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"Esto es el principio," dijo la Señora Bridgerton con un suspiro. "Si este fuera un lunes ordinario, yo sabría que recibiría un nuevo informe el miércoles. Pero ahora…”

Felicity realmente se sorbió los mocos. "Ahora estamos perdidas," dijo ella.

Penelope volteo hacia su hermana con incredulidad. "Seguramente estas un poco melodramática."

El encogimiento sobreactuado de Felicity era digno del momento. ¿"Lo estoy? ¿Lo estoy?"

Hyacinth le acaricio comprensivamente la espalda. "No pienses que eres solo tu, Felicity. Yo siento exactamente de la misma forma."

"Es sólo una crónica de sociedad," dijo Penelope, mirando alrededor para ver cualquier signo de cordura en sus compañeras. Seguramente no se acabará el mundo sólo porque Lady Whistledown ha decidido terminar su carrera.

“Por supuesto, tienes razón," dijo la Señora Bridgerton, resaltando su barbilla y apretando sus labios de forma que suponía probablemente comunicar un aire de factibilidad. "Gracias por ser la voz de razón en nuestra pequeña reunión." Pero entonces pareció desinflarse ligeramente, y dijo, "Pero debo confesar, yo me había acostumbrado tenerla alrededor. Quienquiera que sea."

Penelope decidió que esta era la ocasión para cambiar el tema. ¿"Donde está Eloise esta tarde?"

"Esta enfermo, me temo. Con dolor de cabeza," dijo la Señora Bridgerton, los pequeños ceños fruncidos de preocupación se plegaron por su cara invicta de arrugas. "Ella no se ha estado sintiendo en forma durante casi una semana. Comienzo a estar preocupada por ella."

Penelope estaba con la mirada fija mejor dicho sin rumbo se fijo un candelabro en la pared, pero su atención fue inmediatamente devuelta a la Señora Bridgerton. ¿"No es nada serio, espero?"

"No es nada serio," contestó Hyacinth, antes de que su madre abriera su boca. "Eloise nunca se enferma."

"Que es exactamente por lo qué estoy preocupada," dijo la Señora Bridgerton. "Ella no ha estado comiendo muy bien."

"Eso no es verdad," dijo Hyacinth. "Sólo esta tarde Wickham le preparo una bandeja muy pesada. Bollos y huevos y creo que olí filete de jamón ahumado." Ella miro alrrededor sin contemplar a nadie en particular. "Y cuando Eloise dejo la bandeja en el pasillo estaba completamente vacía."

Hyacinth Bridgerton, se decidió Penelope, tenía un ojo sorprendentemente bueno para el detalle.

"Ella ha estado de mal humor," Hyacinth siguió, "ya que ella se peleó con Colin."

¿"Ella se peleó con Colin?" Penelope preguntó, un sentimiento horrible comenzó a roerle el estómago. ¿"Cuándo?"

"Un día de la semana pasada," dijo Hyacinth.

¿CUÁNDO? Penelope quiso gritar, pero seguramente parecería raro si ella exigiera un día exacto. ¿Era el viernes? ¿Era eso?

Penelope siempre recordaría aquel primer, y probablemente único, beso que había ocurrido el viernes.

Ella se sentía extraña de esa manera. Siempre recordaba los días de la semana.

Ella había conocido a Colin un lunes.

Ella lo había besado un viernes.

Doce años más tarde.

Ella suspiró. Parecía bastante patético.

¿"Te preocupa algo, Penelope?" preguntó La señora Bridgerton.

Penelope miró a la madre de Eloise. Sus ojos azules eran amables y llenos de la preocupación, y había algo en su observación mientras ella inclinaba su cabeza al lado que hizo a Penelope querer gritar.

Estaba demasiado emocional estos días. Llorar por la inclinación de una cabeza.

"Estoy bien," dijo, esperando que su sonrisa pareciera verdadera. "Solamente estoy preocupada por Eloise."

Hyacinth resopló.

Penelope decidió que tenía ralizar su fuga. Todos éstos Bridgertons-bueno dos de ellos, de todos modos – la hacían pensar en Colin.

Lo cual no algo que estuviera haciendo cada minuto del día durante los tres ultimos días. Pero al menos había sido en privado donde podía suspirar y gemir y quejarse por el contenido de su corazón.

