Temo una medida similar contra mí. Para prevenir preocupaciones materiales, ¿podría usted hacer enviar a la señorita Dumot un avance sobre las mensualidades de 1943? Tengo miedo por las niñas.
27 de julio de 1942
Michel Epstein al embajador de Alemania, Otto Abetz
Sé que el hecho de dirigirme a usted personalmente es de una gran audacia. No obstante, doy este paso porque creo que sólo usted puede salvar a mi mujer. Deposito en usted mis últimas esperanzas.
Permítame exponerle lo siguiente: antes de abandonar Issy, los militares alemanes que lo ocupaban, en agradecimiento a lo que hicimos por su bienestar, me dejaron una carta redactada en estos términos:
O. U. den I, VII, 41
Kameraden. Wir haben längere Zeit mit der Familie Epstein zusammengebelt und Sie als eine sehr anständige und zuvorkommende Familie kennengelernt, Wir bitten Euch daher, sie damitsprechend zis behandeln. Heil Hitler!
Hammberger, Feldw. 23599 A.
No obstante, el lunes 13 de julio mi mujer fue detenida, conducida al campo de concentración de Pithiviers (Loiret) y, de allí, enviada a un destino que ignoro. La detención, según me dijeron, era debida a instrucciones de orden general dadas por las autoridades ocupantes en lo concerniente a los judíos.
Mi mujer, la señora Epstein, es una novelista muy conocida, Irène Némirovsky. Sus libros han sido traducidos en gran número de países, al menos dos de ellos -David Golder y El baile- en Alemania. Mi mujer nació en Kiev (Rusia), el 11 de febrero de 1903. Su padre era un importante banquero. El mío, presidente del Comité Central de los Bancos de Comercio de Rusia y administrador delegado del Banco de Azov-Don. Nuestras dos familias perdieron en Rusia fortunas considerables. Mi padre fue detenido por los bolcheviques y encarcelado en la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, en San Petersburgo. Con grandes dificultades, conseguimos huir de Rusia en 1919 y nos refugiamos en Francia, país que no hemos abandonado desde entonces. En consecuencia, creo innecesario manifestar que no podemos sentir más que odio por el régimen bolchevique.
En Francia, ningún miembro de nuestra familia ha participado en actividades políticas en ningún momento. Yo era apoderado de un banco y, en cuanto a mi mujer, ha llegado a ser una escritora de renombre. En ninguno de sus libros (que, por otro lado, no han sido prohibidos por las autoridades ocupantes), encontrará usted una sola palabra contra Alemania, y, si bien mi mujer es judía, habla en ellos de los judíos sin el menor afecto. Los abuelos de mi mujer, así como los míos, eran de religión judía; nuestros padres no profesaban ninguna; en cuanto a nosotros, somos católicos, lo mismo que nuestras hijas, que nacieron en París y son francesas.
Me permito señalarle igualmente que mi mujer siempre se ha mantenido al margen de cualquier adscripción política, que nunca se ha beneficiado del favor de ningún gobierno, ni de izquierdas ni de derechas, y que, ciertamente, el periódico en el que colaboraba en calidad de novelista, Gringoire, cuyo director es H. de Carbuccia, nunca se ha mostrado favorable ni a los judíos ni a los comunistas.
Por último, mi mujer padece desde hace años asma crónico (su médico, el profesor Vallery-Radot, puede atestiguarlo), y un internamiento en un campo de concentración podría significar su muerte.
Sé, señor embajador, que es usted uno de los hombres más eminentes del gobierno de su país. Estoy convencido de que también es un hombre justo. Sin embargo, me parece injusto e ilógico que los alemanes envíen a prisión a una mujer que, si bien es de origen judía, no siente -todos sus libros lo prueban-ninguna simpatía por el judaísmo ni por el régimen bolchevique.
28 de julio de 1942
André Sabatier al conde de Chambrun
Acabo de recibir una carta del marido de la autora de David Golder, de la que me permito adjuntarle copia. Dicha carta contiene precisiones que me parecen interesantes. Esperemos que le permitan a usted obtener una resolución feliz. Le agradezco por anticipado todo lo que pueda hacer por nuestra amiga.
28 de julio de 1942
André Sabatier a la señora de Paul Morand
Ayer escribí a Michel Epstein en los términos que convinimos, pensando que era preferible actuar así en lugar de enviar un telegrama. Esta mañana he encontrado la copia en el correo. Evidentemente, contiene precisiones interesantes.
28 de julio de 1942
Michel Epstein a André Sabatier
Espero que haya recibido mi carta de ayer y que la dirigida al embajador haya llegado a su destino, sea a través del propio Chambrun u otra persona, sea directamente.
