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I

El mundo cambio, ya no es como mi abuela me contaba. Un mundo libre, donde la gente escogía a su gobernador. Donde existía la libertad de expresión, donde la gente escogía su verdadero... amor.

No... eso solo existia en los cuento de hadas, esta es mi realidad.

Vivo con mi madre, al sur de Undrang. Una de las aldeas más millonarias del continente Sontxes. Pero no soy millonaria, soy una familia de la etapa diez. La etapa más baja de la clase social.

Mi madre es costurera, se gana la vida confeccionando vestidos para que sean llevados a otras etapas sociales, como la numero tres, para que se lleven todo el crédito. Yo soy su ayudante, pero mi madre quiere que ande más tiempo en la calle, para que un hombre de más etapa se enamore de mí, y podamos salir de la etapa más baja.

Pero lo único que yo quiero, es poder confeccionar mis propios vestidos y salir por todo el mundo a venderlos. Y subiría etapas por mis propios medios.

Cada vez que le doy esa repuesta, ella me dice: deja de soñar niña, sabes que este mundo te criticara por ser una solterona.

-Leire, niña tonta. Deja de soñar y escúchame. Alístate, vamos al mercado tengo que ir por unos hilos, donde Mare.

Suspiro. Me levanto de la mesa de trabajo, estoy confeccionando un vestido. Uno rojo con un hermoso escote, con pequeñas mangas. Largo y holgado. Camino hasta mi cuarto, me coloco un vestido café. Me llega hasta los tobillos. De mangas largas y con varios botones en la parte de adelante. Es sencillo, pero es parecido a los de la clase seis. Lo hizo mi madre para aparentar.

Salimos de casa y caminamos hasta las afuera de Xions, es donde vivimos o mejor dicho donde viven los de la etapa diez.

Cada etapa, tiene su ciudadela. Hungt, viven los nueve. Miunsd los ocho. Sainsdt, los siete. Frunt, los seis. Gretr, los cinco. Juntr, los cuatro y en Undrang, los tres, dos y uno.

Todas las ciudades quedan alredor de Undrang, así que no tenemos que caminar mucho para conseguir alimentos.

Mi madre, era una seis. Pero el amor la hizo de bajar de categoría. Por eso ella me recalca que el amor es estúpido, y no sirve para nada. Mi padre... él se buscó una persona de mejor calidad y...

No, recordarlo es llenarme más de odio hacia él. Ella me dice todos los días, cásate sin amor, cásate por dinero. Un mal concejo.

Llegamos al mercado de Undrang, un lugar donde encontraras a vendedores de síes hacia arriba.

En medio del mercado, se encuentra un podio de cristal. Atrás de él, la bandera de Undrang. Nosotros somos gobernados por un rey, que nos trata como esclavos. Que al parecer, tener diez esposas es bueno. Hace unos días escuche que está buscando a la onceava, por eso mi madre quiere que salga todo el día, para que el rey se enamore perdidamente de mí. Mi maldición, mi belleza. Mi peor defecto, soy una combinación de oscuridad con luz.

Tengo el cabello negro, ondulado hasta debajo del busto. Mis ojos son negros azabaches y mi piel blanca como las nubes. No uso pintalabios, pero se notan de un color carmesí.

He recibido varias propuestas y todas las he rechazado. Tengo un sueño... y deseo saber lo que se siente conocer a la persona correcta.

Caminamos hasta la tienda de Mare, la saludamos. Después de varios minutos salimos con varias fundas de hilos de todos los colores.

Veo que varios autos negros, se estacionan a un lado del podio. Las puertas se abren al mismo tiempo, saliendo de ahi varias personas con uniformes del palacio.

-Al parecer, va a notificar una decisión del rey-dice mi madre halándome hacia el centro.

-Pero madre ¿No tienes que terminar de coser algunos vestidos? La entrega es en dos días-digo. Nos detenemos en frente del podio de cristal.

-Eso puede esperar, esto es muy importante.

Suspiro. A ella nunca le puedo ganar.

Un hombre, con traje dorado y un sombrero de copa de color plata, se coloca en el podio. Este saca un pergamino de su saco y lo coloca encima.

-Este es un gran día para el continente Sontxes. El rey Alexi VI, ya ha escogido esposa-las exclamaciones y los murmullos se hacen notar.

-Hija escuchaste eso-mi madre comienza alarme la maga de mi vestido-capaz sea tu...