Pero esta debía ser su noche de suerte, porque en ese momento oyó a Lady Danbury ladrar su nombre.

(¿Como estaría su mundo, que ella se consideraba afortunada de ser atrapada en una esquina por la lengua más mordaz de Londres?)

Pero Lady Danbury proporcionaría la excusa perfecta para dejar el pequeño cuarteto corriente de señoras, y además, ella venía a dar cuenta que de un modo muy raro, mejor dicho le gustaba Lady Danbury.

¡"Señorita Featherington! ¡Señorita Featherington!"

Felicity al instante dio un paso hacia atrás. "Creo que ella se refiere a ti," susurró urgentemente.

"Por supuesto que se refiere a mi," dijo Penelope, con un poco de arrogancia. "Considero a Lady Danbury una apreciada amiga."

Los ojos de Felicity saltaron. ¿"Tu que?"

¡"Señorita Featherington!" Lady Danbury dijo, golpeando su bastón a un centímetro de distancia del pie de Penelope tan pronto como ella alcanzó su lado. "No usted," dijo dirigiendose a Felicity, aunque Felicity no hubiera hecho nada más que sonreír cortésmente cuando la condesa se había acercado. "Usted", dijo a Penelope.

"Er, buenas noches, Lady Danbury," dijo Penelope, considerando un admirable número de palabras dadas las circunstancias.

"He estado buscándole toda la tarde," anunció Lady D.

Penelope lo encontró un poco sorprendente. ¿"Ah sí?"

"Sí. Quiero hablar con usted sobre la última columna de esa tal Whistledown."

¿"Conmigo?"

"Sí, con usted," se quejó Lady Danbury. "Yo estaría feliz de hablar con alguien más si usted pudiera encontrarme un cuerpo con más de medio cerebro."

Penelope se ahogó en lo que comenzaba a ser una risa cuando ella señalo a sus compañeras. "Er, le aseguro que lady Bridgerton-"

La señora Bridgerton sacudía furiosamente su cabeza.

"Ella esta demasiado ocupada tratando de casar a los suyos," anunció Lady Danbury. "No se puede esperar que sepa conducir una conversación decente estos días. "

Penelope echo un vistazo frenético a Lady Bridgerton para ver si estaba disgustada por el insulto después de todo, ella había estado intentando casar a sus hijos durante una década. Pero la Señora Bridgerton no dio muestras ni siquiera de un pequeño trastorno. De hecho, ella parecía sofocar la risa.

Sofocar la risa y alejandose poco a poco, llevándose a Hyacinth y Felicity con ella.

Pequeñas traidoras disimuladas.

Ah, pues Penelope no debería quejarse. Ella había querido huir de las Bridgertons, ¿verdad? Pero no disfrutaba en particular teniendo a Felicity y Hyacinth pensando que ellas la habían dejado tirada de alguna manera.

"Ahora que se han ido," cacareó Lady Danbury, "y eso es algo bueno, también. Aquellas dos gelatinas no tienen algo inteligente que decir entre ambas."

"Ah, eso, no es verdad," Penelope se sintió obligada a protestar. "Felicity y Hyacinth son muy brillantes."

"Nunca dije que ellas no fueran inteligentes," contestó Lady D ácidamente, "sólo dije que ellas no tienen algo inteligente que decir. Pero despreocupese,"

Ella añadió, intentando tranquilizar a Penélope ¿tranquilizándola? ¿Quien hubiera oído a Lady Danbury siendo alentadora? – acariciandole al brazo.

"No es su culpa que su conversación sea inútil. Ellas crecerán. La gente se parece al buen vino. Si comienzan bien, ellas mejoraran con la edad. "

Penelope había estado echando un vistazo ligero a la derecha del rostro de Lady Danbury, echando un vistazo por sobre su hombro fijándose en un hombre que ella que pensó podría ser Colin (pero no era), pero esto devolvió su atención justo donde la condesa lo quiso.

¿"Buen vino?" Penelope repitio.

"Hmmph. Y aquí pensé que usted no escuchaba."

"No, por supuesto que escuchaba." Penelope sintió sus labios tirar en algo que no era una sonrisa de verdad. "Yo sólo estaba… distraída."