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Escenas de combate. Está limitado, al planeta, y a las armas químicas, más algunas explosiones tácticas ocasionales.

Una bandera se iza sobre la Casa de Gobierno en Barton; y, desde un balcón, un hombre en traje de combate lee en voz alta un documento a una multitud entusiasmada y al Universo.

Presidente provisional Sigurdsson: —Estos sucesos nos han probado trágicamente que no podemos esperar ayuda de nadie más que de nosotros mismos para el mantenimiento de nuestros derechos, nuestra seguridad y nuestra supervivencia… Por tanto solemnemente fundamos y proclamamos la República Soberana de Eleutheria…

Olaya: —Poco después del alto el fuego, la Tierra reconoció al nuevo Estado, pero no lo invitó a unirse a la Federación. Esta omisión puede haber sido provocada por el miedo a un rechazo por parte de los colonos, que se sentían traicionados en su hora de necesidad. O puede haber sido el resultado de conversaciones secretas con los naqsa. Los diplomáticos de la Liga quizás hayan dicho que ellos podían aceptar un fait accompli, en tanto no se le diera sanción legal. Después de todo, los naqsa nunca habían reclamado Mundomar por entero: una equivocación, pero fácil de cometer por los naqsans. Lo que no podían tolerar era la presencia directa de la autoridad terrestre en una región que consideraban robada.

No sabemos si este fue el acuerdo. No nos ha sido mostrado nunca. Sabemos solamente que el cuarto norte de Mundomar era la República independiente de Eleutheria, y que estaba deseosa de más inmigración y más inversiones de la Tierra; que la Tierra la reconocía como país legítimo, pero los naqsans no; que los naqsans en los trópicos del planeta se sentían más acorralados y amenazados que nunca.

Poco después, la atención de la Tierra se distrajo por una crisis posterior en otro lugar. La Sociedad Final de Alerion ocupó el mundo colonia de Nueva Europa. Parecía ser un oponente más determinado y formidable que los naqsans. El sentimiento en favor de un compromiso de rendición finamente disfrazado empezó a correr en la Federación, conduciendo a una serie de conflictos domésticos con aquellos que abogaban por la firmeza. Al final, como ya sabemos, el partido de la resistencia prevaleció. Una corta y dura guerra espacial hizo a Alerion someterse a todos los puntos importantes.

Desde entonces, el temperamento de la Tierra ha cambiado. El hecho de que durante la guerra Nueva Europa siguiera el ejemplo de Eleutheria y se separase, no parece haber afectado a la confianza en el destino humano que la mayoría de gente defiende hoy. Rechazamos el imperialismo, admitimos su absurdo a escala cósmica a interestelar, pero toda votación desde la generación pasada ha tenido como resultado que la mayoría dice que nuestras especies no deben permitir otra vez el ser dominadas por un alienígena.

¿Nuestras especies? ¿O nuestra Federación? Ahí está la diferencia.

Escenas: El crecimiento vigoroso de Eleutheria, en población, industria y territorio; los efectos nocivos sobre las comunidades naqsan y sus tierras; la siguiente confrontación estallando en forma de guerra no declarada, cuando los humanos se anexionan el continente de G'yaaru, expulsan a los no humanos de allí y lo fortifican.

Presidente Gupta: —Nuestros hijos no vivirán con miedo. La masa terrestre de Sigurdssonia es vital para nuestra seguridad, y por tanto para la preservación de la paz en el planeta. Nos asentaremos allí con nuestros ciudadanos…

(Júbilo tumultuoso en Shangai. Gigante, en una pantalla mural, la imagen de un político pide solidaridad con los valientes eleutherianos. Es rico, pero necesita esos votos.)

