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CANCIÓN DEL TAURUS

El Toro carga al niñoal hombre y la mujer,y el Toro carga el mundocon tal que se lo den.Búscame por el cieloy me verás pacer.Ahora no soy rojocomo cuando era res.Subí de un salto al cieloy aquí me puse a arder.A veces soy lechoso,a veces color miel.Arden igual que llamasmis cuernos y mi piel.Y arde también mi rutahasta el amanecer.No duermo ni me apagopara no serte infiel.Estuve ya en el Arca,y en Persia, y en Belén.Ahora ya no puedomorir ni envejecer.Duérmete así lamidoporel Toro de Seth.Dormido irás creciendo;creciendo harás la Leyy escogerás ser Cristoo escogerás ser Rey.Hijito de Dios Padreen brazos de mujer.

CANCIÓN QUECHUA [3]

Donde fue Tihuantisuyo,nacían los indios.Llegábamos a la punacon danzas, con himnos.Silbaban quenas, ardíandos mil fuegos vivos.Cantaban Coyas de oroy Amautas benditos.Bajaste ciego de soles,volando dormido,para hallar viudos los airesde llama y de indio.Y donde eran maizalesver subir el trigoy en lugar de las vicuñastopar los novillos.¡Regresa a tu Pachacamac,En-Vano-Venido,Indio loco, Indio que nace,pájaro perdido!

CANCIÓN AMARGA

¡Ay! juguemos, hijo mío,a la reina con el rey!Este verde campo es tuyo.¿De quién más podría ser?Las oleadas de la alfalfapara ti se han de mecer.Este valle es todo tuyo.¿De quién más podría ser?Para que los disfrutemoslos pomares se hacen miel.(¡Ay! ¡No es cierto que tiritascomo el Niño de Belény que el seno de tu madrese secó de padecer!)El cordero está espesandoel vellón que he de tejer,y son tuyas las majadas.¿De quién más podrían ser?Y la leche del establoque en la ubre ha de correr,y el manojo de las mieses¿de quién más podrían ser?(¡Ay! ¡No es cierto que tiritascomo el Niño de Belény que el seno de tu madrese secó de padecer!)– ¡Sí! ¡Juguemos, hijo mío,a la reina con el rey!

EL ESTABLO

Al llegar la medianochey al romper en llanto el Niño,las cien bestias despertarony el establo se hizo vivo.Y se fueron acercando,y alargaron hasta el Niñolos cien cuellos anhelantescomo un bosque sacudido.Bajó un buey su aliento al rostroy se lo exhaló sin ruido,y sus ojos fueron tiernoscomo llenos de rocío.Una oveja lo frotaba,contra su vellón suavísimo,y las manos le lamían,en cuclillas, dos cabritos…Las paredes del establose cubrieron sin sentirlode faisanes, y de ocas,y de gallos, y de mirlos.Los faisanes descendierony pasaban sobre el Niñola gran cola de colores;y las ocas de anchos picos,arreglábanle las pajas;y el enjambre de los mirlosera un velo palpitantesobre del recién nacido…Y la Virgen, entre cuernosy resuellos blanquecinos,trastrocada iba y veíasin poder tomar al Niño.Y José llegaba riendoacudir a la sin tino.Y era como bosque al vientoel establo conmovido…

NIÑO CHIQUITO

A Fernanda de Castro.

Absurdo de la noche,burlador mío,si-es no-es de este mundo,niño dormido.Aliento angosto y anchoque oigo y no miro,almeja de la nocheque llamo hijo.Filo de lindo vuelo,filo de silbo,filo de larga estrella,niño dormido.A cada hora que duermes,más ligerito.Pasada medianoche,ya apenas niño.Espesa losa, vigaspesadas, linoáspero, canto duro,sobre mi hijo.Aire insensato, estrellashirvientes, ríoterco, porfiado búho,sobre mi hijo.En la noche tan grande,tan poco niño,tan poca prueba y seña,tan poco signo.Vergüenza tánta nochey tánto río,y "tánta madre tuya", [4]niño dormido…Achicarse la Tierracon sus caminos,aguzarse la esferatocando un niño.¡Mudársete la nocheen lo divino,yoen urna de tu sueño,hijo dormido!
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[3] El fondo de esta canción, su esencia, corresponde a otra, citada por los Reclus, como un texto oral de mujer quechua, en una edición de sus Geografías que consulté en Nueva York hace años.

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[4] Expresión popular mexicana.