23.00 Salgo de bares, a tantear el terreno. Si se presenta la ocasión, no la dejaré escapar. Antes de salir adopto la apariencia de Frascuelo Segundo. Si lo que quieren es marcha, la tendrán.
23.30 Cubata en bar de moda, Bonanova; premio FAD de interiorismo. Pocas chicas y acompañadas.
00.00 Cubata en bar de moda, Ensanche; premio FAD de interiorismo. Bastantes chicas; todas acompañadas.
00.30 Cubata en bar de moda, Raval; premio FAD de interiorismo (ex aequo). Muchas chicas; todas acompañadas.
01.00 Cubata en bar de moda, Pueblo Nuevo; premio FAD de restauración de espacios urbanos. Ninguna chica: creo que me he equivocado de local.
01.30 Cubata en bar de moda, Sants; finalista premio FAD de interiorismo. Chicas sueltas, pero de las que pegan.
02.00 Cubata en bar de moda, Hospitalet; sin premio. Mucha chica suelta. Ambiente guay. Música en vivo. Subo al estrado, me hago con el micro y canto. La letra de la canción es mí. La he compuesto para la ocasión. Dice así:
Enróllate, tío
Enróllate, tío
Enróllate, tío
Enróllate, tío
Enróllate, tío
Si te quieres enrollar
Enróllate, tío
(al refrán)
Enróllate, tío
Enróllate, tío (etc.)
Como intuyo que gusta, repito la canción varias veces. Suben al estrado unos individuos fornidos y me invitan a abandonar el local. En la última semana ya he tenido dos encuentros con la poli, así que opto por aceptar su invitación.
04.21 Vomito en un parterre de la plaza Urquinaona.
04.26 Vomito en un parterre de la plaza Cataluña.
04.32 Vomito en un parterre de la plaza Universidad.
04.40 Vomito en el paso de peatones del cruce Muntaner-Aragón.
04.50 Paro un taxi; le digo que me lleve a casa; vomito en el taxi.
DÍA 17
11.30 Me despierto en mi cama. No sé cómo he llegado hasta aquí. Todavía llevo puesto el traje de luces, aunque he perdido la montera, el estoque y una oreja que me habían concedido, si no recuerdo mal. Trato de levantarme, pero no puedo. De la cabeza, mejor no hablar. Decido quedarme en la cama remoloneando. De todas formas, hoy es domingo y el bar de la señora Mercedes y el señor Joaquín estará cerrado. Todavía sin noticias de Gurb.
14.00 Me visto y salgo a dar un paseo. El tiempo es cálido y hay poca gente en la calle. Muchas familias se han ido a pasar el fin de semana en el campo en su segunda residencia. Todo está cerrado a cal y canto: las tiendas, por supuesto, y también los bares y los restaurantes. A mí, plim. Tal como tengo el estómago, soy incapaz de comer nada.
14.20 Encuentro abierta una tiendecita de artículos deportivos que durante los días laborables no vende una escoba. Quizá por esta razón abre los domingos y alquila bicicletas. Alquilo una bicicleta. Es un aparato muy simple de concepción, pero sumamente complicado de manejo, pues requiere el uso simultáneo de las dos piernas, a diferencia del andar, que permite dejar una pierna muerta mientras se avanza la otra. A este gesto o fracción de gesto (según se mire) se da el nombre de pisar. Si al andar se va colocando el pie izquierdo a la derecha del pie derecho y luego, en el gesto o fracción de gesto siguiente, se procede del modo inverso, esto es, colocando el pie derecho a la izquierda del pie izquierdo, la resultante se llama pisar con garbo.
15.00 Como la calle dispone de una pendiente pronunciada, el paseo en bicicleta se subdivide en dos partes bien distintas entre sí, a saber a) bajar, b) subir. La primera parte (bajar) es una gozada; la segunda (subir), una tortura. Por suerte, la bicicleta lleva adosados a ambos lados del manillar sendos frenos. Los frenos, al ser accionados, impiden que la bicicleta adquiera una velocidad creciente o acelerada en la bajada. En la subida, los frenos impiden que la bicicleta se vaya hacia atrás.
17.30 Devuelvo la bicicleta. El ejercicio me ha abierto el apetito. Encuentro abierta una churrería y me como un kilogramo de churros, un kilogramo y medio de buñuelos y tres kilogramos de pestiños.
18.00 Me siento en un banco de la calle a hacer la digestión. El tráfico, que hasta ahora era prácticamente inexistente, se va densificando por momentos. Esto sucede porque todo el mundo está volviendo a la ciudad. En los accesos a la ciudad se producen retenciones, que a menudo alcanzan el grado de importantes retenciones. Algunas de estas retenciones, sobre todo las denominadas importantes retenciones, duran hasta el próximo fin de semana, de modo que hay personas desafortunadas (y familias enteras) que se pasan la vida yendo del campo a la retención y de la retención al campo, sin llegar a pisar nunca la ciudad en la que viven, con el consiguiente menoscabo de la economía familiar y la educación de los niños.
La densidad del tráfico es uno de los problemas más graves de esta ciudad y una de las cosas que más preocupado tiene a su alcalde, también llamado Maragall. Éste ha recomendado en varias ocasiones el uso sustitutivo de la bicicleta y ha aparecido en los periódicos montado precisamente en una bicicleta, aunque, la verdad sea dicha, nunca lleva trazas de ir muy lejos. Quizá la gente haría más uso de la bicicleta si la ciudad fuera más llana, pero esto tiene mal arreglo, porque ya está casi toda edificada. Otra solución sería que el Ayuntamiento pusiera bicicletas a disposición de los transeúntes en la parte alta de la ciudad, con la cuales éstos podrían ira al centro muy deprisa y casi sin pedalear. Una vez en el centro, el propio Ayuntamiento (o, en su lugar, una empresa concesionaria) se encargaría de meter las bicis en camiones y volverlas a llevar a la parte alta. Este sistema resultaría relativamente barato. A lo sumo, habría que colocar una red o colchoneta en la parte baja de la ciudad para impedir que los menos expertos o los más alocados se cayeran al mar una vez efectuado el trayecto descendente. Quedaría pendiente, claro está, la forma en que la gente que hubiera bajado al centro en bicicleta volviera a la parte alta, pero esto no es cosa que deba preocupar al Ayuntamiento, porque no es función de esta institución (ni de ninguna otra) coartar la iniciativa de los ciudadanos. Otro invento: un preparado químico y un dispositivo de ignición que permita encender los puros pulsando la vitola. Temperatura, 21 grados centígrados; humedad relativa 75 por ciento; brisas moderadas; estado de la mar, llana.
19.10 Regreso a casa. En el portal encuentro a la vecina del tercero primera y a su hijo. Han dejado el coche en doble fila mientras ella descarga bolsas y paquetes. Su hijo, demasiado pequeño para ayudar a su madre en este menester, aguarda en la acera en la hurgándose la varicita. La vecina viste pantalón corto y camiseta ceñida, dos prendas que solazan a quien las ve.