Olaya: —Pasemos de nuevo mi entrevista del pasado año con el Almirante Alessandro Vitelli, Jefe de Estado Mayor de la Autoridad de Control de Paz…

Vitelli: —Sin duda. En absoluto. La Liga Naqsan está detrás de estos últimos movimientos. Y no quiero significar que estén suministrando armas y entrenando a los tsheyakkanos. Eso no es ningún secreto, como tampoco lo es que nosotros estemos asistiendo francamente a los eleutherianos. No, quiero decir que tras el escenario La Liga esté apoyando el revanchismo. De otro modo, no se habrían producido las habladurías, conocidas por todos, sobre Mundomar. Los naqsans no se lanzan a la demagogia como los humanos. Tienden a permanecer tranquilos hasta que están preparados para la acción. No nos hagamos ilusiones. Los tsheyakkanos (y, a través de ellos, todos los naqsans) quieren algo más que reconquistar Sigurdssonia. Quieren expulsar a los humanos completamente de aquel planeta.

Olaya: ¿Cree que la Tierra permitiría que eso sucediera, Almirante?

Vitelli: Por favor. Mi servicio no hace política, ejecuta la voluntad del Parlamento… Mi opinión particular, es que la presencia humana en esa parte del espacio es esencial para el equilibrio de poder…

Olaya: —Discurso de Su Excelencia Tollog-a-Ektrush, Embajador General de la Liga de Naqsa en la Federación Mundial, justo antes de ser retirado…

(Una masa burbujeante, amarillo biliosa sombreada de verde y brillando húmedamente en su desnudez, con cortas piernas acabadas con pies de uñas curvadas, membranas hasta los codos nudosos, cabeza parecida a la de un barbo, llena la pantalla. El holograma no transmite el olor, pero el audio trasporta la voz pulposa, irritantemente dura para ser seguida por los oídos humanos, a millones de habitaciones.)

Tollog: —La avistad histovica entve nuestvos dos puelos. Ciev-to, hemos sido a veñudo rivales covevciales, pevo eso ¿no es beenficoso?, ¿no es evtimulante? Todo ev mundo gana pov ev comevcio: más impovtantemente, por la inspivación d'ideas, avtes, vilosofías, pasamientos, suenios. Quisieva hacevles sabev, humanos, como nosotvos los naqsan les admivamos, cuan agvadecidos estamos pov todo lo que hemos apvendido d'ustedes y las muchas opovtunidades que sus empvesas han cveado ava cada vaza pensante, como deseamos una hevmandad 'l spíritu. ¿Y todavía no han apvendido alg'o d'nsotvos? ¿Qué puede ganav un puelo dTgevva, y qué no puede pevdev?

Sí, apoyamos a nuestvos pavientes de Tsheyakka contva la simple conk'ista. No puedo cveev que la T'yewa, la T'yevva qeu amamos, dé legalidad o asista la expoliación y extevminio de seves infoensivos en sus hogares…

¿La T'yevva tiene una obligación pava aquellos a los que ha empowecido? ¿Está movalmente obligada a vev que ganen una vida decente y una t'yevva d’su pvopiedad en donde cvecev como quievan? Sin duda. Sin duda. Se les ha negado devde have tiempo. ¿Pevo povqué a nuestvas xpensas? No hemos sido nosotvos quienes se lo hemos negado…

Olaya: La tercera apertura de hostilidades a gran escala en Mundomar precipitó una crisis que no parecía poder ser resuelta. Después de su éxito inicial, los eleutherianos podrían hacer pocos progresos más y los tsheyakkanos no se mostraron dispuestos a aceptar la derrota otra vez. Las comisiones de paz del exterior fueron ignoradas, no muy educadamente, por ambas facciones. El temor creció, alimentado por el hecho de que unos u otros adquirieran armas mayores, o pudieran tenerlas ya, las introdujeran en el equilibrado conflicto que estaba chupando la sangre de todos…

Escenas: Desfiles, manifestaciones, multitudes cantando por toda la Tierra, reclamando el rescate de Eleutheria. Unidades Navales Terrestres y Naqsan enviadas al sector. Registros de incidentes letales. Vistas de buques destrozados, tripulaciones muertas, heridos hospitalizados en su agonía: muchos de ellos prisioneros, tratados tan bien como los médicos alienigenistas son capaces mientras esperan el intercambio.

Sumario de esfuerzos diplomáticos que fallaron. La sesión parlamentaria que confía a la Tierra la supervivencia de Eleutheria.

Más incidentes. El embajador de la Liga comunica su mensaje crucial.

La sesión parlamentaria que envía a la Armada el combate.