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Volcado sobre ti,volcado sobre tu imagen derramada bajo los altos álamos inocentes,tu desnudez se ofrece como un río escapando,espuma dulce de tu cuerpo crujiente,frío y fuego de amor que en mis brazos salpica.
Por eso, si acerco mi boca a tu corriente prodigiosa,si miro tu azul soledad, donde un cielo aún me teme,veo una nube que arrebata mis besosy huye y clama mi nombre, y en mis brazos se esfuma.
Por eso, si beso tu pecho solitario,si al poner mis labios tristísimos sobre tu piel incendiadasiento en la mejilla el labio dulce del poniente apagándose,oigo una voz que gime, un corazón brillando,un bulto hermoso que en mi boca palpita,seno de amor, rotunda morbidez de la tarde.
Sobre tu piel palabras o besos cubren, ciegan,apagan su rosado resplandor erguidísimo,y allí mis labios oscuros celan, hacen, dan noche,avaramente ardientes: ¡pecho hermoso de estrellas!
Tu vientre niveo no teme el frío de esos primeros vientos,helados, duros como manos ingratas,que rozan y estremecen esa tibia magnolia,pálida luz que en la noche fulgura.
Déjame así, sobre tu cuerpo libre,bajo la luz castísima de la luna intocada,aposentar los rayos de otra luz que te besa,boca de amor que crepita en las sombrasy recorre tu virgen revelación de espuma.
Apenas río, apenas labio, apenas seda azul eres tú, margen dulce,que te entregas riendo, amarilla en la noche,mientras mi sombra finge el claroscuro de platade unas hojas felices que en la brisa cantasen.Abierta, penetrada de la noche, el silenciode la tierra eres tú: ¡oh mía, como un mundo en los brazos!No pronuncies mi nombre: brilla sólo en lo oscuro.Y ámame, poseída de mí, cuerpo a cuerpo en la dicha,beso puro que estela deja eterna en los aires.

CABELLERA NEGRA

¿Por qué te miro, con tus ojos oscuros,terciopelo viviente en que mi vida lastimo?Cabello negro, luto donde entierro mi boca,oleaje doloroso donde mueren mis besos,orilla en fin donde mi voz al cabo se extingue y mojatu majestad, oh cabellera que en una almohada derramada reinas.
En tu borde se rompen,como en una playa oscura, mis deseos continuos.¡Oh inundada: aún existes, sobrevives, imperas!Toda tú victoriosa como un pico en los mares.

CUERPO SIN AMOR

Pero no son tus ojos, tranquilos;pero no serán nunca tus ojos los que yo ame.Derribada, soberbia, centrada por el fuego nocturno de tus pupilas,tú me contemplas, quieto río que un astro lunar frío devuelves.Toda la noche hermosa sobre tu cuerpo brillay tú la escupes, oh superficie que un resplandor gélido otorgas.La noche se desliza sobre tu forma. (¡Ah frío del mundo,quién mirará tu quieto, tu sideral transcurso sobre un cuerpo estrellado!)No améis esa presencia que entre los verdes quietos oscuramente pasa.Cuerpo o río que helado hacia la mar se escurre,donde nunca el humano beberá con su boca,aunque un ojo caliente de su hermosura sufra.

EL PERFUME

Chupar tu vida sobre tus labios,no es quererte en la muerte.Chupar tu vida, amante,para que lenta muerasde mí, de mí que mato.Para agotar tu vidacomo una rosa exhausta.Color, olor: mis venassaben a ti: allí te abres.Ebriamente encendido,tú me recorres. Toda,toda mi sangre es sóloperfume. Tú me habitas,aroma arrebatadoque por mí te despliegas,que como sangre correspor mí: ¡que a mí me pueblas!

6

PADRE MIO

A mi hermana

Lejos estás, padre mío, allá en tu reino de las sombras.Mira a tu hijo, oscuro en esta tiniebla huérfana,lejos de la benévola luz de tus ojos continuos.Allí nací, crecí; de aquella luz puratomé vida, y aquel fulgor serenose embebió en esta forma, que todavía despide,como un eco apagado, tu luz resplandeciente.
Bajo la frente poderosa, mundo entero de vida,mente completa que un humano alcanzara,sentí la sombra que protegió mi infancia. Leve, leve,resbaló así la niñez como alígero pie sobre una hierba noble,y si besé a los pájaros, si pude posar mis labiossobre tantas alas fugaces que una aurora empujara,fue por ti, por tus benévolos ojos que presidieron mi nacimientoy fueron como brazos que por encima de mi testa cerníanla luz, la luz tranquila, no heridora a mis ojos de niño.Alto, padre, como una montaña que pudiera inclinarse,que pudiera vencerse sobre mi propia frente descuidaday besarme tan luminosamente, tan silenciosa y puramentecomo la luz que pasa por las crestas radiantesdonde reina el azul de los cielos purísimos.
Por tu pecho bajaba una cascada luminosa de bondad, que tocabaluego mi rostro y bañaba mi cuerpo aún infantil, que emergíade tu fuerza tranquila como desnudo, reciente,nacido cada día de ti, porque tú fuiste padrediario, y cada día yo nací de tu pecho, exhaladode tu amor, como acaso mensaje de tu seno purísimo.Porque yo nací entero cada día, entero y tierno siempre,y débil y gozoso cada día hollé naciendola hierba misma intacta: pisé leve, estrené brisas,henchí también mi seno, y miré el mundoy lo vi bueno. Bueno tú, padre mío, mundo mío, tú sólo.