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La presentadora hace una breve pausa, siempre con la vista al frente.

– La información proporcionada por el interlocutor desconocido ha resultado ser cierta, señoras y señores. Hemos hallado el comunicado en el contenedor de basura, junto a la entrada de la emisora. Aquí está. -Levanta hacia la cámara el trozo de papel, una hoja tamaño DIN A-4 con un logotipo que representa la famosa efigie del padre de Alejandro Magno, con su casco. Debajo y con gruesas letras negras se lee:

ORGANIZACIÓN NACIONAL HELÉNICA

FILIPO EL MACEDONIO

Siguen varios párrafos en un tipo de letra más pequeña. Hasta yo noto claramente que tanto el logotipo como el escrito fueron creados e impresos por ordenador.

La presentadora empieza a leer el comunicado, mientras el texto desfila por la mitad inferior de la pantalla, lo que divide a los espectadores en dos categorías: los sordos y los analfabetos.

Comunicamos al pueblo de Grecia que ayer indujimos al suicidio al empresario Iásonas Favieros. La Organización Nacional Helénica Filipo el Macedonio condenó a Iásonas Favieros a muerte por emplear en sus construcciones mano de obra exclusivamente extranjera: albaneses, búlgaros, serbios y rumanos, así como numerosos africanos y asiáticos. Con estas actividades, el comunista e internacionalista Iásonas Favieros minaba sistemáticamente los fundamentos de la Nación. En primer lugar, porque al contratar a obreros de los Balcanes, Asia y África, contribuía al aumento del desempleo entre los griegos y, por lo tanto, al debilitamiento del tejido nacional en favor de los inmigrantes. En segundo lugar, por fomentar, de ese modo, la permanencia indefinida de los extranjeros en Grecia y la erosión gradual de la Nación por razas ajenas, que empujan sistemáticamente a los helenos a la marginación y, dentro de una década, los habrán dejado en minoría en su propia tierra. En tercer lugar, porque al pagar a obreros extranjeros salarios ridículos acumulaba fabulosos beneficios, sin dar un céntimo a los desempleados griegos y a sus familias.

Propusimos a Iásonas Favieros la solución de su retiro voluntario advirtiéndole que, en caso de no llevarlo a efecto, ejecutaríamos, uno tras otro, a todos los miembros de su familia.

Hacemos un llamamiento a todos aquellos que contratan a obreros extranjeros en Grecia para que los despidan en el plazo de una semana y contraten en su lugar a trabajadores griegos. De lo contrario, correrán la suerte de Iásonas Favieros y habrán de elegir entre el retiro voluntario o la ejecución.

Exigimos a las autoridades que expulsen a todos los extranjeros del territorio griego en el plazo de un mes. En caso contrario, ejecutaremos a tantos extranjeros cada día, que ellos mismos decidirán marcharse.

¡Para que las naciones a la deriva dejen de hollar el suelo de nuestra patria!

¡Para que el aumento del paro deje de dar de comer a nuestros enemigos!

Grecia pertenece a los griegos, y los griegos la quieren limpia y exclusivamente suya.

¡El que tenga oídos, que oiga!

ORGANIZACIÓN NACIONAL HELÉNICA

FILIPO EL MACEDONIO

La presentadora aparta los ojos del texto.

– Éste es el contenido del comunicado, señoras y señores -dice-. El original ya ha sido enviado a las fuerzas de seguridad.

Miro la pantalla anonadado. De todas las posibles causas del suicidio de lásonas Favieros, ésta es la única que no me había pasado por la cabeza. Contemplo la idea de llamar a Sotirópulos para preguntarle si se le había ocurrido a él pero la descarto enseguida.

Por la noche sueño, no con Filipo el Macedonio sino con Bucéfalo. Es un caballo blanco de crin abundante. De pie en medio de un prado, levanta la cabeza hacia el cielo como un gallo que, en lugar de cantar, relincha.

