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Aunque no todo en su situación era bueno. Tenía el presentimiento de que en cuanto viera los periódicos de la mañana, iba a sentirse humillada como pocas veces lo había estado en su vida. Hasta entonces no había querido decir nada, estando como estaban todos pendientes de la evolución de Gloria. Pero probablemente debería contarles lo ocurrido antes de que lo vieran con sus propios ojos.

Esperó a que se hiciera un silencio en la conversación para acercarse de nuevo a la cama y preguntar:

– ¿Sabes lo que terminé haciendo anoche?

Cuando Alex se presentó en casa de Gloria era ya media tarde. Dani le invitó a pasar y le condujo hasta la cocina.

– ¿Qué tal está tu abuela? -preguntó Alex.

– Bien, ahora mismo está durmiendo La doctora nos ha dicho que pasará el resto del día adormilada. Yo voy a quedarme aquí con ella, echándole un ojo de vez en cuando. Me lo ha pedido Kristie. Se siente culpable, y la verdad es que yo también.

Alex se reclinó contra el mostrador.

– ¿Por qué te sientes culpable?

– Por haber estado disfrutando de una noche de sexo apasionado y salvaje mientras mi abuela confundía su medicación.

– Así que una noche de sexo apasionado y salvaje -sonrió-. ¿Eso fue para ti?

– No te lo creas tanto. Para empezar, tú tuviste la culpa de que no estuviera en mi casa -en realidad, no le culpaba en absoluto de lo ocurrido.

– ¿Porque siempre le controlas la medicación antes de que la tome?

– No

– Entonces, ¿es porque tu abuela no es capaz de controlar su propia medicación?

– Mi abuela es perfectamente capaz de controlar su medicación. Fue un error, un error estúpido que no volverá a cometer. Por cierto, me fastidia profundamente que utilices la lógica en un momento como este. Deberías limitarte a aceptar tu culpa y prometer que no volverás a hacerlo otra vez.

– ¿Quieres que te prometa que nunca volveré a hacer el amor contigo?

No, claro que no.

– Bueno, a lo mejor eso no, pero algo parecido.

– ¿En ese caso, no debería pensar en la posibilidad de que volvamos a hacerlo?

– ¿No te he dicho ya que me molesta la lógica? Además, me llevas mucha ventaja. Seguro que has dormido más que yo.

– No mucho más -acortó la distancia que los separaba y la besó-. ¿Quieres que empecemos otra vez? -le preguntó.

Dam apoyó la mano en su pecho.

– Sí. Hola, Alex. Te agradezco mucho que te hayas pasado por mi casa porque he tenido un día infernal.

– Estoy seguro. Pero ahora Gloria ya está mejor y eso es lo que importa.

– Es verdad. El problema es que llevo semanas montada en una montaña rusa emocional. Antes mi vida era muy aburrida. Echo de menos el aburrimiento.

– Yo también.

Dani alzo la mirada hacia sus ojos.

– ¿A ti cómo te ha ido el día?

– La verdad es que no me apetece ni contártelo. A primera hora de la mañana he tenido una reunión con mis padres. Como comprenderás, no tengo la costumbre de hablar con ellos de mi vida sexual. A esa reunión le han seguido varias con y sin el senador, en las que hemos estado hablando de las diferentes maneras de «manejar» la situación.

Dani señaló el periódico que tenía encima de la mesa. Lo había dejado abierto por la página en la que aparecían la fotografía y el artículo sobre la hora a la que había salido de casa de Alex. Nadie sabía exactamente lo que había pasado en aquella casa, pero corrían todo tipo de rumores.

– No podemos negar lo que están diciendo. Aquella noche hubo sexo.

– Y más de una vez.

Dani señaló el periódico con el dedo.

– Odio todo esto, Alex. No soporto que investiguen cada momento de mi vida. Lo sé, lo sé, es porque mi padre es un senador. Pero yo no quiero nada de esto. No quiero tener que preocuparme porque alguien pueda seguirme y hacerme una fotografía. Yo no soy famosa, no quiero salir en las noticias.

– Yo tampoco, pero es inevitable.

