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– Gloria está a punto de llegar -dijo Walker mientras se acercaba a su hermana-. ¿Qué tal te encuentras?

Dani miró a sus tres hermanos, los tres hombres que habían estado a su lado cada vez que los había necesitado, y también cuando no los necesitaba, claro.

– Estoy bien, aunque me siento un poco extraña. Es como si me hubiera desconectado de mi vida de siempre.

Se sentaron todos en los sofás del enorme salón.

– Ayer conocí a Mark Canfield -les dijo.

– ¿Y? -preguntó Walker.

– No sé… Se mostró muy abierto a la posibilidad de que pudiera ser su hija. Admitió que había tenido una aventura con mamá y me dijo que nunca había sabido por qué mamá había decidido poner fin a su relación. Se mostró amable, cariñoso…

– ¿Pero? -la interrumpió Cal.

– No sé. No tengo la sensación de que haya una verdadera relación entre nosotros. Supongo que tenía la fantasía de que nos abrazaríamos e inmediatamente sentiríamos el vínculo que nos unía. Pero la verdad es que todavía estoy intentando hacerme a la idea -bebió un sorbo de café que Cal acababa de servirle-. Y por si fueran pocas las emociones, está también su hijo Alex, el mayor. Alex parece considerarse el protector de la familia y me ve como una amenaza tanto para su familia como para la carrera política de su padre.

– ¿Quieres que Walker se haga cargo de él? -preguntó Reid alegremente-. Porque seguro que está dispuesto a hacerlo.

– No creo que haga falta llegar tan lejos -respondió Dani.

Era cierto que Alex había conseguido enfadarle, pero también que le gustaba. Respetaba su lealtad hacia su familia, aunque a ella le estuviera causando tantos problemas.

– Ayer por la noche estuve en su casa -continuó contando-. Conocí a toda la familia. Son ocho hijos, aunque una de ellas estaba en la universidad. Katherine, su mujer, es increíble. Una mujer guapísima y paciente. Casi todos sus hijos tienen algún problema, pero ella no le da ninguna importancia. Es como una santa. Creo que cuando sea mayor quiero ser como ella.

– Todo lo que cuentas suena estupendamente -dijo Cal-. ¿Dónde está entonces el problema?

– No lo sé. Me siento como si estuviera viviendo la vida de otra persona. Nada de esto tiene que ver conmigo. Quería saber quién era mi padre, pero no me esperaba nada igual. ¿Por qué no podía ser un fontanero o un comercial? ¿Por qué tiene que ser un senador?

Reid la miró con atención.

– No tienes por qué escoger entre ellos y nosotros, eso tiene que quedarte claro. Eres parte de la familia y no vamos a permitir que dejes de serlo.

Dani sonrió.

– Lo sé, para bien o para mal, siempre seréis mis hermanos mayores.

– Tienes la gran suerte de poder contar con nosotros -le recordó Cal.

– Por supuesto que sí, y el hecho de que me lo recordéis una y otra vez me sirve de gran ayuda -miró a Walker-. Pero me encantaría saber cuál es el lugar al que pertenezco.

– ¿Y por qué no puede ser éste?

– Porque hay algo más. Tu historia y la mía han dejado de ser la misma.

Era consciente de que Walker no estaba de acuerdo. De que ninguno de sus hermanos estaba de acuerdo. Y aunque apreciaba lo mucho que la querían, no estaba segura de que fueran capaces de comprender lo que era haber descubierto de pronto que no era una verdadera Buchanan. Que su padre era alguien a quien nunca había conocido.

– No se te ocurra pensar siquiera en renunciar a nosotros -musitó Reid.

– Por supuesto que no -le prometió Dani-. Pero de pronto tengo una nueva vida: un padre al que no conocía, hermanos nuevos y un trabajo que me encanta en el Bella Roma. ¿Y vosotros qué tal estáis?

Walker se aclaró la garganta.

– Yo me paso la vida contratando gente, haciéndome cargo de la empresa -miró a Dani-. Sé que esto era lo que querías hacer tú, pero también dijiste que habías cambiado de opinión

Era tan propio de Walker preocuparse por ella, pensó Dani feliz, sintiéndose querida y apoyada por sus hermanos

– Yo nunca quise hacerme cargo de la compañía -le corrigió-. Lo que quería era dirigir un restaurante. Y ahora estoy más cerca de conseguirlo. Por supuesto, no es el Buchanan's ni tampoco el Waterfront, pero es un buen restaurante. Me alegro de que te hayas hecho cargo del negocio y la verdad es que también me sorprende un poco que Gloria haya estado tan dispuesta a dejarte a cargo de la corporación.