Capítulo 6

Al parecer Dios quiere a los periodistas, independientemente de su carácter. Si no, no se explica cómo, cada vez que una noticia está a punto de perderse en el olvido, cae el maná del cielo y la resucita de sus cenizas. En esta ocasión, el maná del cielo se llama Organización Nacional Helénica Filipo el Macedonio y da un vuelco completo a la situación, sin que, en realidad, cambie uno solo de sus elementos. Porque este cuento de los nacionalistas que incitaron -según ellos- a Favieros a suicidarse en público por contratar trabajadores balcánicos y tercermundistas en sus obras, no se sostiene ni como cuento de hadas, lo que, por otra parte, estaría muy acorde con los nacionalistas. Sin embargo, ha desatado los vientos de Eolo y dado pie a un aluvión de teorías, puntos de vista y suposiciones, así como a todo tipo de chismes y habladurías que proporcionarán material de debate a los reporteros y a sus colegas ventanícolas durante al menos diez días. Sólo Dios podía crear esta magnífica combinación que permite que todo parezca distinto sin que haya cambiado nada, y sólo en un lugar como Grecia.

La otra cosa que no logro quitarme de la cabeza es el nombre de la organización. Organización Nacional Helénica Filipo el Macedonio. ¿De qué me suena este nombre? Por mucho que lo intento, no consigo recordar. Pero lo he oído en otro sitio.

Resuelve el enigma la llamada de Katerina, que está impaciente por discutir las noticias referentes al suicidio de Favieros.

– ¿Crees de verdad que lo obligaron a suicidarse? -me pregunta.

– Me parece muy improbable. Por otro lado, Favieros se suicidó públicamente. Habría que investigar el porqué. Hay una laguna en esto.

– Estoy de acuerdo. No creo que tengan fundamento las teorías sobre problemas económicos, una enfermedad incurable, etcétera.

– No me refiero a esto.

– ¿Entonces?

– ¿Por qué se mató en público? No encuentro una explicación lógica para ello.

– ¿Qué insinúas? -inquiere-. ¿Que ordenaron a Favieros, que se trataba de tú a tú con el primer ministro y todos los miembros del gobierno, que fuera a los estudios, se metiera en la boca el cañón de una pistola y se volara la tapa de los sesos?

– ¿No te parece raro que lo hiciera?

– Claro que sí, pero ¿cómo iba a dejarse intimidar por una organización de tres al cuarto como Filipo el Macedonio?

– ¿Habías oído hablar de ella? -pregunto asombrado.

– ¡Pero, papá…! Si son esos payasos que colapsan cada año el centro de Salónica para celebrar el aniversario de Alejandro Magno.

Claro, pienso, son ellos. Recuerdo que los colegas de Salónica se ponían hechos una furia porque un puñado de manifestantes se las ingeniaba para sembrar el caos.

– Dime, Katerina, ¿se puede hablar de responsabilidad criminal en casos como éste?

– Se les puede acusar de inducción al suicidio, pero ¿a quién vas a perseguir?

– A los líderes de la organización.

– ¡Menuda organización! -espeta Katerina con desprecio-. Diez alelados y otros veinte que se les unen para pasar el rato. ¿Sabes cuál ha sido su manifestación más multitudinaria?

– No. ¿Cuál?

– Cuando se congregaron delante del Club de Oficiales de las Fuerzas Armadas para protestar porque en las actas de un simposio científico se afirmaba que Filipo II de Macedonia era homosexual y mantenía relaciones con Pausanias, uno de sus generales.

Colgamos el teléfono entre carcajadas, pero lo cierto es que la conversación me ha dado que pensar. ¿Cómo se entiende que una organización que asoma la patita una vez al año para cortar la tarta de cumpleaños de Alejandro Magno convenza a Favieros para que se suicide? ¿En razón de la amenaza de matar a su familia si se negaba? No le habría costado nada enviarlos a todos a los Alpes, a pasar el resto de su vida de vacaciones.