Pregunta: Intenta explicar con mayor precisión qué significa esto.
Respuesta de Berton: No sé si lo conseguiré. Tuve esa impresión. Fue algo intuitivo. No me puse a analizarlo. Aquellos movimientos no eran naturales.
Pregunta: ¿Quieres decir con eso que, digamos, los brazos se movían de una forma imposible para unos brazos humanos, a causa de las limitaciones que imponen las articulaciones?
Respuesta de Berton: No. En absoluto. Más bien que… aquellos movimientos no tenían ningún sentido. Cada movimiento suele tener un significado, sirve para algo…
Pregunta: ¿Eso crees? Los movimientos de un recién nacido no tienen por qué significar nada.
Respuesta de Berton: Ya lo sé. Pero los movimientos de un recién nacido son caóticos, descoordinados. Generales. Y estos, ¡eso es! eran metódicos. Se sucedían unos tras otros, en grupo y en series. Como si alguien quisiera examinar qué puede hacer un niño con sus manos, su torso y su boca; la cara era lo peor, supongo que porque es lo más expresivo, y aquel rostro era como… no, no sé definirlo. Estaba vivo, sí, pero no era humano. Quiero decir, los rasgos por supuesto, sí; y los ojos, y el cutis, y todo lo demás, pero la expresión, la mímica, no lo eran.
Pregunta: ¿Eran muecas? ¿Sabes cómo es la cara de una persona durante un ataque de epilepsia?
Respuesta de Berton: Sí. He visto uno. Entiendo. No, era otra cosa. Un ataque de epilepsia va acompañado por contracciones y temblores y aquellos eran unos movimientos suaves y continuos, elegantes, o, no sé cómo decirlo, melódicos. No tengo otra descripción. Y de nuevo aquella cara, lo mismo ocurría con la cara. Un rostro no puede mostrarse mitad alegre y mitad triste; una parte no puede amenazar o tener miedo, y la otra parecer exultante; pero es lo que sucedía con aquel niño. Además, todos sus movimientos y el juego de mímica se producían a una velocidad increíble. Yo estuve allí muy poco tiempo. Quizás diez segundos. Tal vez ni llegaron a diez.
Pregunta: ¿Y quieres decir que conseguiste ver todo aquello en tan poco tiempo? ¿Cómo sabes cuánto duró? ¿Lo cronometraste?
Respuesta de Berton: No. No consulté el reloj, pero llevo volando dieciséis años. En mi profesión, es necesario saber definir el tiempo, el instante, con la exactitud de un segundo, se trata de un reflejo. Resulta imprescindible a la hora de aterrizar. Un piloto que, independientemente de las circunstancias, no sea capaz de darse cuenta de si un acontecimiento dura cinco segundos o diez nunca será un gran piloto. Lo mismo ocurre con la observación. Uno tarda años en aprender a captarlo todo en un tiempo mínimo.
Pregunta: ¿Es todo lo que viste?
Respuesta de Berton: No. Pero del resto no me acuerdo con tanto detalle. Supongo que la dosis fue demasiado fuerte para mí. Mi cerebro estaba, ¿cómo lo diría? acorchado. La niebla empezó a bajar y me vi obligado a ascender. Debí de hacerlo, pero no recuerdo ni cómo, ni cuándo lo hice. Fue la primera vez en mi vida que casi capoto. Las manos me temblaban tanto que apenas podía sujetar el timón en condiciones. Parece ser que grité y llamé a la Base, aunque sabía que no tenía línea.
Pregunta: ¿Intentaste regresar entonces?
Respuesta de Berton: No. Al fin y al cabo, cuando alcancé la altura máxima, se me ocurrió que en alguno de aquellos agujeros estaría Fechner. Sé que suena a sinsentido. Pero eso fue todo lo que pensé. «Si ocurren semejantes fenómenos — pensé —, quizás consiga también encontrar a Fechner». Por eso decidí adentrarme en tantos agujeros de niebla como me fuera posible. Pero al tercer intento, cuando subí después de ver lo que vi, supe que no lo conseguiría. No pude. Tengo que decirlo, aunque está claro. Tuve náuseas y vomité dentro de la cabina. Hasta ese momento no sabía lo que significaba. Nunca antes había sufrido náuseas.
Pregunta: Fue un síntoma de la intoxicación, Berton.
Respuesta de Berton: Es posible. No lo sé. Pero no me he inventado lo que vi en aquel tercer intento; aquello no fue resultado de una intoxicación.
Pregunta: ¿Por qué estás tan seguro?
Respuesta de Berton: No era un espejismo. Un espejismo se supone que es algo generado por mi propio cerebro, ¿no es cierto?
Pregunta: Sí.
Respuesta de Berton: Efectivamente. Y era imposible que lo generara. Nunca lo creeré. No sería capaz de generarlo.
Pregunta: Será mejor que nos digas qué era, ¿de acuerdo?
Respuesta de Berton: Primero tengo que saber qué trato se le dará a todo cuanto he dicho hasta ahora.
Pregunta: ¿Qué importancia tiene?
Respuesta de Berton: Para mí, es fundamental. He contado que he visto algo que no olvidaré en la vida. Si la comisión considera que lo dicho hasta ahora es probable en, al menos, un uno por ciento, y que ello dará lugar necesariamente a una correcta investigación de ese océano y, según espero, a actuar al respecto, en ese caso lo confesaré todo. Pero si va a ser considerado por la comisión como una prueba de mi delirio, no añadiré nada más.
Pregunta: ¿Por qué?
Respuesta de Berton: Porque el contenido de mis alucinaciones, aunque clame venganza, es un asunto privado. En cambio, el contenido de mis experimentos en Solaris, no.
Pregunta: ¿Eso significa que rechazas responder a las siguientes preguntas hasta que los órganos competentes de la expedición tomen una decisión? Debes entender que la comisión no está autorizada a tomar decisiones inmediatas.
Respuesta de Berton: Así es.
Aquí finaliza el primer informe. Había también un fragmento de otro, transcrito once días más tarde:
Presidente: Tomando todo esto en consideración, la comisión — compuesta por tres médicos, tres biólogos, un físico, un ingeniero mecánico y el subdirector de la expedición— ha llegado a la conclusión de que los acontecimientos relatados por Berton corresponden a un cuadro alucinatorio causado por intoxicación a cargo de la atmósfera del planeta, con síntomas de obnubilación, acompañados de estimulación de las esferas asociativas de la corteza cerebral; asimismo, se constata que nada, o casi nada se correspondió, en el plano de lo real, con los acontecimientos descritos.
Berton: Disculpe, ¿qué significa «nada o casi nada»? ¿Qué es «casi nada»? ¿Qué tamaño tiene?
Presidente: Aún no he terminado. El votum separatum del doctor en Física Archibald Messenger ha sido incluido en el protocolo como un punto aparte; en su opinión, lo relatado por Berton podría haber ocurrido realmente y merecería ser examinado con el mayor escrúpulo. Esto es todo.
Berton: Repito mi pregunta de hace un momento.
Presidente: La cuestión es sencilla; «casi nada» significa que algunos acontecimientos reales pudieron constituir el origen de tus alucinaciones, Berton. Cualquiera, durante una noche de viento, puede tomar un arbusto en movimiento por una silueta. ¡Qué decir de un planeta extraño, cuando la mente del observador se encuentra bajo la influencia de un veneno! Pero eso no es una deshonra, Berton. ¿Cuál es, por tanto, tu decisión?
Berton: Desearía primero saber algo más acerca de las consecuencias del votum separatum del doctor Messenger.