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Penelope dio un vistazo bastante satisfecho a su hermana menor.

"Usted recuerde mis palabras," dijo lady Danbury. "Lady Whistledown no tendrá nada que decir sobre esta velada musical. Ella no quiere herir los sentimientos de nadie. No como el resto de ellos -"

Felicity, Penelope, y Eloise todas esquivaron el bastón que se balanceaba encima d ellas.

"Bah. Ella no podría preocuparse menos por el resto de ellos."

"Esta es una teoría interesante," dijo Penelope.

Lady Danbury se recostó felizmente en su silla. "Sí, lo es. ¿o No?"

Penelope asintio con la cabeza. "Pienso que usted tiene razón."

"Hmmph. Por lo general la tengo."

Todavía volteada en su asiento, Penelope se devolvió primero a Felicity, y luego a Eloise, diciendo, "Esa es la misma razón por la qué sigo viniendo a estas infernales veladas musicales año tras año."

¿"Para ver a Lady Danbury?" pregunto Eloise, parpadeando por la confusión.

"No. A causa de muchachas como ellas." Penelope señaló a la violonchelista. "Sé exactamente como se siente."

"No seas tonta, Penelope," dijo Felicity. "tu nunca has tocado el piano en público, y aun si lo hicieras, tu eres completamente capaz de llevarlo a cabo."

Penelope se volvio a su hermana. "No es sobre la música, Felicity."

Entonces la cosa más rara pasó a lady Danbury. Su cara cambió. Completamente, completamente, asombrosamente cambiada. Sus ojos se pusieron nebulosos, pensativos. Y sus labios, que generalmente se mostraban ligeramente apretados y sarcásticos en las comisuras, se suavisaron. "Yo era también así, señorita Featherington," dijo ella, tan silenciosamente que tanto Eloise como Felicity se vieron obligadas a inclinarse hacia adelante, Eloise con un, ¿"Perdon?," y Felicity con un bastante menos cortés, "¿Qué?"

Pero lady Danbury sólo tenía ojos para Penelope. "Es por lo qué asisto, año tras año," dijo la señora más vieja. "Justo como usted."

Y durante un momento Penelope se sintió raramente unida a la vieja mujer. Lo que era bastante loco, porque ellas no tenian nada en común aparte del género – ni la edad, ni estatus, nada. Y aún era casi como si la condesa la había elegido de alguna manera – con que proposito, Penelope no podía adivinarlo. Pero ella parecía determinada a encender un fuego bajo la ordenada e incluso aburrida vida de Penelope.

Y Penelope no podía menos que pensar que algo estaba pasando.

¿No es agradable descubrir que no somos exactamente lo qué habíamos pensado que éramos?

Las palabras de lady Danbury desde la otra noche todavía resonaban en la cabeza de Penelope. Casi como una letanía. Casi como un desafío.

¿"Sabe lo qué pienso, señorita Featherington?" Preguntó Lady Danbury, en un tono Ilusoriamente suave.

"Yo ni siquiera me atreveria a adivinar," dijo Penelope con gran honestidad – y respeto – en su voz.

"Pienso que usted podría ser lady Whistledown."

Felicity y Eloise jadearon.

Los labios de Penelope se separaron por la sorpresa. Nadie había pensado acusarla a ella de algo así anteriormente. Esto era… impensable… increíble y…Bastante lisonjero, realmente.

Penelope sintió que su boca se deslizaba en una sonrisa astuta, y se inclinó hacia adelante, como si se prepara a impartir noticias de gran importancia.

Lady Danbury se inclinó hacia adelante.

Felicity y Eloise también se inclinaron hacia adelante.

¿"Sabe usted lo qué pienso, Lady Danbury?" pregunto Penelope, con una voz irresistiblemente suave.

"Bueno," dijo Lady D, con un malvado destello en su ojo, "yo le diría que estoy sin aliento con anticipación, pero usted ya me ha dicho anteriormente que piensa que yo soy lady Whistledown."

¿"Es usted?"

Lady Danbury sonrió maliciosamente. "Tal vez lo soy."

Felicity y Eloise jadearon nuevamente, más alto esta vez.