– Se está haciendo mayor y es consciente de que no puede manejarlo todo sola.

– ¡No me estoy haciendo mayor! -exclamó con voz potente su abuela desde el marco de la puerta.

Dani miró a Gloria Buchanan, tan perfectamente arreglada como siempre y ligeramente inclinada para apoyarse en el bastón que necesitaba para caminar.

– Si quisiera podría seguir llevando yo sola la empresa -continuó Gloria-. Sencillamente, he decidido no hacerlo.

Los hermanos de Dani se levantaron cuando Gloria entró en la habitación. Reid acompañó a su abuela hasta una butaca y todo el mundo se sentó.

Dani miro a aquella mujer que había jugado un papel tan importante en su infancia. Durante mucho tiempo, hacer las cosas bien para poder impresionarla lo había significado todo para ella. Las raras alabanzas que de ella obtenía eran especialmente importantes, precisamente por lo mucho que escaseaban. Pero desde que había llegado a la adolescencia, Dani no había vuelto a recibir un solo elogio por parte de su abuela.

Siempre había sido una mujer difícil y cruel, pero aun así, Dani continuaba echando de menos a Gloria. Seguramente, eso significaba que Dani necesitaba una buena terapia.

– En primer lugar, quiero daros las gracias por haber venido -dijo Gloria sonriéndoles.

Se inclinó después hacia delante y le tomó a Dani la mano.

– Sé que estás muy ocupada.

Aquella caricia le provocó a Dani una fuerte tensión en el pecho. Años atrás, un gesto de amabilidad como aquél habría significado un mundo para ella. Pero después de tantos años de rechazo, había hecho todo lo posible para que dejara de importarle lo que aquella anciana pensara de ella. En aquella última etapa de su vida, Gloria estaba intentando recuperar su relación con ella y Dani no estaba segura de qué hacer al respecto. ¿Debería volver a confiar en su abuela?

– Quiero hablaros de mi patrimonio -continuó diciendo Gloria.

– ¿Por qué? -preguntó Walker bruscamente-. ¿Qué es lo que no nos has dicho?

– Nada, no te emociones tanto, no me voy a morir todavía. Es, sencillamente, que quiero poner algunas cosas en orden. No voy a vivir eternamente.

Dani se preguntaba si los últimos problemas de salud que Gloria había sufrido le habrían hecho más consciente de que era mortal.

– Tengo un gran patrimonio -dijo Gloria-. Sólo mis acciones en la corporación de la familia ya valen varios millones. He hecho algunas inversiones, tengo esta casa y varias propiedades más, y he decidido dividirlas entre todos vosotros.

Dani quería salir corriendo de allí. No quería oír nada más. Se alegraba por sus hermanos, pero, puesto que en realidad ella no era nieta de Gloria, no tenía ningún motivo para…

– He dividido mi patrimonio en cuatro partes -añadió Gloria.

Ninguno de sus hermanos reaccionó, pero Dani se sintió como si acabara de fulminarla un rayo. No podía oír, no podía hablar, y era incapaz de comprender lo que estaba pasando allí.

– ¿Por qué? -preguntó sin pensar-. Yo no soy una Buchanan.

Gloria se volvió hacia ella.

– Por supuesto que eres una Buchanan. Siento haberte dicho lo que te dije. Siento haber sido tan cruel contigo. No tengo excusa, de verdad. Me gustaría haberme comportado de forma diferente. No puedo cambiar el pasado, pero puedo intentar asegurarme de que a partir de ahora sepas que de verdad me importas. Mi patrimonio se dividirá en cuatro partes iguales. Reid y Lori se quedarán con esta casa dentro de unos años, en cuanto hayan abandonado su ridícula casa flotante y estén preparados para formar una familia. Walker ya se está haciendo cargo del negocio, así que recibirá más acciones. Dani se quedará con mis joyas, y con su correspondiente parte de la empresa. Cal, tú recibirás todas mis acciones del Daily Grind. Y, por cierto, quiero que sepas que soy la mayor accionista.