– Pero tú ya llevas mucho tiempo viviendo así. Estás acostumbrado. Es lo que toda tu familia espera. Mi caso es diferente. Mi abuela va a tener que leer esto.

– Mi madre me ha preguntado que si era cierto. Para mí tampoco ha sido una situación cómoda. Esto no lo quiere nadie, pero es la realidad que tenemos.

Otra vez la lógica. Si Alex tenía un defecto, era aquél.

– Pues a mí no me gusta. Yo no quiero vivir así -respondió Dani, intentando reprimir las ganas de echarle la culpa de todo.

Tuvo que recordarse que aquello no era culpa de Alex. Que los dos se habían metido juntos en aquel lío.

– Pues tendrás que hacerlo, a no ser que quieras irte a vivir lejos de aquí -su tono de voz indicaba que él había considerado la posibilidad de huir en más de una ocasión.

– No pienso renunciar a mi vida tan fácilmente. Pero me molesta no tener otra opción. Y todo por culpa de la prensa.

– Lo que tienes que hacer es vivir tu vida y dejar que se vayan al infierno.

– ¿Eso es lo que le has dicho a Katherine? -le preguntó-. Sé que esto le va a hacer mucho daño, y ésa es otra de las cosas que me molestan. Katherine no quiere ser motivo de especulación, pero lo es. ¿Por qué demonios quiere Mark ser presidente?

– Porque cree que puede hacer algo para mejorar el país. Pero estoy seguro de que lamenta que sus objetivos estén interponiéndose en tu vida.

Dani frunció el ceño.

– ¿Por qué me da la sensación de que estás enfadado conmigo? Yo soy la más inocente en todo esto.

– Todos somos inocentes, aunque tú eres la que más te quejas.

Al oír aquella respuesta, Dani estalló.

– ¿Qué? ¿Te parece que me quejo demasiado? ¿Te resulta incómodo? ¿Esperáis que sonría pase lo que pase? ¿Qué no exprese mi opinión? Por lo menos no me quejo de que al parecer continúe mi mala suerte con los hombres.

En el instante en el que aquellas palabras salieron de su boca, Dani supo que había ido demasiado lejos. Su excusa, en el caso de que tuviera alguna excusa, era que llevaba demasiado tiempo sometida a una fuerte tensión emocional y además necesitaba dormir.

– Así que para ti soy como Ryan y Hugh -dijo Alex con voz glacial-. Bueno es saberlo.

– No, no es verdad -rectificó Dani rápidamente-. Lo siento. No quería decirte eso. Es sólo que me estoy quedando sin energía. ¿Por qué no podré conocer a un chico y tener una relación normal con él? ¿Por qué las cosas no me pueden salir bien?

– ¿Te parece que conmigo las cosas no te han salido bien?

Estaba malinterpretándola a propósito.

– No, por lo menos bajo mi punto de vista -señaló el periódico-. Eso es horrible.

– Es una circunstancia externa que no tiene nada que ver con lo que ha pasado entre nosotros. Si quieres dar marcha atrás por culpa de la prensa, estarás permitiendo que ganen ellos.

– Yo no he dicho que quiera dar marcha atrás.

– Pero has dicho que era igual que los otros canallas que han formado parte de tu vida. Si eso es cierto, supongo que ya no querrás saber nada de mí.

¿En qué momento se le había ido de las manos aquella conversación? Se cruzó de brazos.

– Alex, déjalo, no quiero discutir contigo. Estoy pasando una época difícil. Ya se me pasará.

– No, con esa actitud no. Tú quieres una solución inmediata y no la hay. Fuiste a buscar a tu padre y le has encontrado. Esto no va a ser fácil, Dani, ¿quieres intentar superarlo o piensas desaparecer en cuanto se presente el primer problema?

– ¿Qué? Lo que estás diciendo es totalmente injusto. Yo jamás he huido de los problemas. ¿Crees que para mí fue fácil estar casada con Hugh? Y no fui yo la que puso fin a esa relación. No me conoces, así que no sé por qué te crees con derecho a juzgarme.

– Lo mismo te digo.