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19 de septiembre de 1942

Michel Epstein a André Sabatier

Nuestras cartas se han cruzado. Le agradezco que me haya dado noticias, por desalentadoras que sean. Intente averiguar, se lo ruego, si sería posible que mi mujer y yo intercambiemos nuestros respectivos puestos; yo quizá podría ser de más utilidad en el suyo y ella estaría mucho mejor aquí. Si es imposible, ¿no podrían llevarme a su lado? Juntos estaríamos mejor. Evidentemente, tendría que hablar de todo esto con usted en persona.

23 de septiembre de 1942

André Sabatier a Michel Epstein

El 14 de julio me dije que si era necesario hacer un viaje a Issy, lo haría sin vacilar. Sin embargo, no creo que, ni siquiera ahora, dicho viaje nos condujera a una decisión concreta y válida. Le diré por qué.

Actualmente, es imposible un intercambio de puestos. Sólo conduciría a que hubiera un internado más, si bien la razón que invoca usted a ese respecto esté evidentemente bien fundada. Cuando sepamos con exactitud dónde está Iréne, es decir, cuando todo esté «organizado», entonces y sólo entonces, será útil plantearse esa cuestión.

¿Juntos, en el mismo campo? Otra imposibilidad, teniendo en cuenta que la separación entre hombres y mujeres es rigurosa y absoluta.

La Cruz Roja me ha pedido una precisión que no he podido darles y que, a mi vez, le he solicitado a usted esta mañana por telegrama. La transmitiré en cuanto la tenga. Esperemos estar en camino de obtener noticias.

29 de septiembre de 1942

Michel Epstein a André Sabatier

Le había prometido abrumarlo con peticiones y cumplo mi promesa. Se trata de lo siguiente. Necesito renovar mi documento de identidad de extranjero, válido hasta el próximo noviembre. Eso depende del prefecto de Saône-et-Loire, en Mâçon, al que debo dirigir una solicitud de renovación en los próximos días. No quisiera que esa renovación nos causara nuevos problemas. Por ello, le pido que intervenga ante el prefecto de Mâçon. Estoy perfectamente en regla desde todos los puntos de vista, pero las circunstancias, poco propicias a las personas en mi situación, me hacen temer toda clase de complicaciones burocráticas, etc. ¿Puedo contar con usted? No daré ningún paso hasta recibir su respuesta, pero es urgente.

5 de octubre de 1942

André Sabatier a Michel Epstein

Acabo de recibir su carta de¡ 29. La he leído y la he dado a leer. No tengo ninguna duda; mi respuesta es clara: no haga nada, cualquier paso que dé me parece extremadamente peligroso. Espero la visita del canónigo Dimnet y estaré encantado de hablar con él.

12 de octubre de 1942

André Sabatier a Michel Epstein

Esta mañana he recibido su carta del 8, así tomo la copia de la que envió a Don. Le escribo para decirle esto:

Nuestra amiga estaba en perfecta regla, y convendrá conmigo en que eso no impidió nada.

En lo que concierne a las niñas, dado que son francesas, y para emplear su propia expresión, no tengo la impresión de que un cambio de clima sea indispensable, pero no es más que una impresión. Creo que, sobre ese punto, la Cruz Roja podría informarle con más precisión y más seguridad.

***

19 de octubre de 1942

Michel Epstein a André Sabatier (prisión de Creusot)

[carta escrita a lápiz]

Sigo en Creusot, bastante bien tratado y con buena salud. Ignoro cuándo emprenderemos nuestro viaje y adónde iremos. Cuento con su amistad para los míos. Les será necesaria. Estoy seguro de que se ocupará de ellos. Aparte de eso, no tengo nada más que contarle, salvo que conservo los ánimos y le estrecho la mano.

1 de octubre de 1944

Julie Dumot a Robert Esménard

Quiero agradecerle la continuación de las mensualidades. Veo que ha comprendido usted mis preocupaciones. Hace seis meses, tuve que ocultarlas de nuevo en lugares diferentes. Ahora es pero que la pesadilla haya acabado. He ido a buscar a las niñas para meterlas en un internado. La mayor está en tercero y Babet en primero, felices de verse al fin libres. Ahora, Denise estará más tranquila para trabajar en sus estudios, pues también de ellos depende su porvenir.

10 de octubre de 1944

Julie Dumot a André Sabatier

He recibido los 15.000 francos. Desde finales de febrero he estado muy inquieta por mis pequeñas. Tuve que volver a esconderlas. Sin duda, eso explica que la hermana Saint-Gabriel no le haya contestado. No han podido ir a clase durante siete meses. Ahora confío en que estaremos más tranquilas y podrán estudiar. He vuelto a meterlas en el internado. Denise ha reanudado tercero y Babet primero. Están muy contentas de haberse reunido de nuevo con sus compañeras y con las hermanas, que me han ayudado mucho en los momentos difíciles. Espero que ahora ya no venga nada más a torturarnos, mientras aguardamos el regreso de nuestros exiliados. En estos momentos, ¿pueden ya ponerse a la venta todos los autores o todavía no es libre la venta?