Respuesta a su nota de ayer: creo que, en David Golder, el capítulo en el que David negocia con los bolcheviques la cesión de unos pozos de petróleo no debe de ser muy cariñoso con ellos, pero no tengo el libro aquí. ¿Sería tan amable de comprobarlo? Les Echelles du Levant, cuyo manuscrito obra en su poder y que aparecieron en Gringoire, son más bien feroces con el héroe, un matasanos originario del Mediterráneo Oriental, pero no recuerdo si mi mujer especifica que se trataba de un judío. Creo que sí.
En el capítulo XXV de La vida de Chejov, encuentro la frase siguiente: «La sala nº 6 ha contribuido mucho a la celebridad de Chejov en Rusia; debido a ella, la URSS lo reivindica como suyo y afirma que, de seguir vivo, pertenecería al partido marxista. La gloria póstuma de un escritor tiene esas sorpresas…» Desgraciadamente, no he encontrado nada más, y eso es poco.
¿No hay realmente ningún modo de averiguar, a través de las autoridades francesas, si mi mujer continúa o no en el campo de Pithiviers? Hace diez días telegrafié, con la respuesta pagada, al comandante de dicho campo, y sigo sin respuesta. ¿Es posible que esté prohibido saber simplemente dónde se encuentra? Si se me hizo saber que mi hermano Paul está en Drancy, ¿por qué no puedo saber dónde está mi mujer? En fin…
29 de julio de 1942
André Sabatier a la señora de Paul Morand
Le adjunto la carta de la que le hablé por teléfono. Creo que está usted en mejores condiciones que nadie para juzgar si conviene darle el destino que desea su autor. Respecto al fondo, no puedo pronunciarme; pero, en cuanto a los detalles, me parece que ciertas frases no son muy afortunadas.
29 de julio de 1942
Mavlik 13 a Michel Epstein
Querido Michel. Espero que hayas recibido mis cartas, aunque tengo miedo de que se hayan perdido, porque he escrito a Julie, y la tía había entendido mal su nombre por teléfono. Mi querido Michel, te suplico una vez más que te mantengas firme por Irène, por las niñas y por los demás. No tenemos derecho a perder el ánimo, puesto que somos creyentes. Yo me volví loca de desesperación, pero conseguí superarlo, y ahora me paso todo el día buscando noticias y viendo a personas en la misma situación. Germaine 14 volvió anteayer; debe partir hacia Pithiviers en cuanto tenga todo lo necesario. Como parece que Sam está en Beaune-la-Rolande, cerca de Pithiviers, quiere intentar a toda costa llevarles noticias a Iréne y a él Hasta ahora sólo hemos tenido noticias de Ania, que está en Drancy y pide ropa interior y libros. Se han recibido varias cartas de Drancy en las que la gente dice que están bien tratados y alimentados. Querido Michel, te lo suplico: ánimo. El dinero se ha retrasado por culpa del malentendido sobre el nombre. Mañana volveré a ver a Joséphine 15. Germaine ha visto al señor que tiene a su criada en Pithiviers. También tengo que ver a Germaine antes de que se marche. Recibió una carta de Sam, pero también desde Drancy. Te escribiré el día que se marche, pero me gustaría que me enviaras unas líneas, cariño. En cuanto a mí, me mantengo en pie, aunque no sé cómo, y espero, como siempre. Os envío besos y mi infinito cariño a t¡ y a las niñas.
3 de agosto de 1942
La señora Rousseau (Cruz Roja francesa) a Michel Epstein
El doctor Bazy 16 ha salido esta mañana en dirección a la zona libre, donde pasará varios días; se ocupará in situ del caso de la señora Epstein y hará todo lo posible para conseguir una intervención en su favor. Como no disponía de tiempo para responderle antes de marcharse, me ha encomendado que le comunicara que recibió su carta y que hará cuanto esté en su mano por auxiliarlo.
6 de agosto de 1942
Michel Epstein a la señora Rousseau
Me alegra enormemente saber que el doctor Bazy está haciendo gestiones en favor de mi mujer. Me preguntaba si no sería oportuno coordinarlas con las que ya han realizado:
1) El editor de mi mujer, señor Albin Michel (la persona que se ocupa más directamente es el señor André Sabatier, uno de los directores de la editorial).
2) La señora de Paul Morand.
3) Henri de Régnier.
4) El conde de Chambrun.
El señor Sabatier, a quien envío una copia de esta carta, podrá darle toda la información que pudiera necesitar (tel. Dan 87.54). Me resulta terriblemente doloroso no saber dónde se encuentra mi mujer (el jueves 17 de julio estaba en el campo de Pithiviers, Loiret; desde entonces no he recibido la menor noticia de ella). Me gustaría que ella supiera que hasta la fecha nuestras hijas y yo no nos hemos visto afectados por las recientes medidas y que estamos bien de salud. ¿Podría hacerle llegar ese mensaje la Cruz Roja? ¿Se le pueden enviar paquetes?