5 octubre
Conflicto laboral en la editorial. Me quedo sin trabajo. Mendigar traducción por aquí, colocar articulito por allá. Comienza la lenta agonía.
Aumentan mis visiones catastrófico-culturales: Eugeni d'Ors ganador del premio Sant Jordi 1975 de novela / El Premi Moreneta Maca de virolais en prosa, que se concede anualmente en lo alto del Cavall Bernat, ganado por don Laurayanu López Rodó y el astro José Mojica al alimón / El personal subalterno de Banca Catalana inicia su triunfal gira por el Japón cantando caramellas con textos de Jordi Pujol / Encerrona de monjes montserratinos en el Jazz Colón / Baltasar Porcel devorado por los cocodrilos de Fu-Man-chú / Don Fernando Lázaro Carreter presenta a la Real Academia de la Lengua el vocablo de nuevo cuño goxdivín, y estrena su nueva obra teatral La poltrona no es para ti, Paco.
Copas en la terraza de Tuset Street bullicioso y nocturno con Betina, rubia y nórdica, que me riñe por beber tanto y drogarme con optas. Ella ingiere una negruzca píldora de potentes efectos antieróticos, dice. Tiene un tigre en el culo, esta chica, pero lo mantiene a raya. Aparecen en el Pub Joan de Sagarra y Enric Barbat, luego Nuria y Pere Garcés, luego Portabella. En la mesa vecina, César Malet y Enric Sió deslizan piropos al oído crapuloso de una gordita adolescente y risueña. César cada día más parecido a los Hermanos Marx (los tres juntos).
Nuria Serrahima comenta el regreso de Castellet (no de Cadaqués ni de Sitges, sino de un Congreso de Fabricantes de Corbatas celebrado en Frankfurt) y su conversación telefónica con Pere Gimferrer desde el despacho de Carlos Barral en la Casa Oscura. Según Azúa, que estaba allí, Edicions 62 y alguien de Seix Barral estarían en tratos con C. C., convertida en agente literario del ya famoso novel.
Barbat afirma que hay un malentendido, y por un momento temo que el bonito pastel que se ha cocido en la entrepierna de C. C. se vaya por los suelos… Pero no. Barbat se refiere a que ese Castellet regresado de Frankfurt no es José María, sino un hermano suyo fabricante de corbatas estampadas con pinturas de Miró y versos de Ausias March; ocurre que, aunque vendan distintos productos, el uno corbatas y el otro libros -comenta Sagarra con una sonrisa taimada, tocándose levemente el ala flexible del sombrero bogartiano-, los dos lo hacen basándose en idénticas teorías culturales, idéntica voz e idéntica cara: se parecen mucho, son gemelos o casi. En cualquier caso, el verdadero Castellet aún no ha leído el capítulo.
¿Azúa conoce ese texto?, pregunta César, ¿qué le parece?, y Nuria: que supera a Benet, es duro reconocerlo, dicen que dijo Félix, pero así es. «¿Quién te ha dicho eso, maca?», tercia Sagarra, y ella: «Pregúntale a Pere Fages, que ahí viene.»
Pere Garcés bosteza. Sagarra afirma que el original del célebre capítulo está ahora en poder de María Aurelia Capmany, que ha declarado: Revela un talent literari de primera magnitut…
Llega en efecto Pere Fages, resopla, la colilla colgada en las comisuras de su boca, le hace una seña a Portabella, éste se levanta y los dos conspiran aparte en voz baja. De pronto, estupefacto, indignado, Fages deja caer la colilla y se queda con la boca abierta. Luego nos enteramos: al gordo Fages, la grúa se le ha llevado el tanque aparcado frente al Bagatela.
6 octubre ;
Llegan rumores pisándose los talones. Teresa Gimpera vuela hacia Hollywood para rodar una película con Hitchcock. C. C. y su protegido viven juntos desde ayer con el teléfono descolgado porque él trabaja intensamente en la novela. Walt Disney nació en un pueblecito de Murcia. Otro rumor: editorial Planeta le está pasando al novísimo mensualidades de cincuenta mil pesetas, pero se ignora qué trato habrán hecho C. C. y el sagaz editor Lara.
Sigo sin trabajo y en plena crisis de identidad nacional.
Me llama Xavier Miserachs pidiéndome la dirección del tipo. Gaceta Ilustrada acaba de encargarle un reportaje gráfico sobre los usos y costumbres de los militantes de la gauche divine. «Creo que el genio no pertenece a la banda», le digo. «No importa», me responde, «la revista Serra d'Or y el Omnium Cultural dicen que sí pertenece».
Compro Serra d'Or, pero no encuentro la noticia.
Me llama Betina con voz soñolienta: «¿Has leído el Tele/eXpres de hoy?»
Aumenta insensatamente mi ración diaria de optalidones y café.
7 octubre
En la cama con B. y el Tele/eXpres desplegado sobre su hermosa ensilladura de nácar frío. Leo en las páginas literarias un breve reportaje bajo el titular: ¿UN NUEVO JOYCE EN EL GUINARDÓ?
Y más abajo: REVELACIÓN LITERARIA BILINGÜE.
Y aún más abajo, en caracteres pequeños: «El crítico José M.a Castellet confía en poder incluirle en su próxima antología NUEVE NOVELES EN NOVELA NUEVA, de inminente publicación.» Según el vespertino, el prestigioso crítico habría afirmado, en un artículo aparecido en el último número de la revista Plural dedicado a la narrativa española contemporánea, que este texto asombroso venía a confirmar sus teorías sobre la nueva creación literaria expuestas en su libro La hora y cuarto del estructuralista, en curso de preparación.
