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La tecnología produce más alimento y comodidad y permite que mueran menos niños. «Regresar a los usos antiguos» restauraría un tanto el equilibrio, sí, pero implicaría un holocausto de proporciones inimaginables, seguido por la reanudación de una aplastante miseria jamás experimentada por aquellos que ahora suspiran por las fantasías medievales y los romances neolíticos. Una forma de vida que era desagradable, brutal y casi siempre catastrófica para las mujeres.

Esto no quiere decir que la imagen pastoral no ofrezca esperanza. Al defender la naturaleza y un estilo de vida más apegado a la Tierra, algunos escritores pueden estar ayudando a crear el mismo tipo de sabiduría que imaginan que existió en el pasado. Algún día pueden diseñarse culturas pastorales verdaderamente idílicas con el objetivo de proporcionar placidez y felicidad para todos, pero conservando suficiente tecnología para mantener una existencia decente.

Pero para llegar hasta allí el camino se extiende hacia delante, no zambulléndose en un pasado oscuro, pestilente y miserable. Sólo hay un camino al pastoralismo sereno y ecológicamente sano que tantos buscan. Esa ruta pasa, irónicamente, por la feliz consumación de ésta, nuestra primera y última oportunidad, nuestra era científica.

Los comentarios y criticas de mucha gente me ayudaron a eliminar textos aún peores que los que el lector encuentra en esta versión publicada. Algunos de mis inteligentes ayudantes son Bettyann Kevles, Carol Shetler, Jean Lee, Steven Mendel, Brian Kjerulf, Trevor Placker, Dave Clements, Amanda Baker, Brian Stableford, Eric Nilsson, el doctor Peter Markiewicz, la doctora Christine Carmichael, Jonathan Post, Deanna Brigham, Joy Crisp y Diane Clark; ellos me ofrecieron su inestimable ayuda durante esta fase.

Gracias también a los miembros de Caltech Spectre, que revisaron un borrador inconcluso y me enviaron por correo muchos comentarios mientras mi esposa y yo vivíamos en Francia. Los miembros participantes son Marti DeMore, Kay Van Lepp, Ann Farny, Teresa Moore, Dustin Laurence, Eric C. Johnson, Gorm Nykreim, Erik de Schutter, Steve Bard, Greg Cardell, Stein Sigurdsson, Alex Rosser, Gil Rivlis, Michael Coward, Michael Smith, David Coufal, Dustin Laurence, David Palmer, Andrew Volk, Mark Adler, Gregory Harry, D. J. Byrne, Gail Rohrbach, Carl Dersheim y Vena Pontiac.

Por sus consejos técnicos sobre biología, así como por sus criticas generales, doy las gracias a Karen Anderson, Jack Cohen, el profesor William H. Calvin, Janice Willar, el doctor Mickey Zucker, y los profesores Jim Moore, Carole Sussman y Gregory Benford.

Como siempre se merecen un agradecimiento especial Ralph Vicinanza y Lou Aronica, así como Jennifer Hershey, Betsy Mitchell, y Amy Stout por su paciencia, Gavin Claypool por su inestimable ayuda, y, sobre todo, la doctora Cheryl A. Brigham, sin los cuales nada de lo bueno habría sido posible. Échenme a mí la culpa de todo lo malo.

Título originaclass="underline" Glory Season

Traducción: Rafael Marín Trechera

Portada: Trazo

1.ª edición: julio 1996

@ 1993 by David Brin @ Ediciones B, S.A. 1996 Bailén, 84 — 08009 Barcelona (España)

Printed in Spain

ISBN: 84-406-6585-7

Depósito legaclass="underline" B. 27.719-1996

Impreso por LIBERDÚPLEX, S.L.

Constitució, 19 — 08014 Barcelona

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