Lo hizo.
Su corazón se saltó un latido, su estómago se tensó y se le entrecortó el aliento, y oh, cómo se odió por todo ello.
Él no debería significar nada. Nada. Menos que nada si de ella dependiera.
"Clive," dijo, tratando de mantener la voz calmada incluso mientras tiraba de su mano para soltarse.
"Susannah," dijo él, cariñosamente, sonriéndole de esa forma suya, oh-que-seguro-de-mi-mismo-estoy. "¿Cómo estás? "
"Bien," contestó ella, irritada, después de todo, ¿cómo creía que iba a estar?.
Clive se giró para ofrecer una mano a su hermano, pero David ya se había puesto en pie.
"David," dijo Clive, cordialmente. "No esperaba verte aquí con Susannah. "
"Yo no esperaba verte aquí en absoluto," contestó David.
Clive se encogió de hombros. No llevaba sombrero, y un mechón de su pelo rubio le caía sobre la frente. "Hemos decidido asistir esta misma mañana. "
"¿Dónde está Harriet? " preguntó David.
"Con su madre cerca del fuego. No le gusta el frío. "
Permanecieron allí de pie durante un momento, un torpe trío sin nada que decir. Era extraño, pensó Susannah, dejando vagar sus ojos despacio de un hermano Mann-Formsby al otro. Durante todo el tiempo que había pasado con Clive, nunca lo había visto quedarse sin palabras o sin una sonrisa fácil. Él era un camaleón, deslizándose y adaptándose a cualquier situación con extrema facilidad. Pero ahora, él simplemente contemplaba a su hermano con una expresión que no llegaba a ser de hostilidad.
Pero tampoco era amistosa.
David no parecía muy contento, tampoco. Él tendía a permanecer más erguida y rígidamente que Clive, su postura era siempre correcta y formal. Verdaderamente, era raro que cualquier hombre se moviera con la sencilla y fluida gracia que Clive personificaba. Pero ahora David parecía, incluso, casi demasiado tieso, su mandíbula demasiado apretada. Cuando ellos se habían reído con tanta fuerza, solo unos momentos antes en el montón de nieve, ella había visto al hombre y no al conde.
Pero ahora…
El conde, definitivamente, había regresado.
"¿Quieres dar una vuelta sobre el hielo? " preguntó Clive, de repente.
Susannah se sobresaltó sorprendida cuando de dio cuenta de que Clive se dirigía a ella. No es que pensara que él hubiera querido dar una vuelta sobre el hielo con su hermano, pero de todos modos, tampoco parecía apropiado que lo hiciera con ella. Sobre todo con Harriet tan cerca.
Susannah frunció el ceño. Especialmente con la madre de Harriet tan cerca de Harriet. Esta era una de esas cosas que ponían a una esposa en una posición potencialmente embarazosa; era incluso peor hacérselo a la suegra de alguien.
"No estoy segura de que sea una buena idea," trató de escabullirse ella.
"Deberíamos aclarar el ambiente," dijo él, con tono decidido. "Mostrarles a todos que no sentimos ningún resentimiento. "
¿Ningún resentimiento? La mandíbula de Susannah se puso rígida. ¿De qué demonios creía que estaba hablando? Ella sentía resentimiento. Mucho. Después del pasado verano, sus sentimientos hacia Clive se habían tornado malditamente resentidos.
"Por los viejos tiempos," la engatusó Clive, con su sonrisa infantil iluminando su cara.
¿Su cara? Para ser honesto, iluminaba todo el muelle. Las sonrisas de Clive siempre tenían ese efecto.
Pero esta vez, Susannah no sintió el habitual estremecimiento de entusiasmo. En cambio se sintió un poco irritada.
"Estoy con Lord Renminster," dijo ella, rígidamente. "No sería cortés abandonarlo. "
Clive soltó un pequeño aullido de risa. "¿David? No te preocupes por él. " Se dio la vuelta hacia su hermano. "No te importa, ¿no, viejo?"
