Hijo mío, tú subiráscon el ganado la Montaña.Pero mientras yo te arrebatoy te llevo sobre mi espalda.Apuñada y negra la vemos,como mujer enfurruñada.Vive sola de todo tiempo,pero nos ama, la Montaña,y hace señales de subirtirando gestos con que llama…Trepamos, hijo, los faldeos,llenos, de robles y de hayas.Arremolina el viento hierbasy balancea la Montaña,y van los brazos de tu madreabriendo moños que son zarzas…Mirando al llano, que está ciego,ya no vemos río ni casa.Pero tu madre sabe subir,perder la Tierra, y volver salva.Pasan las nieblas en trapos rotos;se borra el mundo cuando pasan.Subimos tanto que ya no quieresseguir y todo te sobresalta.Pero del alto Pico del Toro,nadie desciende a la llanada.El sol, lo mismo que el faisán,de una vez salta la Montaña,y de una vez baña de oroa la Tierra que era fantasma,¡y la enseña gajo por gajoen redonda fruta mondada!
PINAR
Vamos cruzando ahora el bosquey por tu cara pasan árboles,y yo me paro y yo te ofrezco;pero no pueden abajarse.La noche tiende las criaturas,menos los pinos, que son constantes,vicios heridos mana que managomas santas, tarde a la tarde.Si ellos pudieran te cogerían,para llevarte de valle en valle,y pasarías de brazo en brazo,corriendo, hijo, de padre en padre…
CARRO DEL CIELO
Echa atrás la cara, hijoy recibe las estrellas.A la primera mirada,todas te punzan y hielan,y después el cielo mececomo cuna que balancean,y tú te das perdidamentecomo cosa que llevan y llevan…Dios baja para tomarnosen su vida polvareda;cae en el cielo estrelladocomo una cascada suelta.Baja, baja en el Carro del Cielo;va a llegar y nunca llega…Él viene incesantementey a media marcha se refrena,por amor y miedo de amorde que nos rompe o que nos ciega.Mientras viene somos felicesy lloramos cuando se aleja.Y un día el carro no para,ya desciende, ya se acerca,y sientes que toca tu pechola rueda viva, la rueda fresca.Entonces, sube sin miedode un solo salto a la rueda,¡cantando y llorando del gozocon que te toma y que te llevar!
FUEGO
Como la noche ya se vinoy con su raya va a borrarte,vamos a casa por el caminode los ganados y del Arcángel.Ya encendieron en casa el Fuegoque en espinos montados arde.Es el Fuego que mataríay sólo sabe solazarte.Salta en aves rojas y azules;puede irse y quiere quedarse.En donde estabas, lo tenías.Está en mi pecho sin quemarte,y está en el canto que te canto.¡Ámalo donde lo encontrases!En la noche, el frío y la muerte,bueno es el Fuego para adorarse,¡y bendito para seguirlo,hijo mío, de ser Arcángel!
LA CASA
La mesas, hijo, está tendida,en blancura quieta de nata,y en cuatro muros azulea,dando relumbres, la cerámica.Ésta es la sal, éste el aceitey al centro el Pan que casi habla.Oro más lindo que oro del Panno está ni en fruta ni en retama,y da su olor de espiga y hornouna dicha que nunca sacia.Lo partimos, hijito, juntos,con dedos puros y palma blanda,y tú lo miras asombradode tierra negra que da flor blanca.Baja la mano de comer,que tu madre también la baja.Los trigos, hijo, son del aire,y son del sol y de la azada;pero este Pan"'cara de Dios" [7]no llega a mesas de las casas.Y si otros niños no lo tienen,mejor, mi hijo, no lo tocaras,y no tomarlo mejor seríacon mano y mano avergonzadas.Hijo, el Hambre, cara de mueca,en remolino gira las parvas,y se buscan y no se encuentranel pan y el Hambre corcobada.Para que lo halle, si ahora entra,el Pan dejemos hasta mañana;el fuego ardiendo marque la puerta,que el indio quechua nunca cerraba,y miremos comer al Hambre,para dormir con cuerpo y alma.
LA TIERRA