Otro mar muerto, bello,abajo acaba de asfixiarse. Unos labiosinmensos cesaron de latir, y en sus bordesaún se ve deshacerse un aliento, una espuma.
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DIOSA
Dormida sobre el tigre,su leve trenza yace.Mirad su bulto. Alientasobre la piel hermosa,tranquila, soberana.¿Quién puede osar, quién sólosus labios hoy pondríasobre la luz dichosaque, humana apenas, sueña?Miradla allí. ¡Cuán sola!¡Cuán intacta! ¿Tangible?Casi divina, leveel seno se alza, cesa,se yergue, abate; gimecomo el amor. Y un tigresoberbio la sostienecomo la mar hircana,donde flotase extensa,feliz, nunca ofrecida.
¡Ah, mortales! No, nunca;desnuda, nunca vuestra.Sobre la piel hoy ígneamiradla, exenta: es diosa.
LA VERDAD
¿Qué sonríe en la sombra sin muros que ensordecemi corazón? ¿Qué soledad levantasus torturados brazos sin luna y grita heridaa la noche? ¿Quién canta sordamente en las ramas?
Pájaros no: memoria de pájaros. Sois eco,sólo eco, pluma vil, turbia escoria, muerta materia sordaaquí en mis manos. Besar una cenizano es besar el amor. Morder una seca ramano es poner estos labios brillantes sobre un senocuya turgencia tibia dé lumbre a estos marfilesrutilantes. ¡El sol, el sol deslumbra!
Separar un vestido crujiente, resto inútilde una ciudad. Poner desnudoel manantial, el cuerpo luminoso, fluyente,donde sentir la vida ferviente entre los ramostropicales, quemantes, que un ecuador empuja.
Bebed, bebed la rota pasión de un mediodíaque en el cénit revienta sus luces y os abrasavolcadamente entero, y os funde. ¡Muerte hermosa vital,ascua del día! ¡Selva virgen que en llamas te destruyes!
NO ESTRELLA
¿Quién dijo que ese cuerpotallado a besos brillaresplandeciente en astrofeliz? ¡Ah, estrella mía,desciende! Aquí en la hierbasea cuerpo al fin, sea carnetu luz. Te tenga al cabo,latiendo entre los juncos,estrella derribadaque dé su sangre o brillospara mi amor. ¡Ah, nuncainscrita arriba! Humilde,tangible, aquí la tierrate espera. Un hombre te ama.
EL DESNUDO
I
¿Qué llevas ahí, en tu gracioso cesto de margaritas ligeras?El poniente sin mancha quiere besarme desde tus mejillas inocentes.Un cándido corpiño encierra la gloria dulce de un mediodía prisionero,mientras tu cuello erguido sostiene la crespa concentración de la luz,sobre la que los pájaros virginales se encienden.
Pero suelta, suelta tu gracioso cestillo,mágica mensajera de los campos;échate sobre el césped aquí a la orilla del río.Y déjame que en tu oído yo musite mi sombra,mi penumbrosa esperanza bajo los álamos plateados.
II
Acerca ahora tus pies desnudos,húndelos en el agua.Un hervor de oro, de carmín, de plata rápida,cruza ligero, confundiendo su instantáneo fulgorcon tu espuma constante, oh rosa.Déjame ahora beber ese agua pura,besar acaso ciegamenteunos pétalos frescos, un tallo erguido,un perfume mojado a primavera,mientras tu cuerpo hermoso arriba oreasu cabello luciente y tus dos manos ríenentre su luz, y tu busto palpita.
III
Tu desnudo mojado no teme a la luz.Todo el verde paisaje se hace más tiernoen presencia de tu cuerpo extendido.Sobre tu seno alerta un pájaro rumorosoviene a posar su canción, y se yergue.Sobre la trémula cima su garganta extasiadacanta a la luz, y siente dulce tu calor propagándole.Mira un instante la tibia llanura aún húmeda del rocíoy con su lento pico amoroso bebe,bebe la perlada claridad de tu cuerpo,alzando al cielo su plumada garganta,ebrio de amor, de luz, de claridad, de música.
IV
Mirar anochecer tu cuerpo desnudo,goteante todavía del día,sobre el césped tranquilo, en la mágica atmósfera del amor.Con mi dedo he trazado sobre tu carneunas tristes palabras de despedida.Tu seno aterciopelado silencia mi caricia postrera:ya casi tu corazón se para.En tu cuello una música se ensordece,mudo gemido del poniente anhelante,y si te miro veo la luz, la luz últimasin sangre, extinguirse en un gran grito final contra mis ojos, ciega.
Súbitamente me hundo en tu bocay allí bebo todo el último estertor de la noche.
EL CUERPO Y EL ALMA
Pero es más triste todavía, mucho más triste.Triste como la rama que deja caer su fruto para nadie.Más triste, más. Como ese vahoque de la tierra exhala después la pulpa muerta.Como esa mano que del cuerpo tendidose eleva y quiere solamente acariciar las luces,la sonrisa doliente, la noche aterciopelada y muda.Luz de la noche sobre el cuerpo tendido sin alma.Alma fuera, alma fuera del cuerpo, planeandotan delicadamente sobre la triste forma abandonada.Alma de niebla dulce, suspendidasobre su ayer amante, cuerpo inermeque pálido se enfría con las nocturnas horasy queda quieto, solo, dulcemente vacío.