El artículo periodístico va firmado diabólicamente: P. C. Pero no es otro que Pere Costa, goxdivín periférico y coñón, dudosamente afiliado.
B. encabrita las nalgas y yo aparto el periódico y reclino la mejilla soñadora en el duro nácar del trasero.
En la página contigua leo: «Envueltos en pieles carísimas, los Burton abandonan París rumbo a New York.» ¡Carajo, esto es un titular!
– No te duermas -dice B.
El culo de esta chica es un tigre que me devora, pero ese tigre soy yo. (¿Quién escribió eso?)
8 octubre
También Joan de Sagarra se ocupa del caso en su sección del Tele/eXpres, recogiendo un extraño cruce de llamadas telefónicas:
M.a Aurelia Capmany: «¿Un Proust xarnego? ¡Ja ja ja!»
Terenci Moix: «Tengo una foto divina en la que aparece detrás de mí por sorpresa, en Egipto.»
Leopoldo Pomés: «Le conozco, trabajó conmigo de modelo publicitario, hizo una campaña de camisetas y calzoncillos.»
Don José Manuel Lara: «Lo quise fichar er mimo día quer Barza fichó al pasmao del Martí Filocía, porque zoy partidario de la juventú.»
Omnium Culturaclass="underline" «Es el único miembro de la gauche divine que no tiene coche sport ni fuera-borda.»
Baltasar Porceclass="underline" «Sí, sí, pero mi novela Cigrons sota el drerer florit se vende mucho más que El día que va morir Marilyn, y además el Rey lo sabe.»
Ricardo Bofilclass="underline" (sonriendo desde la tele) «¿Me conoce?»
Oriol Regás: «Firma como Roberto C. Amores, y dice que esta C se la pone para compensar la C que, por causa de un descuido inexplicable, le falta a nuestro Bocaccio.»
Gabriel Ferrater: «Lo más notable que ha producido la literatura catalana, por supuesto después de la poesía de mosén Cinto y del trasero de Montserrat Roig.»
Montserrat Roig: «Cultura, para mí, es todo aquello que suscita una relación imaginativa con mis semejantes y conmigo misma. En este sentido, el culo de Tarzán o el de Marsé, por ejemplo, pueden ser cultura; pero no lo es el de Fernando Sánchez-Dragó, ese autor moreno y sonriente del siglo XII que escribía en calzoncillos.»
Francisco Umbraclass="underline" «Imita mi prosa/sonajero/bisutera, pero con ese sonso tintineo artrítico de los novelistas/garbanceros que todavía cuentan/narran historias. El futuro está en la novela/sonajero.»
Salvador Pániker: «Mi supuesta actividad intelectual se centra en estar atento a lo que hoy se lleva o ya no se lleva. Pues bien, la prosa/sonajero se lleva.»
Juan Goytisolo: «Al igual que a mí, a este chico la crítica no le entiende, la televisión española le ningunea, la policía posfranquista le persigue por toda Europa, los políticos le ignoran, sus amigos no le quieren y, encima, sus libros se leen al revés por culpa de Luis Suñén. Ganará el Premio Europalia-86-bajopalio de la luz crepuscular (¡Maldita sea, reniego de esta prosa nacional-católica esclerotizada por el régimen franquista y alentada ahora desde el poder! ¡Abajo Artajo! ¡Me largo a Turquía!)»
Julián Marías: «En la tercera edición del segundo volumen de mi obra completa figura un ensayo que proféticamente titulé Ortega y yo somos así, señora (de rigurosa y absoluta vigencia) en el que ya hablaba de este español preclaro.»
9 octubre
Me llama José Agustín Goytisolo, furioso: «¿Cómo has permitido que esa lianta de C. C. le haya hecho firmar un contrato para Tusquets Editores?» «Yo no sé nada, yo no sé nada», susurro. «¡¿Pero no habíamos quedado que lo mejor era negociar con Edicions 62 y que yo haría la traducción?!» «No sé nada», repito, «y no me consta que haya firmado nada con Beatriz, son bulos». «¡¿Ah sí?!», ruge José Agustín, «¡¿y por qué crees tú que Beatriz y Toni lo han invitado a pasar el fin de semana en Cadaqués, por su cara bonita?!»
Bueno, le digo yo, no es una jeta despreciable, pero ciertamente está en Cadaqués por otras razones. Parece que en el cóctel que el sábado dio Federico Correa en su casa, Terenci propuso presentar el novísimo a Pía al día siguiente. Quedaron en ir en la lancha de Cor, bordeando el Cap de Creus, pero la lancha se llenó de personal (Beatriz, Isabel, Nuria, Guillermina, Ana y María Antonia) y la mañana se les fue tomando el sol empelotados y navegando hasta que el chico, aburrido de aquella cívica exhibición nudista cuya finalidad no entendía (pues él creía erróneamente que tenía una finalidad), decidió no esperar más y, desnudándose, se arrojó al mar desde la lancha fuera-borda. Llevaba slip, por supuesto, y lucía un moreno «de paleta» que arrancó aullidos de entusiasmo en Guillermina y en María Antonia. «Nadó hasta la costa», sigo contándole a José Agustín, «y parece que fue a visitar a Dalí por su cuenta, dejando a Pía para más adelante, eso dice. No es seguro que haya conseguido ver a ninguno de los dos, ésa es mi opinión, pero él afirma haber tomado el té con Gala sentados los dos sobre un piano amarillo, y bla bla bla…»