David tenía aspecto de que le importaba muchísimo, pero, por supuesto, simplemente dijo, "En absoluto. "
Lo que dejó a Susannah más irritada con él de lo que lo estaba con Clive. Sí, sí le importaba, ¿por qué no hacía algo sobre ello? ¿Pensaba él que ella quería patinar con Clive? "Bien", dijo. "Vamos allá, entonces. Si vamos a patinar, bien podemos hacerlo antes de que se nos congelen los dedos de los pies. "
Su tono solo podía ser calificado de cortante, y ambos hermanos Mann-Formsby la miraron sorprendidos y curiosos.
"Estaré en la mesa del chocolate," dijo David, dedicándole una cortés inclinación mientras Clive enlazaba su brazo con el de ella.
"¿Y si ya no está caliente, entonces estarás en la del brandy? " bromeó Clive.
David contestó a su hermano con una rígida sonrisa y se alejó patinando.
" Susannah," dijo Clive, dedicándole una cálida mirada. "Contenta de que se haya marchado, ¿eh? Ha sido un alivio. "
"¿Lo ha sido? "
Él se rió entre dientes. "Sabes que lo ha sido. "
"¿Cómo te trata el matrimonio? " preguntó ella, intencionadamente.
Él se estremeció. "No pierdes el tiempo, ¿verdad? "
"Ni tu tampoco, por lo visto," refunfuñó ella, aliviada, cuando comenzaron a patinar. Cuanto antes empezaran a dar su vuelta alrededor de la pista, antes terminarían.
"¿Entonces, todavía estas enojada? " preguntó él. "Esperaba que hubieras logrado dejar atrás el pasado. "
"Logré dejarte a ti atrás," dijo ella. "Mi cólera es algo totalmente distinto. "
"Susannah," dijo él, aunque en realidad, su voz sonaba más bien como un gemido. Suspiró, y ella lo miró. Sus ojos estaban llenos de preocupación, y su cara había asumido un aire herido.
Y tal vez, realmente, se sentía herido. Tal vez, verdaderamente, no había querido hacerle daño y honestamente pensaba que ella era capaz de ignorar todo el desagradable episodio como si nada hubiera pasado.
Pero ella no podía. Simplemente no era tan buena persona. Susannah creía que algunas personas eran verdaderamente buenas y agradables en su interior y otras solamente trataron de serlo. Y ella debía pertenecer a este último grupo, porque simplemente no podía reunir bastante caridad cristiana para perdonar a Clive. Aún no, al menos.
"No han sido unos meses agradables," dijo ella, con voz rígida y cortante.
La mano de él se apretó alrededor de su brazo. "Lo siento," dijo. "¿Pero no ves que no tenía ninguna otra opción? "
Ella lo miró con incredulidad. "Clive, tu tienes más opciones y oportunidades que cualquier otra persona que conozco. "
"Esto no es verdad," insistió él, mirándola atentamente. "Tuve que casarme con Harriet. No tenía ninguna otra opción. Yo…"
"No " le advirtió Susannah, con voz grave. "No sigas por ese camino. No es justo para mí y ciertamente no es justo para Harriet. "
"Tienes razón," dijo él, algo avergonzado. "Pero…- "
"¡Y me importa un comino por qué te casaste con Harriet. No me importa si llegaste hasta el altar con la pistola de su padre apretada contra tu espalda! "
"¡Susannah! "
"No importa como o por qué te casaste con ella," siguió Susana, apasionadamente, " podrías habérmelo dicho antes de anunciarlo en el baile de los Mottram delante de los cuatrocientos invitados. "
"Lo siento," dijo él. "Fue imperdonable por mi parte. "
"Ya lo se," refunfuñó ella, sintiéndose un poco mejor ahora que había tenido la posibilidad de desahogarse directamente con Clive, en vez de como habitualmente lo hacia a solas. Pero en todo caso, ya era suficiente, y advirtió que no quería permanecer más tiempo en su compañía. "Creo que deberías llevarme con David," dijo.
Sus cejas se elevaron. "Ahora es David, verdad? "
"Clive," dijo ella con voz irritada.
"No puedo creer que llames a mi hermano por su nombre de pila. "
"Él me dio permiso para hacerlo así, y de todas formas no creo que esto sea algo que te incumba."