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Un pasillo. Nivel cincuenta y ocho, según la línea de estatus superpuesta: seis ibs rodando rápidamente.

Una intersección: tres humanas en chándal apresurándose hacia la cámara desde una dirección, dos waldahudin y un humano corriendo desde la dirección opuesta.

La parte a cero g del eje centraclass="underline" gente usando las agarraderas para impulsarse hacia arriba.

Un tubo de agua vertical, con tres delfines subiendo por él.

Un ascensor, con un waldahud manteniendo abierta la puerta con un brazo, y urgiendo a la gente a entrar con los otros tres.

Otro ascensor, con un ib rodeado por una docena de humanos.

—Incluso con todo el mundo por encima del puente océano —dijo Lianne—, no creo que vayamos a tener suficiente escudo contra la radiación.

—¡Esperad! —dijo Thor—. ¿Y si nos ponemos detrás del atajo?

—¿Eh? —dijo Rombo. O al menos, ése fue el sonido que PHANTOM dio a la olita de luces que pasó por su manto.

—El atajo es un agujero circular —dijo Thor, mirando a Keith por encima del hombro—. La estrella está emergiendo por él. La parte trasera del atajo es un círculo plano y vacío, un vacío negro con la forma de lo que esté pasando por él. Si estamos detrás del atajo, estaremos protegidos, al menos por algún tiempo.

Jag golpeó sus cuatro manos contra su consola.

—¡Tiene razón!

Keith asintió.

—Hazlo, Thor. Altera el curso para ponernos a sotavento del atajo, manteniendo el fondo del puente océano enfrentado a la estrella emergente.

—Ejecutando —dijo Thor—. Pero nos tomará algún tiempo llegar allí.

En la imagen holográfica esférica que rodeaba el puente, el brillante perfil circular de la esfera se convirtió lentamente en una cúpula verde a medida que Thor hacía maniobrar la nave.

—¡Dorsal Alta a Lansing! —dijo una aguda voz de delfín por el intercom, con chapoteos de fondo.

—Abre. Aquí Lansing.

—Thor no está moviendo en una línea recta la nave. Estamos sufriendo mareas en el puente océano.

—¿Lianne? —dijo Keith, y las veinticuatro vistas de la evacuación cambiaron todas a diferentes ángulos sobre el océano. El agua marina llegaba hasta el techo holográfico por el lado de babor, con olas reales tocando las falsas nubes, obligando a ir a todos los delfines hacia estribor para poder respirar.

—Maldición —dijo Thor—. No había pensado en eso. Haré girar la nave en torno a su eje mientras nos movemos. Con suerte podré mantener todas las fuerzas en equilibrio. ¡Lo siento!

A medida que Starplex seguía moviéndose, la abultada cúpula de la estrella verde fue siendo progresivamente eclipsada por el plano círculo oscuro de la parte trasera del atajo. Y entonces, al fin, el verde desapareció; Starplex estaba a sotavento del atajo. La única prueba de la estrella emergente era el reflejo esmeralda sobre el campo de materia oscura más allá. Incluso el anillo de radiación Soderstrom era invisible desde aquí atrás; después de todo, estaba causado por taquiones emanando del atajo hacia la dirección opuesta. El círculo oscuro seguía creciendo, sin embargo, tapando más y más estrellas del fondo. Su diámetro era ahora de 800.000 kilómetros.

—¿Puede extrapolar cuánto más va a crecer la estrella, basado en la curvatura que observamos en el otro lado? —preguntó Keith a Jag.

—Aún no ha pasado la mitad replico Jag—, y está ahusada por la alta velocidad de rotación. ¿Mi mejor suposición? Uno coma cinco millones de kilómetros.

—Thor, ¿hay alguna posibilidad de hiperpropulsión?—preguntó Keith.

Thor habló al holograma de Keith que flotaba sobre el borde de su consola.

—Todavía no. Tendríamos que estar al menos a setenta millones de kilómetros del centro de la estrella antes de que el espacio esté lo bastante plano como para activarlo. Estimo que alcanzaremos esa distancia en once horas.