El estómago de Penelope dio tumbos.

¿"Lo admite usted?" Eloise susurró.

"Por supuesto que no lo admito," ladró lady Danbury, enderezando su columna y golpeando su bastón contra el suelo con bastante fuerza para parar momentáneamente a las cuatro músicas aficionados en su precalentamiento. "Incluso si fuera verdadero – y no digo que lo sea – ¿sería lo bastante tonta para admitirlo?"

"Entonces por qué usted por que lo dice-"

"Por que, cabeza hueca, trato de llegar a algo."

Ella entonces procedió a guardar silencio hasta que Penelope se sintiera forzada a preguntar, "¿Cuál es?"

Lady Danbury les dirigió una mirada sumamente exasperada. "Que cualquiera puede ser lady Whistledown," exclamó ella, golpeando su bastón en el suelo con el renovado vigor. "Cualquiera en absoluto."

"Bueno, excepto yo," Felicity agrego. "Estoy completamente segura de que no soy yo."

Lady Danbury ni siquiera honró Felicity con un vistazo. "Déjeme decirle algo," dijo ella.

"Como si pudieramos pararle," dijo Penelope, tan dulcemente que esto le salió como un elogio. Y la verdad sea dicha, esto era un elogio. Ella admiraba mucho a lady Danbury. Ella admiraba a alguien que sabía decir lo que pensaba en público.

Lady Danbury se rió entre dientes. "Hay más de usted de lo que ve el ojo, Penelope Featherington."

"Eso es verdad," dijo Felicity con una sonrisa. "Ella puede ser bastante cruel, por ejemplo. Nadie lo creería, pero cuando éramos jóvenes-"

Penelope le dio un codazo en las costillas.

¿"Lo ve?" dijo Felicity.

"Lo que yo iba a decir," siguió lady Danbury, "era que la multitud esta totalmente equivocada con mi desafío."

¿"Cómo sugiere usted que lo hagamos, entonces?" preguntó Eloise.

Lady Danbury agitó su mano desdeñosamente en la cara de Eloise. "Tengo que explicar por que la gente actúa de forma incorrecta primero," dijo ella. "Ellos continúan vigilando a las personas obvias. Personas como su madre," dijo ella, volteándose hacia a Penelope y Felicity.

¿"Nuestra madre?" Exclamaron al unísono.

"Ah, por favor," se mofó lady Danbury. "Una entrometida tan grande como ella esta ciudad jamás ha visto. Ella es exactamente la clase de persona de la cual todos sospechan."

Penelope no sabia que decir frente a esto. Su madre era una chismosa celebre, pero era difícil imaginarla como lady Whistledown.

"Eso es por lo cual," siguió lady Danbury, con una mirada perspicaz en su ojo, "no puede ser ella."

"Bueno, eso," dijo Penelope con un poco de sarcasmo, "y el hecho de que Felicity y yo podríamos decirle con seguridad que ella no es.”

"Pish. Si su madre fuera lady Whistledown, ella habría encontrado un modo de ocultarlo de ustedes."

¿"Mi madre?" dijo Felicity dudosamente. "No lo creo."

"Lo que trato de decir," replico lady Danbury, "antes de todas estas interrupciones infernales-"

Penelope pensó que oyó un resoplido de Eloise.

"-era que si lady Whistledown fuera alguien obvio, ella habría sido descubierta ya, ¿No lo cree?"

Silencio, hasta que se hizo claro que alguna respuesta era necesaria, entonces las tres asintieron con la cabeza con apropiada seriedad y vigor.

"Ella debe ser alguien de quien nadie sospecha," dijo lady Danbury. "Eso debe ser."

Penelope se encontró asintiendo con la cabeza otra vez. Lady Danbury tenía razón, de un extraño modo.

¡"Eso es por lo qué," siguió la señora más vieja triunfalmente, "no soy una candidata probable!"

Penelope parpadeó, sin entender completamente la lógica. ¿"Perdón?"

"Ah, por favor." Lady Danbury dio a Penelope un vistazo bastante desdeñoso. ¿"Piensa usted que es la primera persona en sospechar de mi?"