El siguiente fue Johnson. Le regaló la rosa a la mujer más hermosa según él, a mi prima Zhusha; el poema era para Madonna, la mujer más inteligente, era un poema muy corto: "Joven hermosa, vámonos lejos juntos, los pingüinos nos invitan a beber el agua del Polo Norte, ¿acaso no es eso la felicidad?". En cuanto a la ofrenda número tres, él también dijo que decidiría luego. Madonna le preguntó:
– ¿Acaso te gustó la señorita Zhu? Los chinos decimos: "El amor entra por los ojos", si te parece la más hermosa, seguro que te enamoraste de ella. -Johnson enrojeció.
Todo ese tiempo Zhusha y Dick estuvieron tranquilamente abrazados sentados en una esquina del sillón. Zhusha, elegante y encantadora con una copa en la mano, miraba cómo los demás enloquecían y gritaban desaforados. Su temperamento y porte eran tan distintos a los de Madonna, las dos eran como el agua y el fuego. Madonna con un tono extraño dijo:
– Don't worry, tú eres un ciudadano norteamericano libre, tienes derecho a querer a cualquier mujer. -Dick los oía hablar y, sin atreverse a abrir la boca, abrazaba fuertemente a Zhusha. -Querida, es bonito que te quieran, además, tú eres verdaderamente encantadora.
– En esta fiesta no se permiten envidias ni provocaciones, al jugar hay que hacerlo con gusto -dije.
– Por supuesto -dijo Fei Pingguo desde mi espalda, abrazó mi cintura y se apoyó en mi hombro. Tiantian miraba sin querer ver mientras concentrado cortaba la punta de un puro. Golpeé el pecho de Fei Pingguo:
– Te toca querido.
– La rosa es para el más bello y ese soy yo, el poema es para la más inteligente, Cocó, y ofrezco mi cuerpo a quien pueda despertar mis deseos, sea hombre o mujer, no importa. -Mientras hablaba, acomodaba su falda frente el espejo del armario:
– De veras soy muy hermoso.
– Sí, lo eres -lo secundaron las modelos mientras lo abrazaban, como hermosas mujeres convertidas en serpientes que abrazan una enorme manzana.
– Si nadie me regala una rosa, me sentiré muy apenado, así que es mejor que yo me regale una a mí mismo. -Insertó la rosa en su boca y al ritmo de la música, estiró los brazos como si fuera a volar, se veía coqueto y gracioso, su mentón le daba un toque diabólico.
– Te regalo mi rosa porque yo también pienso que eres el más hermoso -dijo de pronto el serbio con un chino impecable-, el poema es para mi amigo la Araña, es un experto en computadoras, es el hombre más inteligente que conozco. En cuanto a mi cuerpo, claro que se lo ofrezco al hombre más hermoso. -Todos voltearon la mirada hacia Yisha como si vieran a un extraterrestre.
Alguien se rió, era el norteamericano Johnson. Yisha de pronto se levantó y se sacudió las cenizas:
– Te parece muy chistoso, ¿verdad? -Miraba penetrante a Johnson.
– Perdón -Johnson seguía riendo-, perdón, es que no me pude aguantar.
– ¡Igual que sus aviones, que no se pueden aguantar y bombardean a mi país! ¡Igual que su ejército, que no se puede aguantar y mata a gente inocente! What a lie! ¡Yanquis! De sólo pensar en ustedes me dan ganas de vomitar. En todo se quieren meter, desvergonzados, inmorales, gente primitiva, vulgar e inculta, sólo son unos arrogantes y megalómanos. You motherfucker!
Johnson también saltó.
– What the hell are you talking about? ¿Qué tengo yo que ver con esos jodidos aviones que lanzan bombas? ¿Por qué me insultas?
– Porque eres un yanqui motherfucker.
– Ya, ya, ya, está bien, tomaron mucho, no se exalten -saltó la Araña y se puso a separarlos. El Padrino estaba sentado en medio de varias modelos, y sin meterse en lo que no le importaba seguía acaparando la atención de las damas con sus trucos de cartas muy bien aprendidos. Pero ellas de pronto levantaron la mirada y se pusieron a ver al par de extranjeros enrojecidos que peleaban rechinando los dientes. Moralmente ellas estaban con el serbio, pero desde el punto de vista estético estaban con Johnson que se parecía a Leonardo Di Caprio.
