—Eso es porque no quieren que te preocupes por eso —dijo la señora Nellis—. Se supone que has de tener pensamientos positivos que te ayuden a ponerte bien.
—Es positivo que me salvaran la vida.
—Temas alegres —la reprendió la señora Nellis—. Cuéntale al doctor Wright lo que te ha traído el doctor Murrow.
El doctor Murrow le había traído un globo gigantesco en forma de corazón.
—Tiene helio dentro, no hidrógeno, así que no hay que preocuparse de que estalle como el Hindenburg —le dijo Maisie, y tuvieron que advertirle de nuevo que hablara de temas alegres.
En la semana que siguió, al globo rojo en forma de corazón se unieron otros globos con caras de smileys y ositos (no se permitían globos normales en la UCI cardíaca., ni flores), y la habitación de Maisie se llenó de muñecas y animales de peluche y visitantes. Barbara subió desde Pediatría para verla y se pasó por el laboratorio para decirle a Richard que Maisie quería verlo y darle las gracias.
—Le salvó usted la vida —dijo, y eso le recordó lo que Maisie había dicho, o más bien no había, dicho, en su primera visita. Se preguntó si por eso quería verlo.
—¿Estaba su madre delante cuando fue a visitarla? —le preguntó a Barbara.
—Sí —contestó ella, poniendo los ojos en blanco—. Yo no bajaría ahora mismo. El señor Mandrake entraba justo cuando yo salía. Yo en su lugar me mantendría lejos de él. Anda de un humor de perros últimamente, gracias a Mabel Davenport.
—¿Mabel Davenport? ¿Se refiere a la señora Davenport? —preguntó Richard—. ¿Por qué? ¿Qué ha hecho?
—¿Es que no se ha enterado? —Se inclinó hacia él, con aire confidencial—. No creerá lo que ha pasado. Su nuevo libro, Mensajes del Otro Lado, se publica el mes que viene. —Hizo una pausa—. El día veinte, para ser exactos.
—Maravilloso —dijo Richard, preguntándose qué tenía la noticia para que su sonrisita fuera tan sibilina—. ¿Y?
—Y Comunicaciones desde el Más Allá sale el día diez. Con una gira por toda la nación.
—¿Comunicaciones desde el Más Allá?
—Escrito por Mabel Davenport. El señor Mandrake dice que se lo ha inventado todo. Ella dice que él intentó que recordara cosas que nunca había visto y que lo entendió todo mal, que no hay ningún Ángel de Luz, ninguna Revisión de Vida, sólo un aura dorada que concede poderes psíquicos, que la señora Davenport sostiene que posee. Dice que ha estado en contacto con Houdini y Amelia Earhart. No puedo creerme que no se haya enterado de nada de eso. Ha salido en todos los periódicos. El señor Mandrake está furioso. Así que yo esperaría a más tarde para bajar a ver a Maisie.
Lo hizo, pero cuando bajó estaba allí la señora Sutterly, y tuvo la sensación de que Maisie quería hablar con él en privado, así que simplemente le hizo señas desde la puerta y regresó por la tarde, pero tanto entonces como durante los días siguientes la habitación estuvo siempre llena de gente, a pesar de la regla de los dos visitantes. Y él también estuvo ocupado, con reuniones con el jefe de investigación y las propuestas de becas para seguir investigando sobre la teta-asparcina. Tuvo que seguir los progresos de Maisie llamando a la UCI cardíaca.
Los informes de las enfermeras eran casi tan optimistas como los de la madre de Maisie. La niña no mostraba ningún signo de rechazo, el fluido en sus pulmones disminuía paulatinamente, y estaba empezando a comer (esto último se lo contó Eugene, que, al estar a cargo de sus menúes, se tomaba el asunto de su apetito como una responsabilidad personal).
Cuando Richard bajó el lunes, todo el personal de Pediatría estaba allí, y el martes y el miércoles estaba su madre. Finalmente, el viernes, se encontró con la señora Nellis que salía de la UCI cardíaca, quitándose la mascarilla y los guantes.