-No digas tonterías madre. Sabes muy bien que el escogería de etapas más altas-resopla.  Y sabe que es cierto. Todas sus esposas son de cinco hacia arriba

-La escogida es de una belleza sin igual. Una mujer que ha cautivado el corazón de nuestro queridísimo rey. Y una vez dicho el nombre, la escogida tendrá una semana para entregarse, esta es una oportunidad única-el mensajero recorre su mirada por toda la gente aglomerada a su alredor-la afortunada es... Leire Bonelli.

Mi sangre se hiela, y mi corazón bombea a una velocidad inimaginable. La gente comienza a mirar a su alrededor, nadie me conoce, no saben quién soy. Claro, una etapa diez, no tenemos ningún valor.

-Hija...

La cara de mi madre se ilumina, miro sus ojos brillantes.

-No...

Me doy media vuelta y salgo corriendo del mercado.

En diez minutos estoy en mi casa, abro la puerta de un golpe y la cierro. Me apoyo en ella.

-No...

Camino hasta mi cuarto, dejo las bolsas de hijo encima de la mesa de trabajo. Y me tiro en mi cama.

-¡No!

¿Cómo puede ser que sea la escogida para ser la esposa del rey? Soy de la última en las etapas sociales, eso sería...

Escucho la puerta abrirse y cerrarse con fuerza. Los pasos de mi madre, se escuchan fuertes y cada vez más cerca.

Alzo la mira y la veo que está en el filo de la puerta, su cara proyecta furia.

-Leire Bonelli ¿Por qué saliste corriendo del mercado? El rey te escogió como su nueva esposa.

-¡No mamá! No seré esposa de nadie y menos de un rey que ni siquiera conozco.

-Si lo serás-se acerca a mí-te casaras y serás de etapa uno-se lleva las manos al pecho y suspira-serás la nueva reina, la más hermosa. Tienes que sacarme de esta miseria, tranquila mi amor-me soba el mentón-te ayudare en todo, hasta podría mover el mundo a mi antojo. Imagínate seré la madre de la reina.

Me levanto de la cama.

-No madre. No me quiero casarme, por favor no me obligues. Aún tengo veinte años y quiero...

-¡Ser costurera y subir etapas con tus méritos! Niña tonta, eso no es posible. Siempre serás una diez y morirás como una diez, pero, tienes una oportunidad que no puedes desaprovecharla, ser una uno, sin méritos, al modo fácil. Vamos cariño, hazlo.

-¡NO! No quiero madre-las lágrimas comienza aparecer-imagínate... ser esposa de un hombre que tiene más de diez mujeres. Seré un objeto para él, alguien que sufrirá de día y noche por un amor no correspondido. Yo... no quiero esa vida para mí.

-Lo harás-habla entre dientes y me apunta con su dedo índice-te casaras con el rey, y saldremos de esta pocilga o si no...

-Si no ¿Qué?-la desafío.

-Te destierro, vivirás en la calle como una cucaracha. Y olvidare que tuve una hija-mi respiración se acelera a escuchar la amenaza de mi madre ¿Cómo puede decirme eso?-escuchadme, es mejor que elijas lo correcto.

Se da media vuelta y sale de mi habitación.

Caigo de rodilla y me cubro la cara con mis manos. Lloro sin parar.

Después de unas horas de llanto, estoy sentada en mi cama, abrazando mis piernas.

He elegido... es mi decisión. Ya no hay marcha atrás, es mi sueño o vivir como un objeto en el palacio por siempre. Sé que mi madre no lo habrá dicho enserio. Soy su única hija.

Los días iban pasando. Mi madre me repetía lo mismo. Que tenía que casarme. Sin amor, si no por dinero y prestigio.

Faltaban dos días para que se cumpliera el plazo.

Estábamos terminando de hacer un nuevo vestido. Era hermoso. El torso era ceñido al cuerpo, de mangas largas. La falda era ancha, era parte de abajo tenia creolina. El color era mi favorito. Rojo.

-Hija, sabes, he pensado que mandare hacer tu vestido de novia a una costurera de la etapa tres. Ese tiene que ser inolvidable.

-Madre... yo ya te dije que no...-sentí una fuerte cachetada. Por inercia lleve mi mano a mi mejilla que ardía. Alce la mirada y, madre estaba roja de la ira.