– Peleen para arreglar el asunto -los incitaba Madonna riendo, la aterrorizaba la falta de desorden. Fei Pingguo también se acercó y agarró a Yisha, todo empezó porque él había dicho que lo quería, así que Fei Pingguo estaba conmovido.
– ¿Quieren un baño de agua fría? -les preguntó Tiantian, en sus palabras no había ni una brizna de burla, salieron de su noble y bondadosa alma. Según él, el baño era la solución a todos los problemas, la bañera era como el útero materno, tierra de felicidad, calidez y seguridad. Purificar el cuerpo y el alma con un baño, te aleja del polvo, del ruidoso rock amp; roll, de las bandas y vagabundos, de los problemas que te agobian, del sufrimiento amargo.
Los conflictos internacionales se calmaron, la fiesta siguió. Tiantian me regaló a mí su rosa, su poema y su cuerpo. Yo también le ofrecí todo a él. Madonna riendo se burlaba:
– ¡Ay sí! en público son una pareja muy devota, ¿no son asquerosos?
– Disculpa, no quisimos provocar tus celos -Tiantian esbozó una sonrisa, yo sin embargo me enojé.
Madonna y Zhusha sabían lo mío con Mark, ¿pero cómo podía confesarle eso a Tiantian? Y más cuando él me da algo que Mark no puede, a ellos dos no se los puede comparar. Tiantian con su amor y su cercanía penetra partes de mi cuerpo a las que Mark jamás podrá alcanzar. No reconozco ser voraz y egoísta en ese aspecto, reconozco sin embargo que no me puedo controlar y siempre busco excusas para justificarme a mí misma.
– No puedo perdonármelo -le dije alguna vez a Zhusha.
– En realidad tú siempre te lo perdonas -fue su respuesta.
– Sí. Así es.
Zhusha y Dick también se regalaron mutuamente las tres ofrendas. La Araña, el Padrino y sus dos amigos me regalaron sus poemas a mí (afortunadamente, me convertí en la persona más inteligente de la noche, recibí poemas olorosos y apestosos, como: "Tu sonrisa resucita muertos, es de excelente calidad". Otros eran elogiosos, como: "Ella parece acero rizado, no parece un ser vivo…" Algunos parecían reales: "Ella ríe, ella llora, es verdadera, es una ilusión…" (este sí coincidía, me describía bien). De los cuatro hombres que les ofrecieron las rosas y los cuerpos, con gran placer y regocijo, a las modelos que trajo Fei Pingguo, tres y medio eran discípulos de Fudan. El medio claro que era la Araña, a él lo echaron de la escuela en la mitad.
Los cuatro discípulos de Fudan flirtearon con las hermosas modelos, en el departamento había sillón, cama y alfombra. Seguro que podían acomodarse.
Dick observaba los cuadros de Tiantian colgados en la pared, Zhusha y yo conversábamos sentadas frente a un plato lleno de frutillas:
– ¿Has visto a Mark últimamente? -me preguntó en voz baja sin mirarme.
– Sí. -Suavemente mecía mis piernas, Tiantian acababa de poner un disco de acid jazz, la habitación estaba en desorden total, los ojos de todos empezaban a parecer huevos fritos, nadie estaba sin hacer nada, cada uno se divertía a su modo.
– ¿Por qué me lo preguntas? -Me di vuelta y la miré.
– En la empresa hay rumores, se dice que Mark regresará pronto a las oficinas centrales de Berlín.
– ¿De verdad? -Traté de aparentar que no pasaba nada, el líquido de una frutilla demasiado agria se esparció por mi lengua provocándome náuseas.
– Tal vez debido a su excelente desempeño en China fue promovido y regresa a las oficinas centrales de Berlín para ocupar un puesto importante.
– … Quién sabe, tal vez sea cierto. -Me levanté y pateé una revista que estaba en el piso y un almohadón de satén rojo con flores bordadas. Salí al balcón. Zhusha me siguió: