Le había traído la carta aquella mañana temprano un criado de La Condesa. En realidad, iba dirigida a La Condesa pero para entregar a Sissy, y llevaba la siguiente nota en el sobre: «Pásala por favor… o te juegas el culo.» El sello de correos llevaba la palabra Dakota como podría llevar una corbata la reina de la tinta.
Queridísima Sissy:
Bueno, ha pasado mucho tiempo, eh. No es que no lo haya tenido para escribir pues hemos estado con nieve todo el bendito invierno como siempre, y sin mucho que hacer. Pero aunque pensé en ti mil millones de veces, no podía unir las cosas para hacer una carta. Hoy, sin embargo, han vuelto las primeras grullas (van camino del norte a empollar sus polluelos) y verlas ahí fuera en el lago otra vez fue tal fogonazo y me hizo añorarte tanto, que tuve que coger pluma y papel, como suele decirse,
Pero bueno, veamos, ¿qué noticias hay? Verás, le cambiamos el Cadillac a Billy West por cuarenta cabras. Delores dice que nos robó, pero, ¿de qué otro modo íbamos a conseguir un rebaño de cabras? Te diré. No teníamos apenas dinero y son animales selectos, traídos de Minnesota; pero en fin, no tiene sentido extenderse en esto.
Lo cierto es que sacamos nuestras cabras a pastar y hemos estado ocupadas arreglando el huerto y reparando cosas. El rancho quedó bastante maltrecho con la ocupación, aunque supongo que tú ya te diste cuenta. Siento no haberte podido prestar más atención entonces, pero estaba sometida a una tremenda presión. Simplemente me alegro de que salieras bien del lío, y espero que La Condesa, como él se hace llamar, no te haya fastidiado por todo este asunto.
Conseguimos muchas vaqueras nuevas, casi el doble de las que había. Son de todas partes. Algunas tuvieron actividades políticas radicales, otras trabajaban en el movimiento pacifista y otras andaban muy enredadas con drogas. Tenemos incluso una hija de Jesús que cita los evangelios, se llama Mary. Linda es hija de un profesor de Berkeley, California… Ella y Kym hacen muy buenas migas. Luego está Jody, que es una chica de rancho simple y normal, del estado de Nebraska. Pero ahora son todas vaqueras. Perdimos a la cliente que se unió a nosotras, se sintió tan angustiada hacia febrero que alquiló un helicóptero para que viniesen a sacarla de aquí. En realidad, sólo decía tonterías. Luego Gloria se las arregló para quedar enganchada en Mottburg. Me fastidió ver irse a Gloria, fue una de las primeras esteticiens y me ayudó a conseguir vaqueras para el Rosa de Goma al principio. Pero Delores insistió en que Gloria no podía dar a luz en el rancho y, por supuesto, no hay ningún sitio en los Dakota en el que una mujer pueda abortar. Así que tuvo que irse. Esto fue raro, también, porque Delores y Gloria eran íntimas amigas. Delores y Debbie discutieron muchísimo por esto. Delores decía que si las mujeres quieren tener alguna posibilidad de salir de entre los pulgares de los hombres… ¡Oh, perdón Sissy, lo diré de otro modo! Delores decía que si las mujeres quieren salir alguna vez de la esclavitud a que les someten los hombres, tienen que controlar y eludir sus papeles biológicos, tienen que liberarse de la maternidad. Es la maternidad, tanto ella como su amenaza, lo que nos hace (un momento, tengo que buscar esa palabra en el diccionario de Kym) vulnerables (según Delores). Ella es partidaria de niños en tubos de ensayo, hechos en laboratorios y atendidos por enfermeras profesionales. Bueno, Debbie dice que eso son tonterías, que la reproducción sexual es la diferencia básica y primaria entre hombres y mujeres y que no hay que olvidarlo. Dice que la capacidad de traer vida al mundo sitúa a la mujer más cerca del Misterio Divino del Universo que a los machos, y que los sentimientos maternales son los que le proporcionan sus cualidades protectoras y pacíficas, siendo así origen de lo mejor que hay en ellas… y de lo mejor que hay en la especie humana. Dice que de la maternidad nace la fuerza de la mujer. Sólo quedan, frente a la tecnología y la destrucción de la naturaleza las mujeres según Debb. Si queremos que el mundo vuelva algún día a un marco natural, que adopte de nuevo los ritmos naturales, si queremos nutrir la tierra y protegerla y disfrutar en ella y aprender de ella (que es lo que hacen las madres con sus hijos) tenemos sin duda que situar la tecnología (sistema masculino y agresivo) en su lugar correspondiente, que es el de herramienta a utilizar de modo parco, alegre y suave, y sólo cooperando al máximo con la naturaleza. Debe ser la naturaleza quien gobierne a la tecnología y no al revés. Sólo así puede terminar toda opresión. Nada es más vital para la especie humana que la reproducción de la vida. Ésa es la carta básica de la mujer. Pero si permitirnos que se creen niños en vientres de plástico, o por cualquier otro medio distinto al natural, dejaremos que caiga en manos de los hombres el sagrado proceso de la vida. El poder definitivo y supremo de la tierra estará en manos de tecnócratas sin juicio, de racionalidad demente y lógica absurda. Ya poseen la muerte, la utilizan para reprimir la vida. Si las mujeres les dejamos, pueden también poseer la vida.
