que te voy a permitir negarme un baile ahora, eres completamente ilusa."
"No tienes que bailar conmigo sólo para demostrar que no te opone a hacerlo," dijo ella.
"Quiero bailar contigo," él gruño justamente.
"Muy bien,"dijo ella, después de que lo que pareció ser una pausa ridículamente larga. "Sería seguramente grosero de mi parte negarse."
"Era probablemente más grosero que dudaras de mis intenciones," dijo él cuando tomó su brazo, "pero puedo perdonarte si tu puedes perdonarte."
Ella tropezó, lo que lo hizo sonreír. "Creo realmente que podré," se ahogó ella. "Excelente". Él le ofreció una sonrisa suave.
"Yo lamentaría pensar en ti viviendo con la culpa."
La recién música comenzaba, entonces Penelope tomó su mano y haciendo una reverencia cuando comenzaron el minué. Era difícil hablar durante el baile, lo que dio a Penelope unos momentos para aguantar su respiración y reunir sus pensamientos.
Quizás había sido un poco áspera con Colin. Ella no debió haberlo reprendido por pedirle bailar, cuando la verdad era, que aquellos bailes estaban entre sus recuerdos mas apreciados. ¿Realmente importaba si sólo fue hecho por compasión? Habría sido peor si él nunca se le hubiera pedido.
Ella hizo una mueca. Peor de todos modos, ¿significaba que ella tendría que disculparse?
¿"hay algo mal con ese eclair?" preguntó Colin al momento de acercarse.
Unos diez segundos completos pasaron antes de que ellos estuvieran bastante cercanos para que ella pudiera decir, "¿Perdón?"
"Pareces enferma," dijo él, en voz alta esta vez, ya que había perdido claramente la paciencia con la espera del baile como para desaprovechar la oportunidad de hablar.
Varias personas los observaron, se alejaron discretamente, como si Penelope realmente fuera caer enferma ahí mismo en el salón de baile.
¿"Tienes que gritarlo a todo el mundo?" Penelope silbó.
"Sabes," dijo él pensativamente, rodeándola elegantemente cuando la música se acercaba al final, "fue el susurro más fuerte que he oído en mi vida."
Él era insufrible, pero Penelope no lo diría, porque sonaría como el personaje de una novela romántica muy mala. Como la que leyó el otro día en el cual la heroína usó la palabra (o uno de sus sinónimos) en cada página.
"Gracias por el baile," dijo ella, una vez que habían alcanzado el perímetro del cuarto. Ella casi añadió, Puedes decir a tu madre que ya has cumplido con tus obligaciones, pero inmediatamente lamento su impulso. Colin no había hecho nada para merecer tal sarcasmo. No era su culpa que los hombres sólo bailaron con ella cuando eran forzados a por sus madres. Él al menos siempre sonreía y se había reído mientras cumplía su deber, que era más de lo que podía decir del resto de la población masculina.
Él asintió con la cabeza cortésmente y murmuró sus propios agradecimientos. Ellos estaban próximos a separarse cuándo escucharon al final una fuerte y cortante voz femenina, "¡Sr. Bridgerton!"
Ambos se congelaron. Esta era una voz que ambos reconocían. Esta era una voz que todos conocían.
"Salvame," gimió Colin.
Penelope examino por su hombro para ver a la infame lady Danbury empujando a la muchedumbre en su camino, estremeciéndose cuando su bastón casi siempre presente aterrizaba en el pie de alguna desdichada señorita. ¿"Tal vez ella se refiere a otro Sr. Bridgerton?" Sugirió Penelope. "Hay bastantes de ustedes, después de todo, y eso es posible-"
"Te daré diez libras si no dejas mi lado," soltó Colin.
Penelope se ahogó con el aire. "No seas tonto, "yo" "
"Veinte."
¡"Hecho!" dijo ella con una sonrisa, no porque particularmente necesitara el dinero, pero mejor dicho era porque resultaba extrañamente agradable arrancarlo de Colin. ¡"Lady Danbury!" llamó, apresurándose al lado de la señora mayor. "Que agradable verle."
"Nadie alguna vez piensa que es agradable verme," dijo lady Danbury bruscamente, "excepto tal vez mi sobrino, y la mitad del tiempo no estoy segura de ello. Pero le agradezco por mentir a pesar de todo."
Colin no dijo nada, pero ella todavía miraba en su dirección y aplastó su pierna con el bastón. "es buena elección bailar con ésta," dijo ella. "Siempre me ha gustado ella. Tiene más sesos que toda su familia reunida."