La patria no me preguntaron,
la cara no me la sabían.
Me señalaron con la mano
lecho tendido, mesa tendida,
y la fiebre me conocieron
en la cabeza de ceniza.
La palma entra por las ventanas,
el pinar viene de las colinas,
el mar llega de todas partes,
regalándole Epifanía.
La tierra es fuerte como Ulises,
el mar es fiel como Nausica.
Me miran blando las que miran;
blando hablan, recto caminan.
No pesa el techo a mis espaldas,
no cae el muro a las rodillas.
El umbral fresco como el agua
y cada sala como madrina;
la hora quieta, el muro fiel,
la loza blanca, la cama pía.
Y en silla dulce descansando
las Noemíes y las Marías.
De Cataluña es la aceituna
y el frenesí del malvasía;
de Mallorca son las naranjas;
de las Provenzas, el habla fina.
Unas manos que no se ven
traen el pan de gruesa miga
y esto pasa donde se acaba
Francia y es Francia todavía…
Los días son fieles y francos
y más prieta la noche fija.
Por los patios corre, en espejos
y en regatos, la mocería.
El silencio después se raya
de unos ángeles sin mejillas,
y en el lecho la medianoche,
como un guijarro, mi cuerpo afila.
Hacía años que no paraba,
y hacía más que no dormía.
Casas en valles y en mesetas
no se llamaron casas mías.
El sueño era como las fábulas,
la posada como el Escita;
mi sosiego la presa de agua
y mis
Pulpa de sombra de la casa
tome mi máscara en carne viva.
La pasión mía me recuerden,
la espalda mía me la sigan.
Pene en los largos corredores
un caminar de cierva herida,
y la oración, que es la Verónica,
tenga mi faz cuando la digan.
¡Volteo el ámbito que dejo,
miento el techo que me tenía,
marco escalera, beso puerta
y doy la cara a mi agonía!
RECADO A VICTORIA OCAMPO EN LA ARGENTINA
Victoria, la costa a que me trajiste,
tiene dulces los pastos y salobre el viento,
el mar Atlántico como crin de potros
y los ganados como el mar Atlántico.
Y tu casa, Victoria, tiene alhucemas,
y verídicos tiene hierro y maderas,
conversación, lealtad y muros.
Albañil, plomero, vidriero,
midieron sin compases, midieron mirándote,
midieron, midieron…
Y la casa, que es tu vaina,
medio es tu madre, medio tu hija…
Industria te hicieron de paz y sueño;
puertas dieron para tu antojo;
umbral tendieron a tus pies…
Yo no sé si es mejor fruta que pan
y es el vino mejor que la leche en tu mesa.
Tú decidiste ser "la terrestre",
y te sirve la Tierra de la mano a la mano,
con espiga y horno, cepa y lagar.
La casa y el jardín cruzan los niños;
ellos parten tus ojos yendo y viniendo;
sus siete nombres llenan tu boca,
los siete donaires sueltan tu risa
y te enredas con ellos en hierbas locas
o te caes con ellos pasando médanos.
Gracias por el sueño que me dio tu casa,
que fue de vellón de lana merino;
por cada copo de tu árbol de ceibo,
por la mañana en que oí las torcazas;
por tu ocurrencia de "fuente de pájaros" [32],
por tanto verde en mis ojos heridos,
y bocanada de sal en mi aliento:
por tu paciencia para poetas
de los cuarenta puntos cardinales…
Te quiero porque eres vasca
y eres terca y apuntas lejos,
a lo que viene y aún no llega;
y porque te pareces a bultos naturales:
a maíz que rebosa la América
– rebosa mano, rebosa boca-,
y a la Pampa que es de su viento
y al alma hija del Dios tremendo…
Te digo adiós y aquí te dejo,
como te hallé, sentada en dunas.
Te encargo tierras de la América,
¡a ti tan ceiba y tan flamenco,
y tan andina y tan fluvial
y tan cascada cegadora
y tan relámpago de la Pampa!
Guarda libre a tu Argentina
el viento, el cielo y las trojes;
libre la Cartilla, libre el rezo,
libre el canto, libre el llanto,
el pericón y la milonga,
libre el lazo y el galope
¡y el dolor y la dicha libres!
Por la Ley vieja de la Tierra;
por lo que es, por lo que ha sido,
por tu sangre y por la mía,
¡por Martín Fierro y el gran Cuyano [33]
y por Nuestro Señor Jesucristo!
Biografia
Seudónimo de Lucila Godoy Alcayaga (1889-1957), poetisa, diplomática y además una destacada educadora, que manifestó una temprana vocación por el magisterio y llegó a ser directora de varios liceos fiscales a lo largo del país. Su fama como poetisa comenzó en 1914, luego de haber sido premiada en unos Juegos Florales por sus Sonetos de la Muerte. A este concurso se presentó con el seudónimo que la acompañaría toda su vida.
Viajó por el mundo cooperando con la educación, estudiando las escuelas y métodos educativos de diversos países. Profesora invitada de las universidades de Barnard, Middlebury y Puerto Rico. A partir de 1933 y durante veinte años, desempeñó el cargo de cónsul de Chile en ciudades como Madrid, Lisboa y Los Angeles, entre otras. Su poesía llena de calidez, emoción y marcado misticismo, ha sido traducida al inglés, francés, italiano, alemán y sueco.
Sus diversos poemas escritos para los niños se recitan y cantan en diversos países del mundo. En 1945 se convirtió en la primera, entre escritoras y escritores latinoamericanos, en recibir el Premio Nobel de Literatura. Posteriormente, en 1951, se le concedió el Premio Nacional de Literatura. Entre sus obras más famosas se cuentan Desolación (1922), Ternura (1924), Tala (1938) y Lagar (1954).
[1] Salomón.
[2] Cuantos trabajan con la expresión rimada, más aún con la cabalmente rimada, saben que la rima, que escasea al poco andar se viene sobre nosotros en una lluvia cerrada, entrometiéndose dentro del verso mismo, de tal manera que, en los poemas largos, ella se vuelve lo natural y no lo perseguido… En este momento, rechazar una rima interna llega a parecer… rebeldía artificiosa. Ahí he dejado varias de esas rimas internas y espontáneas. Rabie con ellas el de oído retórico, que el niño o Juan Pueblo, criaturas poéticas cabales, aceptan con gusto la infracción.