¿Qué piensas tú de todo esto? Yo, creo que esta vez tengo que ponerme de parte de Debbie. Sin embargo, puede que no sea objetiva, porque es imposible que quede embarazada. Ésta es la consecuencia de haberme herido durante mi infancia una bala de plata.
¡Oh, Sissy, ahora recuerdo tus dulces manos en mi cicatriz!
Dentro de unos minutos, volveré al escenario de nuestro amor. El otoño pasado, Debbie y yo dejamos montañas de arroz moreno para las grullas, y se quedaron más tiempo que nunca en la charca. Esta vez probaremos con ellas una dieta distinta a ver si se quedan más tiempo.
Por cierto, quizás te interese saber que el Chinck sobrevivió el invierno en excelente forma. Vuelvo a visitarle una vez por semana. Ahora ya conoces mi pequeño secreto, eh. Sabes, me ha dicho que tú no te sentaste precisamente a sus pies a escuchar historias de la Biblia. Ja ja. Es una cosa seria, eh. ¡El muy cabrón!
Veamos: Delores aún no ha tenido su Tercera Visión. El peyote está poniéndola verde alrededor de las mandíbulas. Billy West va a intentar conseguirnos un estéreo porque esta emisora de mierda no toca más que polcas. La frente de Heather curó muy bien. Big Red organizó una revuelta contra la cocina de Debbie, así que ahora nos turnamos en el carro de provisiones. A Kym quizás le publiquen un poema en Rolling Stone. Elaine tiene una infección de vesícula. Creo que eso es todo por ahora.
Eres una persona tan especial, Sissy. No puedo explicarte lo mucho que significas para mí. Espero que seas feliz. Oh, sé que lo eres. Estás tan arriba que no podrías ser desgraciada. Eres un ejemplo para todas nosotras.
Yo también soy muy feliz. Cuando galopo por la pradera bajo el sol primaveral, veo mi sombra sobre la hierba y te juro que la sombra se extiende muy lejos de este lugar. De esta pradera. De este mundo. Es como si mi vida resplandeciese en todas direcciones, a través de todo el espacio y el tiempo. Tú precisamente eres quien mejor puede comprenderlo.
Te amo,
Bonanza Jellybean
Como regalo ni esperado ni merecido, hizo la carta que se iniciase en Sissy una nueva vida. El doctor Robbins que la observaba, percibió el desasosiego. Sabía que resultaría fuese lo que fuese, difícil de nombrar y de rastrear… siempre lo resulta. Y reconocía que ningún médico, ni siquiera en nombre de la salud, tenía derecho a plantar sus zapatos en los brotes de un alma.
Sirvió vino. Aspiró el aroma del jardín. (Aunque no muy intensamente, pues la Calle 86 Este estaba sólo a un muro de distancia.) Contempló a Sissy. La luz del sol exaltaba su pelo rubio, su tez frutal, sus fruncidos labios. La luz del sol hacía algo incluso por aquellas infladas zancas de pavo de goma que eran sus pulgares… aunque el doctor Robbíns no estaba seguro de qué.