30 de octubre de 1944

Robert Esménard a Julie Dumot

Le agradezco su carta del 1 de octubre. Veo que ha tenido usted que volver a vivir días muy crueles y angustiosos. Pero ahora puede estar tranquila sobre la suerte de las niñas, que podrán continuar sus estudios en paz. Esperemos que esta espantosa pesadilla acabe pronto y que en un futuro muy próximo reciba usted noticias de sus padres. Es, como usted sabe, uno de mis más fervientes deseos…

9 de noviembre de 1944

André Sabatier a Julie Dumot

Me he enterado, no sin un estremecimiento, de que recientemente ha vuelto usted a tener motivos de temor por sus pequeñas. No puedo sino alegrarme al saber que ahora están a cubierto de toda medida del género al que hace alusión. No cabe más que esperar el regreso no muy lejano de quienes fueron apartados de su lado.

Efectivamente, el señor Esménard ha dado las instrucciones oportunas para que se vendan los ejemplares que restan de los libros de la señora Némirovsky. Por mi parte, me he planteado la cuestión de si convenía publicar en estos momentos los dos manuscritos que poseo de ella, su novela Les biens de ce monde y su biografía de Chejov. Tanto el señor Esménard como yo consideramos preferible aplazar dicha publicación, pues quizá fuera peligroso atraer la atención en un momento en que su situación no la pone a cubierto de las siempre temibles medidas de represalia.

27 de diciembre de 1944

Robert Esménard a Julie Dumot

Que 1945 nos traiga al fin la paz y les devuelva a sus queridos ausentes.

***

1945

Albin Michel a Julie Dumot

9.000 francos (junio julio-agosto de 1945)

8 de enero de 1945

Respuesta de Robert Esménard a R. Adler

La carta del 13 de octubre a nombre de la señora Némirovsky nos ha llegado, pero desgraciadamente no hemos podido trasladarla a su destinataria. En efecto, la señora Némirovsky fue detenida el 13 de julio de 1942 en Issy, donde vivía desde 1940, trasladada al campo de concentración de Pithiviers y deportada ese mismo mes. Meses después, su marido fue igualmente detenido y deportado. Todas las gestiones emprendidas en su favor han sido vanas, y hasta la fecha nadie ha recibido noticias de ellos. Afortunadamente, las dos pequeñas han podido salvarse, gracias a los desvelos de una amiga con la que vivían en provincias. Crea que nos sentimos profundamente apesadumbrados al tener que transmitirle estas noticias.

16 de enero de 1945

Respuesta de Albin Michel a A. Shal

Le agradezco la carta que el 6 de noviembre tuvo la amabilidad de dirigir a la señora Némirovsky. Por desgracia, no nos será posible remitir dicha carta a la interesada, porque nuestra autora y amiga nos fue arrebatada en 1942 y deportada a algún campo de Polonia. Desde entonces, pese a las muchas gestiones realizadas, no hemos podido obtener ninguna noticia sobre su situación. Unos meses después, su marido corrió la misma suerte. En cuanto a las niñas, afortunadamente confiadas a tiempo a unos amigos de la familia, se encuentran bien. Lamento profundamente tener que comunicarle tan tristes noticias. Esperemos, no obstante…

***

5 de abril de 1945

Marc Aldanov (Found for the Relief of Men of Letters and Scientists of Russia), Nueva York, a Robert Esménard

Por la señora Raissa Adler, acabamos de enterarnos de la trágica noticia relativa a Iréne Némirovsky. La señora Adler nos ha comunicado igualmente que sus dos hijas se han salvado gracias a una antigua enfermera de su abuelo. Esta persona, la señorita Dumot, es, según nos dicen, digna de toda confianza, pero desgraciadamente carece de recursos y, en consecuencia, no puede costear la educación de las pequeñas.

Los amigos y admiradores de la señora Némirovsky que viven en Nueva York se han reunido para considerar qué podría hacerse por las niñas. Pero no son ni muy numerosos ni muy ricos. En cuanto a nuestro comité, está formado en la actualidad por cien escritores y sabios. No hemos podido hacer gran cosa. Por ello, nos dirigimos a usted, apreciado señor, para preguntarle si la señora Némirovsky no dispone de un crédito ante sus editores franceses correspondiente a sus derechos de autor y si, en caso afirmativo, no les sería posible a usted y sus colegas poner una parte de sus honorarios a disposición de esas dos niñas. Nosotros le enviaríamos su dirección.