—Oh, bueno, doctor Wright, está usted aquí —dijo velozmente—. Tengo una reunión con el doctor Templeton y me preocupaba dejar a Maisie con… —Dirigió una mirada hacia la habitación—. Pero ahora sé que puedo confiar en usted para que la conversación sea tranquila y positiva.
Richard entró, curioso por ver de quién estaba protegiendo a Maisie, y esperando que no fuera de Mandrake. No lo era. Era el señor Wojakowski, con mascarilla y gorra de béisbol.
—… y lo hizo, plantó esa bomba justo en la cubierta del Shokaku —estaba diciendo el señor Wojakowski.
—¿Y ya estaba muerto? —preguntó Maisie, los ojos desorbitados de emoción.
—Ya estaba muerto. Pero lo consiguió. —El señor Wojakowski alzó la cabeza— Hola, Doc. Estaba hablándole a Maisie de Jo-Jo Powers.
—No sabía que se conocieran ustedes.
—El señor Wojakowski me hizo las chapas de perro que me dio Joanna —dijo Maisie—. Estuvo en el Yorktown. Cuenta las mejores historias.
“Sí que las cuenta —pensó Richard—, y ha encontrado al público perfecto. Alguien tendría que haberlo pensado antes.”
—No puedo quedarme. Sólo he venido a ver cómo estabas.
—Muy bien —respondió Maisie—. La enfermera Vielle me trajo un póster de Los ángeles de Charlie, y el abogado de mi madre me trajo ese globo —señaló un globo con una mariposa—, y Eugene me trajo esto.
Maisie sacó una llamativa gorra de béisbol rosa de debajo de la almohada. “De vuelta de la tumba y dispuesta para ir de fiesta”, llevaba escrito en letras púrpura. Richard se echó a reír.
—Lo sé —dijo Maisie—. Creo que es guay del todo, pero mi madre no me dejará ponérmela. Dice que tengo que pensar en cosas positivas, nada de tumbas ni esas cosas. Todo el mundo ha venido a verme excepto Kit. No ha podido porque tiene que cuidar de su tío, pero dijo que mañana todos me van a traer una sorpresa.
“¿Ah, sí?”, pensó Richard.
—¿Qué es? —exigió saber Maisie, y luego, suplicante—: Creo que ya tengo suficientes globos. Y ositos de peluche.
—Es una sorpresa. Tendrás que esperar hasta mañana —dijo él. Sería mejor que llamara a Kit y averiguara de qué se trataba.
—Parece que tienen un montón de cosas de qué hablar, así que mejor me largo —dijo el señor Wojakowski.
—¡No, espera! —protestó Maisie—. Tienes que contarme lo de aquella vez que casi se cargan al Yorktown. —Se volvió hacia Richard—. Los japoneses creían que lo habían hundido, y tuvieron que repararlo a toda prisa.
—En tres días nada más —dijo el señor Wojakowski, sentándose otra vez—. Y el carpintero del barco va y dice: “¡Tres días!”, y tira el martillo con tanta fuerza que hace otro agujero en el casco. Y el encargado del astillero va y le dice: “Un agujero más que vas a tener que reparar.” Y…
Ni siquiera se dieron cuenta de que Richard se marchaba. Una pareja ideal.
Llamó a Kit en cuanto regresó al laboratorio.
—Maisie le dijo a Vielle que siempre había deseado poder ir a la noche del picoteo —dijo Kit—, así que vamos a preparar una para ella. Las enfermeras nos dejan y vamos a hacerlo mañana a las cuatro, en la sala de reuniones de la UCI cardíaca, después de considerables negociaciones, y me preguntaba si podrías traer los vídeos. Vielle pensó que podrían ser Volcano o El coloso en llamas.
—¿Qué hay de la madre de Maisie?
—Ningún problema. Tiene una reunión con Daniels, Dutton y Walsh a las cuatro. Está litigando para que apliquen a Maisie un nuevo fármaco antirrechazo.
Alquiló Volcano y, como El coloso en llamas no estaba, Twister.