—¡Horas! ¿Cuánto falta para que el ecuador de la estrella pase por el atajo?

—Quizá cinco minutos —dijo Jag.

—¿Estatus de la evacuación?

—Ciento noventa personas están aún bajo el puente océano —dijo Lianne.

—¿Lo conseguiremos? —le preguntó Keith.

—No estoy…

—Luz roja en el propulsor número seis —gritó Thor—. Se está sobrecalentando.

—Genial —dijo Keith—. ¿Necesitas apagarlo?

—Aún no —dijo Thor—. Estoy inyectando nanotecs de reparación en sus refrigeradores internos; quizá puedan arreglar el problema.

—El ecuador de la estrella verde está a punto de pasar a través del atajo —dijo Jag.

Una porción de la imagen holográfica cambió a una representación esquemática de lo que ocurría. Hacia la izquierda estaba el hemisferio de la esfera que sobresalía por el atajo. El atajo se veía desde un lado como una línea vertical. Por detrás, y alejándose de él, estaba el perfil en forma de diamante de Starplex. A medida que el ecuador pasaba por el atajo, el agujero que el atajo creaba en el espacio empezó a encogerse, y los fotones y partículas cargadas de la estrella empezaron a fluir a la inversa. Los bordes del baño de radiación eran como las manecillas de un reloj a mediodía y a las seis, convergiendo hacia las tres en punto.

Thor impulsaba a Starplex tanto como podía. Keith podía ver constelaciones de indicadores amarillos de aviso encendiéndose en el panel del piloto. La nave siguió trepando por el pozo de gravedad, con su túnel de escape estrechándose a medida que el atajo disminuía de tamaño.

—¡Lansing! —gritó Jag—. El campo de materia oscura se mueve… Se aleja de la estrella.

—¿Podría ser por la fuerza repulsiva que mencionó?

Jag movió ambos pares de hombros.

—No es el tipo de efecto que yo anticiparía, pero…

—Evacuación del puente inferior completa —dijo Lianne, girando para mirar al director.

—Aun así —dijo Thor—, nos vamos a comer un montón de radiación cuando el reflujo nos alcance.

Finalmente la estrella terminó de emerger y el atajo desapareció. En ese momento, Thor desplazó toda la potencia de los motores a las pantallas de fuerza, intentando desviar tanta radiación como fuera posible. Starplex siguió moviéndose por inercia. La alarma de radiación ululó de nuevo.

—¿Estamos ya lo bastante lejos? —preguntó Keith. Thor estaba demasiado ocupado con los controles para contestar—. ¿Estamos ya lo bastante lejos? —volvió a preguntar.

Jag hizo algunos cálculos.

—Creo que sí —dijo—, pero sólo porque estamos usando el puente océano como escudo. Si no, todos hubiéramos recibido una dosis letal.

—Muy bien —dijo Keith—. Continuemos hasta que estemos a distancia segura. Lianne, prepara nuevos turnos de trabajo que hagan uso mínimo de los cetáceos, y pon a todos los delfines no esenciales en hibernación médica hasta que podamos reemplazar el agua del puente océano. Al ritmo al que la estrella se está alejando del atajo, pasarán días antes de que nos podamos acercar al portal con seguridad —hizo una pausa, y luego—. Buen trabajo, todo el mundo. Rombo, ¿estatus de nuestros muelles de carga?

—Deberían ser utilizables aún. Sus paredes están fuertemente escudadas contra radiación, en el caso de que una nave se estrelle o explote en ellos.

—Bien —dijo Keith—. Thor, avísame cuando estemos a distancia aceptable de la estrella se volvió hacia el waldahud—. Jag, deberías ir a echarle un vistazo más de cerca. Quiero saber exactamente de dónde vino y por qué está aquí.

VIII

A los humanos les había llevado mucho tiempo entender el lenguaje de los delfines. Cuando finalmente lo consiguieron, los nombres de delfines resultaron ser sonogramas de delfines individuales, con sus características físicas más destacables exageradas. No fue una sorpresa, por tanto, que la única faceta de arte humano que los delfines realmente disfrutaban eran las caricaturas políticas.